Solía refugiarme en Barcelona, una ciudad
civilizada, pero incluso en Barcelona el lobo aullaba y se desquijaraba y el
cielo se rasgaba y todo era irremediable. (Roberto Bolaño)
Parece que,
por fin, llegó de verdad el otoño y sus primeros y anhelados fríos, sus
paisajes ocres, las necesarias lluvias (quizás esta vez se le ha ido la mano). Sin embargo, trae también algunos trastornos emocionales para muchas personas.
Una sensación de dulce tristeza difusa. Unos episodios que pueden adquirir
mayor intensidad en estos tiempos convulsos, especialmente para personas
informadas. (Por favor. No informen más a este pobre corazón). En esos casos,
los accesos de nostalgia resultan inevitables.
Fragmento de la portada de la revista digital Lecool. 1-7 de nov. |
Dicen que
Barcelona es una ciudad dada a la nostalgia. Cada generación tenemos nuestra
Barcelona mitificada. Añorada. La ciudad y la época de los buenos recuerdos, de
las emociones que perduran en la memoria. Emociones en una ciudad hermosa,
lunática e indescifrable, como dijo Gabo, donde dejé un puñado de años de mi vida. Siente una
nostalgia de la ciudad. O quizá sólo del tiempo que se fue. Todos sabemos que la nostalgia siempre se escribe con música.
El primer tema
de esta noche, Un cor a Barcelona, es
del cantante catalán Lluis
Llach, el sexto tema de su álbum “Geografía” (1988), "una especie de mapa"
según sus palabras que incluye canciones dedicadas a Barcelona, Palestina, al
Chile de Salvador Allende y a la Suráfrica de Winnie Mandela. Del "ataque
histérico de olimpismo que sufrimos desde hace un año" (a raíz de
la nominación de Barcelona como sede de los Juegos
Olímpicos del 92), explicaba Llach en los conciertos de presentación del
disco, surgió esta canción, evocación
de la ciudad de Ocaña, de la droga y de las bolsas de pobreza.
Sigamos con cataurores. En Madrid tienen a Sabina, pero en Barcelona tenemos a Serrat. El Noi del Poble Sec abría el exquisito y evocador “Material sensible” (1989) con este agridulce homenaje a su ciudad. Serrat siempre nos avisa del peligro de la nostalgia (“por favor, no se hagan daño”). En esta declaración de amor a Barcelona parece llevarse muy bien con los recuerdos. Si queréis daros un paseo por la Barcelona serratina, entrad en este interesante enlace que analiza la presencia de la ciudad en sus letras.
Sigamos con cataurores. En Madrid tienen a Sabina, pero en Barcelona tenemos a Serrat. El Noi del Poble Sec abría el exquisito y evocador “Material sensible” (1989) con este agridulce homenaje a su ciudad. Serrat siempre nos avisa del peligro de la nostalgia (“por favor, no se hagan daño”). En esta declaración de amor a Barcelona parece llevarse muy bien con los recuerdos. Si queréis daros un paseo por la Barcelona serratina, entrad en este interesante enlace que analiza la presencia de la ciudad en sus letras.
Sin embargo, a pesar de lo que nos dice Serrat, la
Barcelona del siglo XXI no acoge, expulsa. Aunque, para ser sincera, yo me quedé huérfana de
Barcelona hace muchos años. Jesús dice que nació dos veces, en Anguix (un pueblecito de la Ribera del Duero) y
en Barcelona. Y que él es de Barcelona y del PSUC.
Yo no; yo no tenía pueblo, me adoptaron en el suyo. Para mí, Barcelona era mi
única ciudad. Hace años que no lo es, que me la robaron. La Barcelona que nos
dejaron las Olimpiadas
y los posteriores gobiernos municipales no es mi ciudad.
La mía es la
Barcelona de La
Verneda celebrando San Juan con hogueras en la calle, la de El Raval cuando montamos un “picadero”
con unos amigos. Las putas de la calle de las Tapias, cuando era una jovencita,
y los chulos diciendo a nuestro paso "no decidles ná que no son de aquí”,
y sentirme segura entre todos ellos. Y es que entonces no había droga; y los
ladrones, los macarras y las putas tenían una ética. La Barcelona de los
Tinglados de la Barceloneta
y sus bares de tapas (¡únicos!) con sabor a pueblo y a clase obrera, la de Pueblo Nuevo,
secuela del barrio de pescadores que fue, con El Tío Ché en su Rambla (el Ayuntamiento
ha querido retirar su emblemático “ninot” de la calle porque iba contra las
ordenanzas y una
masiva y contundente movilización vecinal le hizo “indultarlo” ) y aquella playa
donde íbamos Jesús y yo a darnos revolcones. Una Barcelona VIVA con ALMA y
personalidad. Con Historia de clase obrera.
Pensar en la
Barcelona de la Semana
Trágica, en la Barcelona anarquista, en la Barcelona que fue capital
mundial de la revolución en 1936 es pensar ya en una ciudad que nada tiene que
ver con la Barcelona post-olímpica. Barcelona olvida las personas que han ido
construyendo su historia colectiva, llena de batallas perdidas y sueños
abandonados, enterrados.
Rudy Ventura le dedicó
este un swing al estilo Broadway. Es nuestro New York New York.
Un poco de alegría no nos vendrá mal.
La transformación de Las Ramblas, el corazón de Barcelona, mestizas, plurales, marginales y variopintas (los personajes que se encontraban en ella no los veías en ninguna otra ciudad del mundo) es la muestra más evidente de su pérdida de identidad. Las Ramblas eran el libre, el constante ejercicio de la lectura, pues sus quioscos estaban abiertos todos los días del año, las veinticuatro horas, y en ellos se vendían periódicos y… libros, ya veis. Las Ramblas han sido uno de esos extraños sitios del mundo en que una persona podía comprarse un libro a las cuatro de la mañana. Y flores, también podías encontrar flores a cualquier hora.
Pero a las
Ramblas ya no les gusta ir a los barceloneses. Las Ramblas están más cerca hoy
de Lloret de Mar, que de Barcelona. Barcelona, ciudad de Ramblas sin
barceloneses, y de Ramblas sin libros, y de Ramblas sin quioscos nocturnos y de
Ramblas casi sin flores. La administración incluso reguló los espacios de las
estatuas humanas, echó a los músicos callejeros que tanta vida daban, obligó a
unos horribles quioscos "modernos"... Lo popular desapareció. Quizás
el brutal atentado yihadista del 17 de agosto del año pasado nos la devolvió un poco, ¡qué barbaridad!,
por poco tiempo. Hoy he escuchado en las SER que están planteando una nueva
remodelación: un
solo carril de circulación y más espacio para las personas. A ver…
Hay varias
canciones dedicadas a Las Ramblas. De ellas, la que más me gusta, sin duda, es
la de Manu Chao uno de
los artistas que más ha proyectado fuera de nuestras fronteras la imagen de la
Barcelona espontánea y de calle y de su multiculturalidad. Hijo de emigrantes
españoles, Manu Chao es uno de los artistas más reconocidos en todos los
rincones del planeta.
Claro que antes de Manu Chao en solitario estuvo Mano Negra, el explosivo
combo que José Manuel Tomás Arturo Chao Ortega montó con su hermano Antoine y
su primo Santiago. Y en el primer LP de Mano Negra, “Patchanka” (1988), se incluía
esta brillante amalgama de rock, ska, rumba y música latina, guiada por una
trompeta irresistible y una anfetamínica interpretación vocal que más que
cantar escupe versos. En el videoclip, Manu y sus colegas se dedican a trasegar
quintos de Estrella Dorada y a robar carteras en el Park Güell. La Barcelona de
1988 en todo su esplendor.
Cuando las
penurias de la posguerra parecían no tener fin, el compositor Manuel Moreno escribió en 1948 esta coloreada exaltación de Barcelona, "perla del
Mediterráneo", a ritmo de foxtrot que, durante décadas, fue el primer gran
himno de la ciudad. Hubo muchas versiones, como la de Los Clippers, la de la orquesta Chavales de España o la de Andy Russell, pero la más popular fue la
del gran cantante de boleros y pasodobles Jorge Sepúlveda que, como siempre, cantaba sin
despeinarse.
Varios años después, Jaume Sisa haría su propia lectura del clásico en su disco quizá más marciano, “Barcelona postal”, de 1982.
Si lo pensáis,
Barcelona, no es una ciudad para vivir sino un parque temático sembrado de especuladores, pisos turísticos, cadenas de comida rápida y ropa de usar y tirar. Unos y otros
(da igual el color político) convirtieron mi ciudad en una Barcelona de diseño,
aséptica, para el turismo, que nos ha invadido y nos está echando, y para el negocio. Una ciudad de espalda a las personas. Una
ciudad para vivir sin vida. Como tantas. Es un pecado de lesa humanidad lo que
han hecho. En pocos años pasamos de lo popular a lo masivo. Y a mí lo popular me pone.
Corría el año
2006 cuando ZPU lanzó al
mercado su primer disco, “Hombre de oro”. Uno de sus temas más potentes, necesariamente
crítico, es Noches en BCN, en
colaboración con el rapero alicantino Nach, en el que el rimador ofrece
un monumental fresco noctámbulo de la realidad de la ciudad de los prodigios.
Dejando de
lado la apoteosis del tópico guiri, con sus previsibles alusiones a la Sagrada
Familia, las Rambles y la sangría de la canción de Ben
Sheeran sobre Barcelona, busco más canciones dedicadas a mi
ciudad, para reconciliarme con ella. Las hay a montones y de todo tipo. Unas,
intentando desafiar los clichés, otras cayendo más o menos de bruces en los
lugares comunes. Y algunas convertidas, con el paso del tiempo, en auténticos
himnos.
Ya veis que no
hay género musical que no tenga nada que decir sobre esta ciudad. Gitana Hechicera fue compuesta por Peret para la ceremonia de
clausura de los Juegos Olímpicos, e interpretada por Los Manolos, Los Amaya y el propio Peret.
Profundizando
en las raíces de los sonidos más característicos de la música autóctona de la
ciudad, el grupo liderado Joan Garriga, la Troba Kung-fú, en su LP "A la panxa del bou" (2010) atesora un homenaje muy sentido a Barcelona en el que, como no puede ser de
otra manera, La Rambla es conductora.
La cantautora,
actriz, escritora y filántropa Jewel
publicó en 1998 su segundo disco, “Spirit”, uno de cuyos cortes era una esta
canción titulada, sin más, Barcelona,
en la que toca el bajo Flea, de Red Hot Chili Peppers. No estamos aquí ante un
tema dedicado a la ciudad y sus defectos o sus virtudes, sino a la ciudad como
contexto de un estado emocional frágil, tembloroso.
Y llegamos al final, cómo no, con este himno. Hace 26 años,
el mundo miraba a Barcelona por la celebración de los Juegos Olímpicos. La
canción Barcelona se convirtió en el
himno de los Juegos. Compuesta por el líder de Queen, Freddie Mercury, y Mike Moran e interpretada
por el propio Mercury y Monserrat Caballé.
Ambos sellaron un dúo histórico en la ceremonia inaugural. Emotiva, suntuosa y kitsch a partes iguales, la canción es
un desaforado canto de amor a la ciudad, olímpica o no. Su mensaje hoy cobra más sentido que nunca. Porque el miedo nunca,
nunca debe triunfar.
Pero, por
muchas canciones que escuche no hay nada que hacer. Sólo queda la nostalgia, el
dolor que encierra la idea de regreso, o mejor, la imposibilidad humana de
volver sobre nuestros propios pasos. La repetición es imposible. Si alguien
consiguiera cerrar el círculo entre su principio y su final, sería eterno.
Imposible. El círculo es una quimera. Seguramente mi Barcelona nunca fue como
la imagino, lo sé. Y, sin embargo, quiero volver a ella.
Buenas noches. Bona nit.
Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 グッドナイト Buonanotte.
לילה טוב. Oíche mhaith. Wengi alus.
Bones nueches.
(El meu amic Joan Fontsubirà me propone esta canción de Quico Pi de la Serra "Passejant per Barcelona" . Animaos a seguir su ejemplo!)
(El meu amic Joan Fontsubirà me propone esta canción de Quico Pi de la Serra "Passejant per Barcelona" . Animaos a seguir su ejemplo!)
(5/11/18) Mi sobrino Guillermo me propone este tema de Gato Pérez Barca, cielo y ola de su LP "GatoxGato".
Como podéis leer en la revista Efe Eme, “GatoxGato” se
graba en febrero de 1986, una época de convulsión en Barcelona. Convulsión
anímica sin motivo claro, pero lo cierto es que la ciudad está de bajón. Era un
erial, músicos y discográficas habían huido en masa a Madrid y la nueva
espoleta, los Juegos Olímpicos, no desvelarían su acomodo hasta octubre de ese
año. Una época de desamparo en que el Gato sigue creyendo en su ciudad, se
planta y disemina su confianza: “Ella volverá a hablar” dice la letra. Por
cierto, si traducís ‘Barca, cielo, ola’ al catalán da algo así como ‘Barca,
cel, ona’.
Me parece
imposible que me haya olvidado de mi amigo Pep Ladó y de este tema, que fue
durante años el tono del teléfono de Jesús, que ha sido quien me ha hecho la
propuesta y comentario.
Hace algo más
de diez años, AiAiAi, el celebrado grupo de rumberos en el que mi amigo, y
excelente artista, Pep Lladó tenía algo que ver, publicaron un tema en un CD
auspiciado por la revista Time Out "La rumba de Barcelona". Con ella
grabaron un videoclip. Este es el tema y el video.