domingo, 6 de octubre de 2024

Reflejos del alba: música y poesía para el amanecer

 

Cuando amanece,

cubierta de rocío
está la rosa.

Somos testigos de un espectáculo sublime que nos perdemos cada día. La vida nos torna disidentes de la belleza. Queremos correr más que el tiempo y no nos paramos a mirar. Nada nos compensará el habernos perdido la luz de un amanecer. Cuando amanece, pequeñas gotas cubren hojas y flores que dormían en la noche callada. Nada respira, es la hora del silencio. Paisajes de sol y niebla. "A veces uno amanece con ganas de extinguirse… Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente. A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos y nuestras narices se hinchan y somos horribles y lloramos y queremos extinguirnos… Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse..." dijo Julio Cortázar. Cierto. Pero el primer rayo de la luz de la mañana nos murmura: la vida sigue.

AMANECE EN DOSRIUS
 
Se desmenuza la noche en el corazón de la niebla.
A través de mi ventana
veo procesiones de árboles que se desperezan.
Hay quietud, calma, letargo
en el frío de un amanecer en vela.
Mientras la luz alcanza los más lejanos portales,
espero ese rayo de sol alumbrando mi frente.
Ya no es destino mi almohada.
Siento el tiempo escurridizo, fugitivo,
huyendo del clamor de tantos sueños
engendrados en el vientre de esa luna
que cuenta las estrellas, cada noche,
una a una, para no perderlas.
La niebla se disipa.
Escucho los buenos días del sol sobre la tierra,
el lento despertar de los latidos,
con un rumor tibio de colores,
zapatos, voces y alientos,
carreras que llegan tarde, para empezar a vivir.
Ardiente paciencia la del sol…
Despierta, sueño un amanecer que no ha nacido:
el primer rayo de luz reflejado en tus ojos
y tu dorada sonrisa como despertar.
Cabe el sol entero en tu mirada al despuntar el día.
Por fin recibo la blancura del alba
con un grito ahogado entre las manos.
Gozoso impulso de amanecer tardío.
 
(Dosrius, 2 de enero de 2011.
La foto la hizo mi hija Ainhoa el 15 de agosto de 2010)

("El Amanecer" Peer Gynt, de  Edvard Grieg)

Los rayos crepusculares  rompen  las nubes. En cada uno hay escrito un libro de luces infinitas, un sol que amanece, que siempre está ahí para quien camina, fuerza humana que transita por los oscuros laberintos de la existencia. Todo comienza con un amanecer, pero lo que importa es lo que hagamos antes del crepúsculo.

AMANECE
 
Cuántos sueños escondidos
sin saber qué hacer con ellos,
cuántos momentos perdidos, lejanos, queridos, bellos....
No saber cómo atrapar
el profundo sentimiento
que al suave despertar
es la brisa y el aliento.
Como nube que entorpece
la mirada en el recuerdo
es la mente que enloquece
que vivirlo ya no puedo.
Cuántos sueños escondidos
sin saber qué hacer con ellos,
cuántos momentos perdidos,
quizás...esté ya despierto.
 
(Mario Benedetti)


("Amanecer", Daphnis et Chloe, Maurice Ravel

Un amanecer es un poema escrito en la tierra con palabras de luz. Las palabras se mezclan con la via. Por eso es bueno inventarse nuevas definiciones como hace Luis García Montero. Convicción: una firmeza en las personas serenas. Optimismo: compromiso posible más allá de la ingenuidad. Despertador: animal de compañía que nos invita a repasar el amanecer para perfeccionar la vida.

AL AMANECER

Salta cantando alegre en la enramada
el tierno pajarillo sus amores,
pasa besando las sencillas flores
la juguetona brisa enamorada.
 
Se retira la noche avergonzada
de tanta luz, encantos y colores
y baña con sus tibios resplandores
naciente rayo la órbita azulada.
 
Se despierta cantando la mañana
la venida feliz del nuevo día,
cúbrese el cielo de color de grana.
 
Todo es amor, doquier todo armonía,
que hasta un borrico atado a mi ventana,
rebuzna deleitable sinfonía.
 
(Vicente Ruiz Llamas )

(“Serenade” Franz Schubert)

Hay un sol que amanece en cada herida, un rayo de luz que se cuela por la rendija del alma despabilando de a poco junto al castrado silencio.

RIMA LXII
 
Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se dilata
en ardiente explosión de claridad.
 
La brilladora luz es la alegría;
la temerosa sombra es el pesar:
¡ay! en la oscura noche de mi alma,
¿cuándo amanecerá? 

(“Campanas del alba” Eduardo Sainz de la Maza)

Con intrépida arrogancia y elegancia desmedida, las primeras luces del día dejan entrever la bruma blanca como un sudario, mientras se va encendiendo al sol, somnoliento secreto de una ilusión reprimida.

ALARGAME EL ABRAZO

Hombre soy que en la pálida mañana
ruega a la luz demora de su paso;
hay tanto que beber aún de tu vaso,
tanto de ti la noche se engalana.
 
Cuando la aurora llame a la ventana,
pretendamos dormir, como si acaso
nuestro sueño, cubierto de retraso,
requiriera repique de campana.
 
Prolongaré la noche, tuya y mía,
sobre la tersa cúpula del día,
que desconocerá el amanecer.
 
Alárgame el abrazo, que no puedo
detener más el tiempo, y tengo miedo
que vayas pronto a desaparecer.
 
("Soneto 896" Francisco Álvarez Hidalgo)

(“Amanecer” Joseph Haydn)

La ciudad se despereza y recupera poco a poco su latido pausado. La ciudad se despereza, hundida en su pozo brumoso reclamando su dosis de vida. La ciudad se despereza como si no tuviera ninguna prisa. Mientras, late despierta la poesía.

En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.
 
La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.
 
Todas las tardes terminan su cansancio.
 
Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.
 
En toda esquina vigila el sueño
y es tu recuerdo la única pena
que humilla la altivez de las aceras.
 
Lejos, el primer mendigo,
traiciona el portal donde ha dormido.
 
Y la ciudad se abre como una carta
para decirnos la sorpresa de sus calles.
 
(Norah Lange)


 AMANECER EN VALENCIA

Estas rachas de marzo, en los desvanes
--hacia la mar-- del tiempo; la paloma
de pluma tornasol, los tulipanes
gigantes del jardín, y el sol que asoma,
bola de fuego entre dorada bruma,
a iluminar la tierra valentina...
¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,
y velas blancas en la mar latina!
Valencia de fecundas primaveras,
de floridas almunias y arrozales,
feliz quiero cantarte, como eras,
domando a un ancho río en tus canales,
al dios marino con tus albuferas,
al centauro de amor con tus rosales

(“Amanecer Madrileño” Pablo Sorozábal

Alba: presencia de la sangre, tristeza de la agonía de la Naturaleza moribunda. Luto infinito, dolor de la pérdida.

LIED I
 
Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.
 
Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.
 
Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino
señales de muriente dolor.
 
Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.
 
Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.
 
Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan el árbol morir.
 
(José María Eguren)


 ("Cantos del Alba" Robert Schumann)

A mitad de camino entre la mar y el cielo, rayos de luz crepuscular; fértil gesto de vida proseguida sobre la arena oscura expuesta al sol. Amor que acoge el laberinto de nácar donde verter nuestros sueños.

 Pero cuando amanece
en la playa larga y solitaria,
cuando el sol comienza a acariciar
las dunas y las olas,
cuando las gaviotas y los peces
saludan jubilosos el despertar de la mañana,
entonces el mar, mi mar,
me habla de emociones contenidas
mientras mis pasos presurosos
interrumpen el cristal claro de las aguas
en las orillas de la playa.
 
Entonces me hago de sueños
y dejo acunar los sentimientos dormidos
en cada paso, en cada huella
de aguas y de arenas. Entonces
mi canto es un canto de peces y gaviotas,
de barcos que faenan a lo lejos,
de bancos de sardinas o jureles
que buscan su amor desesperado.
 
Y mis pasos, que el agua borra
pero que guarda la arena dorada,
son versos de esperanza
que voy lanzando a los vientos,
al agua, a las olas, a las gaviotas...
a todo lo que añoro y lo que amo.
 

(“Alba, aliento de ballenas, mar helado, de 7 haikus para piano solo” Thierry Huillet)

“Que mi canto sea simple como el despertar en la mañana, como el goteo del rocío en las hojas, simple como los colores de las nubes y los aguaceros a medianoche”. (Rabindranath Tagore)

AMANECER CON LLUVIA
 
Bueno es saber sin saber que se sabe.
Saber es la riqueza de lo que no se tiene.
Amo este día gris. Es un hueso de aire
que roe el aire.
Llueve como una letanía.
¿Qué me dice esta lluvia?
Llueve, extiendo las manos
con las palmas hacia arriba.
Recojo vida en ellas. Llueve.
¿Tiene sombra la nieve?
¿Y el granizo y la lluvia?
¿Tiene sombra cada pétalo
de la orquídea?
¿Y el perfil delicado del filo de una estrella?
Como un estribillo interminable llueve.
 
( Ángel Guinda)

(“Pour remercier la pluie au matin”, Claude Debussy )

Llega la madrugada para dejarnos en medio de nuestro propio silencio. Con el canto del gallo, se disipan la tiniebla nocturna y ese temor sombrío que nos impuso la noche con su espesura.

De madrugada
todo el silencio duerme,
el gallo canta.
(Valentín García Alonso)

"Era un glorioso día de julio, uno de esos días que sólo llegan después de muchas jornadas de buen tiempo. Desde el amanecer, el cielo estaba claro; la aurora no se inflamó en fuegos, sino que se tiñó de suaves arreboles. El sol -ni abrasador como en la época de la canícula, ni turbiamente rojo como en vísperas de la tormenta, sino radiante y benigno- discurría plácido detrás de una larga y estrecha nube, brillaba suavemente y se sumergía en su bruma de color lila. El alto borde sutil de la nubecilla relucía, serpeando, y su lustre parecía el de la plata labrada.” (El prado de Bezhin - Memorias de un cazador de Ivan Turgénev)

EL AMANECER
 
Blando céfiro mueve sus alas
empapadas de fresco rocío...
De la noche el alcázar sombrío
dulce alondra se atreve a turbar...
Las estrellas, cual sueños se borran...
Sólo brilla magnífica una...
 
¡Es el astro del alba! La luna
ya desciende, durmiéndose, al mar.
 
Amanece: en la raya del cielo
luce trémula cinta de plata
que, trocada con fulgente escarlata,
esclarece la bóveda azul;
y montañas y selvas y ríos,
y del campo la mágica alfombra,
roto el negro capuz de la sombra,
muestra nieblas de cándido tul.
 
¡Es de día! Los pájaros todos
lo saludan con arpa sonora,
y arboledas y cúspides dora
el intenso lejano arrebol.
 
El Oriente se incendia en colores...;
Los colores en vívida lumbre...,
¡Y por encima del áspera cumbre
sale el disco inflamado del sol!
 
(Pedro Antonio de Alarcón)

(“Crepúscule matinal” Erik Satie)

Cuánta belleza y sensibilidad en notas y versos… Pero hay otros amaneceres llenos de espanto y destrucción con la única música del rugir de las bombas israelíes y los únicos versos el llanto y el grito de dolor de seres indefensos. En agosto de 2022 hubo una Operación Amanecer, qué ironía... Los amaneceres en Gaza desde el 7 de octubre de 2023 son un infierno: 41.800 personas muertas, entre ellos 16.500 niños (incluidos 169 bebés nacidos después), 2.955 personas mayores de 60 años y más de 11.800 mujeres, a los que se suman más de 96.359 heridos (incluidos 8.663 niños y 19.000 mujeres) y más de 10.000 desaparecidos, más de la mitad de los desaparecidos son niños. Y la Franja devastada. Esos amaneceres sí los contemplamos sin hacer nada. 

Imposible acabar sin gritar: ¡Poned fin al genocidio palestino! No seamos soldados de los telediarios y los magacines, dejemos de ser habitantes de las trincheras mediáticas, no nos lavemos las manos con agua que está teñida con sangre. Digamos ¡basta! ¡Palestina libre desde el río hasta el mar!

"El grito de Gaza" Omar Esstar

Cuidaos mucho. Y cuidad la Cultura para que ella cuide de nosotros. ¡Y no a la invasión rusa! ¡Libertad para Ucrania! 

Buenas noches.  Bona nit.  Boas noites. Bones nueches. Arratsalde on Надобраніч. طاب مساؤك. לילה טוב

No hay comentarios:

Publicar un comentario