ANGELUS
Quién me iba a decir que el destino era esto
Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.
Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.
Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.
Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.
Pobre. El Jesús de la Biblia (hay
que ver la que se ha liado para poder justificar que una mujer tuvo un amante)
era pobre. Pobre como tantos y tantas abocados a la miseria por la avaricia del capital. ¿Cuántos brazos
cabrán en las interminables mesas de los comedores sociales esta Navidad?
¿Cuántos niños con el estómago vacío y sin regalos? Hay momentos en los que no puedo evitar echarme a llorar.
Tengo que reconocerlo, adoro la
Navidad. El pesebre (Belén, le decíamos en mi casa) es el cordón umbilical de
la niña que fui, lo mejor de mi infancia, sin duda. Las horas que pasé junto a
mi padre, un artesano de la marquetería, montándolo... los paseos a la riera a
por musgo, arbustos y piedras... el papel de embalar, la pintura a la "cola
de pescado" hirviendo en una lata de tomate de medio kilo sobre un
hornillo (no se podía dejar enfriar que enseguida se solidificaba)...los polvos
de pintura ocre, marrón, verde, blanca, lila, azul, roja, amarilla, y su
habilidad para hacer aquellas maravillosas montañas de cartón piedra (fue
fallero en Valencia y se le notaba el arte)... el agua del río (de verdad) con
cascada, pozo y lago donde se bañaban los patos y lavaban las lavanderas. El portal,
verdaderas filigranas, una obra de arte con telarañas y todo, hechas con
pegamento Imedio... el castillo de Herodes a partir de una caja de puros... las
casas del pueblo, que hoy adornan mi "Belén" , de estilo árabe con cúpulas de tapones de champán (entonces
no había cava). Todo pintado con tal esmero que parecían de verdad... envejecidas
por el tiempo. Y las luces. Las casas, el portal, el camino, el fuego de
los pastores, la Anunciación ¡con luz propia! Ver a mi hija vivir esa ilusión
ha sido un regalo de Reyes adelantado. ¡Merry Christmas, Ainhoa!
Merry Christmas, Baby
de Lou Rawls
La Navidad tiene música, no hay nadie que lo dude. Apenas aparecen en el calendario los primeros días de diciembre, es música de Navidad, entrañable. La música navideña nace muchas veces de manera anónima, con unas raíces populares en su gran mayoría y de ahí surgen todo tipo de versiones. También han habido grandes compositores que han dedicado obras a la Navidad; así encontramos conciertos y oratorios de gran calidad. Pero el encanto de la música de Navidad no está tanto en su mayor o menor calidad musical sino en los sentimientos que suscita en cada uno de nosotros. Para los amantes de la buena música nada supera la sensación borrosa caliente que se obtiene de las clásicas canciones navideñas cantadas por los cantantes clásicos del jazz. Clásicos y contemporáneos que se han acercado a la interpretación de la música de la Navidad.
Como este clásico The Christmas Song (Castañas asadas en
fuego abierto) de Nat "King" Cole, una grabación de 1946 que es
considerada por muchos como la lectura definitiva del tema. La cálida voz de
Cole ahuyenta el frío invierno.
La vida de Duke Ellington es la historia viva
del jazz, desde los remotos tiempos del ragtime a las variopintas fusiones de
los años setenta. “La música es mi
amante” fue el título de su autobiografía. Por ello no podía faltar en esta
selección con su particular adaptación de Jingle Bells junto a su orquesta.
Have Yourself a Merry Little Christmas es una canción
introducida por Judy Garland en el musical de 1944 “Meet Me in St. Louis” Esta
versión de Ella la Primera Dama del
jazz, tiene un estilo sin igual. Su swingin Christmas
suena alegre, sincero y divertido, un poco de aire fresco para esta Navidad.
Frank Sinatra más tarde grabó una versión con letras modificadas, que se ha vuelto más común que el original. La canción fue escrita por Hugh Martin y Ralph Blane.
Seguimos para bingo en esta selección (que podía haber sido otra) de standards del jazz para Navidad. A continuación Diane Reeves con su Christmas Time Is Here, una canción popular escrita por Vince Guaraldi en 1965 para el “Charlie Brown Christmas Special Intitally” En orígenes era un tema instrumental, pero Guaraldi añade la letra en el último minuto.
Para acabar, Christmas in New Orleans del inconmensurable Louis Armstrong que consigue expresar el ambiente musical de Nueva Orleans en los años 20, un encuentro con el nacimiento del jazz clásico. Fue en ese lugar y momento cuando una sencilla música popular se transformó en una elaborada forma de arte musical de considerable sofisticación, gracias a la influencia directa de las innovaciones ideadas por Armstrong, considerado desde entonces una de las figuras de referencia en la historia del jazz.
Nada más. Me despediré como los compañeros de la marea blanca: FELIZ SANIDAD Y PÚBLICO AÑO NUEVO.
25 de diciembre
Mi querido amigo Miguel Sagües, amante de jazz y enamorado de la Navidad como yo nos propone el clásico O Tannenbaum en versión de Vince Guaraldi Trio. Vince no tenía ni idea de lo importante que su música sería para las Navidades de la cultura occidental cuando gravó estos temas a finales de los '60'.
25 de diciembre
Mi querido amigo Miguel Sagües, amante de jazz y enamorado de la Navidad como yo nos propone el clásico O Tannenbaum en versión de Vince Guaraldi Trio. Vince no tenía ni idea de lo importante que su música sería para las Navidades de la cultura occidental cuando gravó estos temas a finales de los '60'.