Un sonido impulsado por el alma
El
sábado comprobé, una vez más, que Spotify toma decisiones por su cuenta.
Estábamos en el coche, de regreso a casa después de llevar a cabo alguna de las
últimas compras de Navidad, cuando el programa se puso en funcionamiento sin
previo aviso ofreciéndonos algo que escuchar. Ya sabéis que Spotify analiza
nuestros gustos y nos propone aquello que cree que nos puede interesar. Y, en
general acierta.
De esta manera
he conocido a la sensual vocalista Sarah Jane
Morris que me ha parecido en todos los sentidos una voz, como mínimo, original.
Para escucharla hay que dejar de lado todas las ideas preconcebidas sobre
estilos musicales. Sarah se encuentra a horcajadas en el rock, el blues, el jazz y el soul; pero sorprende, sobre todo,
cómo su voz maneja un rango de cuatro octavas que retumba desde los tacones de sus zapatos hasta
las puntas de su melena de color rojo fuego, algo que la convierte en una de
las cantantes más versátiles y distintivas de la Gran Bretaña. Todas las
críticas que he leído sobre ella la califican como una de las mejores
vocalistas de jazz-soul del mundo en los últimos veinte años, ahí es nada.
Cuando el río suena…
En sus inicios
ya tuvo un enorme éxito comercial como co-vocalista de Jimmy Somerville de The Communards encabezando,
en 1986, las listas de éxitos durante cinco semanas con el tema Don't Leave Me This Way (No me dejes
así), vendiendo 100.000 copias de su álbum solista homónimo (1989). Cuando le
he vuelto a escuchar la he reconocido en el fondo de mi banda sonora vital, pero
nunca la hubiera relacionando con ella. Comparad la versión original con la que
ella hizo luego en solitario. No parece la misma canción ¿verdad?
Además, a Sarah
Jane Morris le podemos atribuir la
distinción de tener en este álbum el famoso tema Me
and Mrs Jones, que la BBC le prohibió. A la gente de la prensa del
momento le preocupaba que fuera una lesbiana glamorosa saliendo del armario.
Una infancia,
digamos que inquieta, ha mantenido todos estos años a Morris en permanente
estado de alerta. “Mi padre era una de esas personas al que siempre presionaban, con
problemas económicos, y a menudo nos
movíamos en medio de la noche porque los recaudadores vendrían a llevarse todos
nuestros muebles". “Fue una infancia precaria, pero me preparó para la
vida como músico donde no sabes cómo terminarás".
Así, Morris decidió
que los adornos de una carrera pop
no se ajustaban a su compromiso con la música que le importaba, que contaba
historias importantes; ella tenía principios. Por ello, desde siempre ha
defendido causas importantes. En la década de los 80, por ejemplo, participó con
los Communards en varios eventos: conciertos de recaudación de fondos en “Gay's The Word” (1985)
y en 1986 la gira Red Wedge, una asociación de
músicos progresistas, vinculados al Partido Laborista británico, un movimiento
de réplica social en el universo rock frente al rodillo político impuesto por Margaret Thatcher. El
mismo año, los Communards se asocian con el político laborista Tony Benn para interpretar
la historia del Partido
Laborista como un rap en el ICA de
Londres en un concierto por la libertad de expresión junto con Salman Rushdie leyendo
sus versos
satánicos.
“Todas
las bandas con quienes colaboré hasta mi carrera en solitario fueron políticas...
La política siempre me encontró... pero no creo que yo fuera una pensadora muy
política, pero porque no había muchas mujeres en la industria musical que
tuvieran esa actitud en los 80. Creo que entonces por ello fui considerada políticamente
mucho más importante que nunca. Estaba aterrorizada de decepcionar a la gente”.
(Entrevista de Mike Thorne.)
Morris llegó
relativamente tarde a la composición pero desde entonces ha escrito sus propias canciones, en un largo
y tortuoso viaje de autodescubrimiento, y se ha relacionado más estrechamente
con el soul, el jazz y la world
music que con el pop, con actuaciones regulares en Ronnie Scott's
y Jazz Café. Pero
su larga, vibrante y variada carrera también incluye trabajo al frente de
numerosas bandas que tocan blues, música latina, folk y jazz, estrellato pop en
el continente y un conjunto diverso de colaboraciones musicales en discos,
películas y escenarios de teatro y ópera contemporánea, modelaje, locuciones,
activismo y varias incursiones al festival de teatro Fringe. En septiembre
de 2000 creó su propio sello discográfico, Fallen Angel Ltd.
Después de numerosos
álbumes en solitario, Morris continúa llevando su carrera única, poco
ortodoxa y en constante evolución. Algunos escuchan a Sarah Vaughan o Billie Holiday en su
voz, otros mencionan a Macy
Gray y Erykah Badu,
aunque a la propia Morris le gusta decir: "Soy Nina Simone que conoce a Janis Joplin".
Sin embargo, siempre ella misma, Sarah Jane Morris es un espíritu
verdaderamente independiente. A mí su voz me parece magnífica, sensual, nacida
del alma. Su poder emocional habría dado lugar múltiples premios Grammy y a un estatus
de celebridad que la mayoría de cantantes con su carisma y su motivación
tienen. Pero no ha sido así. Durante más de 25 años de una carrera única,
Morris ha sido dirigida por su propia estrella, no por la industria de la
música, y esa independencia le ha traído una audiencia devota, inspirada por su
creencia en el poder de la canción para cambiar los corazones y las mentes.
Uno de sus colbradores instrumentistas más
cercanos es el guitarrista Antonio Forcione, al
que he tenido el gusto de escuchar también gracias a Spotify. Su colaboración
es magistral. Investigando en el mundo del Gran Hermano Google, veo que juntos
han sido comparados con una impresionante variedad de genios musicales,
incluidos Janis Joplin y Tom Waits (vocalmente), así como Jimi Hendrix
(instrumentalmente). Django Reinhardt también viene a la mente. Ambos son
artistas muy respetados por derecho propio. Canalizando sus energías juntas,
comparten audiencias en Italia, país con el que Sarah tiene una estrecha vinculación,
y Gran Bretaña.
Dedicado a la
gente de África, su último álbum, Bloody Rain, cuenta con un
conjunto estelar de músicos de rock, soul, jazz y músicos del mundo. Grabado en el Reino Unido, Johannesburgo,
París y Tel Aviv, el crowdfunding le permitió pagar una impresionante lista de
invitados musicales. Entre esos invitados se encuentran la cantante Eska de Zimbabwe, Seckou Keita de Senegal, tocando la kora , el
saxofonista británico del Caribe Courtney Pine, el coro The Soweto Gospel Choir
y Adam Glasser
de Sudáfrica, el cantante nigeriano Keziah Jones , el trompetista estadounidense/israelí Avishai Cohen
y el arreglista Pee Wee Ellis
.
Pero ella
declara también que su “banda” en Bloody Rain son: “… Tony Remy (con quien he
escrito la mayoría de las canciones), el maravilloso Dominic Miller, Henry Thomas,
Martyn Barker , Tim Cansfield
y Adriano Adewale. El coro de
Bloody Rain son mi querido amigo Ian Shaw, mi hijo Otis Coulter, Janine
Johnson, Lilybud Dearsley, GianLuca Di Martini, Roberto Angrisani y yo. Por
último, pero no menos importante, los arreglos del conjunto de cuerda por
Enrico Melozzi, en Roma.
A pesar de la
complejidad del proyecto, el álbum combina un gran lirismo con un intenso
compromiso moral y político. "He descubierto que la mejor manera de
transmitir algo es seducir con la música", dice. "Cuando
golpeas a la gente de la política con la política, no sirve de nada".
"Cuando
estoy cantando me posee algo. Estoy flotando arriba, pero todavía tengo el
control. La música es mi lado expresivo. Se filtra por mis venas." (entrevista
en Diva, marzo de 2001)
Si
escuchar a Sarah Jane Morris os ha hecho flotar, si se ha metido en vuestras
venas, habré conseguido mi objetivo. Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ
الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト Buonanotte. לילה טוב. Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches. اچھا
شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend.
Fuentes
https://espaciochus.com/2018/03/21/sarah-jane-morris/
https://www.eldiario.es/canariasahora/cultura/Sarah-Morris-Auditorio-Alfredo-Kraus_0_260724935.html
https://www.last.fm/es/music/Sarah+Jane+Morris/+wiki