lunes, 20 de septiembre de 2021

Homenaje a Víctor Jara. 48 años sin su aliento

 Murió dando voz a los pobres de Chile. La búsqueda de la justicia duró décadas

Imagen de la BBC

En 1970, los partidos políticos de todo el espectro de izquierda de Chile formaron la coalición Unidad Popular que llevó a Salvador Allende al poder. La influyente y querida Nueva Canción, dio su apoyo activo a los progresistas. Cuando Allende aceptó el poder, una pancarta sobre su cabeza decía: “No se puede hacer una revolución sin canciones”. La marca chilena de la Nueva Canción continental se inspiró en las tradiciones populares indias de los Andes, es decir, la música folclórica de los oprimidos. Víctor Jara fue una de las figuras más destacadas del movimiento que difundió esa música folclórica tradicional latinoamericana con letras de inspiración política y social. "La Nueva Canción tiene un gran poder para crear conciencia frente a los desafíos de hoy", dijo mientras se refería a su guitarra siempre como instrumento de lucha.

Imagen de Radio Umbral

Estados Unidos, amenazado por las intervenciones de Allende para tratar de eliminar la enorme brecha de riqueza de su país, trabajó clandestinamente con políticos chilenos de derecha y sus aliados en el ejército para socavar su mandato. El 11 de septiembre de 1973, en un sangriento golpe militar contra el gobierno elegido democráticamente organizado con el apoyo de Estados Unidos, Allende cae. 

La nueva junta militar, bajo el mando del general Augusto Pinochet, lideró un reinado de terror. Decenas de miles de simpatizantes de Allende fueron detenidos. Al menos 2.300 personas fueron asesinadas, alrededor de 1.000 personas más están “desaparecidas” y se presume que murieron, y miles más huyeron de su tierra natal durante los 17 años de gobierno del dictador. Al menos 27.000 fueron torturados. Se quemaron libros y discos “subversivos” y se segó la vida de miles de intelectuales y artistas.

Una de las primeras víctimas fue Víctor Jara, poeta, profesor, director de teatro y activista del Partido Comunista. Por todo ello había sido nombrado embajador cultural cuando Allende alcanzó el poder en 1970. Su activismo, popularidad y ardiente apoyo al gobierno de Unidad Popular lo convirtieron en un hombre marcado.  El 12 de septiembre por la mañana, Víctor se encontraba en la Universidad Técnica del Estado cuando fue detenido junto a parte del profesorado y del alumnado.  En la entrevista en  The Telegraph  con Philip Sherwell, Joan Jara, una instructora de baile de origen británico, viuda de Víctor,  relata su última conversación telefónica en la tarde del 11 de septiembre de 1973.

Estas fueron sus palabras: "Víctor me llamó para decirme que no podía llegar a casa por el toque de queda, que me amaba y me instó a quedarme en casa y cuidar a las niñas", dijo. "Lo que no me dijo fue que no podía irse porque la universidad estaba rodeada de tanques y sitiada".

 Los golpistas le reconocieron rápidamente. Junto con unas 5.000 personas más fue llevado al Estadio de Chile, el estadio nacional de la capital del país, Santiago, convertido en una especie de campo de concentración para prisioneros afines a Allende. El cantautor, al que algunos llamaban el Bob Dylan de América Latina, se había convertido en un símbolo dentro y fuera de Chile. Era el compositor del pueblo, el que le cantaba a la lucha de la clase obrera, a los campesinos que trabajan de sol a sol, a los que el sudor hace surcos. Cantaba a los explotados que pierden la vida, esos que siempre riegan con su sangre las guerras, a los que se lo han quitado todo.

Su muerte fue una muerte lenta.  Los huesos de sus dedos fueron rotos uno a uno por los soldados, quienes luego se burlaron de él instándole a tocar la guitarra. Los testimonios de cómo y quiénes torturaron y asesinaron a Víctor Jara son estremecedores. Durante su mutilación, Jara cantó desafiante Venceremos, el himno socialista que había escrito para la campaña presidencial de Allende. Tres días después, fue asesinado. Estaba a punto de cumplir 41 años.


Su cuerpo fue arrojado junto al Cementerio Metropolitano, donde un trabajador le reconoció y avisó a su mujer. Desde ese día, como dijo Quilapayún (grupo en el que Jara ejerció como director artístico entre 1966 y 1969) durante un concierto, sus míticos ponchos negros tomaron otro sentido que el que le dieron cuando inventaron sus trajes: “Ahora son un luto que llevamos y llevaremos siempre por Víctor”. Cuando su esposa fue a identificarlo para enterrarlo, se encontró con un cuerpo acribillado por 44 balas y 2 tiros en la cabeza. Además, tenía varias costillas rotas y un ojo reventado. Una muestra de la rabia del fascismo que tan preocupantemente resurge hoy en nuestras sociedades. “Soy una afortunada”, dijo a los de 91 años a Sean Mattison, director del video de Retro Report sobre la muerte del cantante. “Tanta gente aquí en Chile, tantas familias, todavía no conocen el destino de sus seres queridos. Ese es el peor destino”.


Joan enterró a su marido clandestinamente y logró escapar de Chile a Londres con sus dos hijas y una serie de obras literarias y musicales de Víctor, incluyendo un poema que éste escribió mientras estuvo preso en el Estadio Chile. La última obra sin título e inacabada de Víctor Jara es un grito de esperanza en medio de la brutalidad y la injusticia. Y es que el sábado 15 de septiembre, el compositor tuvo la fuerza suficiente para tomar papel y lápiz y escribir sus últimos versos para quedara grabado el espanto que estaba viviendo.

Canto que mal que sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo,
espanto como el que muero”

Espanto que le llevaría a la muerte poco después.  Su nostálgico Manifiesto, los ´últimos versos que escribió en libertad, convertidos en canción póstuma, se siente como una espeluznante premonición de su muerte:

Bruce Springsteen cantó una versión de Manifiesto en un concierto en Santiago el 12 de septiembre de 2013, pocos días antes del 40 aniversario de la muerte del cantante. “Víctor Jara sigue siendo una gran inspiración”, dijo Springsteen a la audiencia. “Es un regalo estar aquí y lo tomo con humildad”.

En 1990, el régimen de Pinochet dio paso a un gobierno democrático. En 2004, el estadio en el que fue asesinado el cantante pasó a llamarse Estadio Víctor Jara. Cinco años después, 36 años después de su muerte, Jara fue enterrado nuevamente tras ser exhumado en el marco de un proceso judicial para esclarecer su muerte, y tras una nueva autopsia, su familia decidió velarlo y organizar un entierro como  él se lo merecía. Su tumba fue vandalizada el año pasado. El fascismo no descansa. 

El caso Jara sigue muy vivo en Chile. La batalla judicial para juzgar a los asesinos del cantante fue ardua. La búsqueda de la justicia se extendió durante 45 años hasta que, por fin, el juez chileno Miguel Vázquez condenó a ocho militares retirados a penas de prisión de 15 años y un día por los asesinatos del señor Jara y de un exdirector de prisiones, Littré Quiroga Carvajal. Un noveno hombre recibió una sentencia de cinco años por ayudar a encubrir los crímenes. Y en Florida, otro ex oficial que encontró refugio, cómo no, en Estados Unidos, fue declarado responsable en una demanda civil entablada por familiares de Jara. Se le ordenó pagar 28 millones de dólares en daños. Un tribunal de Chile ha pedido la extradición de este hombre, Pedro PabloBarrientos Núñez, pero la solicitud sigue sin cumplirse.

La música de Víctor Jara parece una respuesta apacible y majestuosa al fascismo. Pero, detrás de su bonita voz de tenor, hay una valentía que aún puede poner los pelos de punta.

Te recuerdo Amanda

“La vida es eterna en cinco minutos”, escribió y cantó. La lucha de clases en apenas dos minutos y medio, posteriormente convertido en un himno contra la dictadura de Pinochet. Lucha de clases qie sigue viva. Porque, como Manuel, los trabajadores siguen muriendo. En 2020, a pesar de la pandemia y la reducción de actividad que conllevó, en España murieron 720 personas víctimas de accidentes laborales. Esta canción no puede dejar de tener un lugar en este post.

El 11 de enero de 2019 se estrenó en Netflix, ReMastered: Masacre en el Estadio, documental que narra el asesinato de Víctor Jara. Lo que nos permite recordar a uno de los músicos nacionales más influyentes de nuestra historia. Tan importante la revista Rolling Stones lo designó como uno de los “Rebeldes del Rock” e innumerables músicos han versionado la música de Jara o le han rendido homenaje con sus propias canciones. He aquí una muestra.

El histórico bajista de Pink Floyd, Roger Waters, no ha nunca ocultado sus planteamientos políticos cercanos a las ideas de Víctor Jara, además de plantarse contra figuras de extrema derecha como JairBolsonaro en conciertos en vivo. Fue justamente en un concierto, dado en Chile en 2018 que proyectó una imagen de Jara y poniendo su smartphone al micrófono, reprodujo El Derecho de Vivir en Paz. En 2012 ya había dedicado suconcierto “The Wall” en Santiago a Jara y las víctimas de la dictadura.

En el EstadioBicentenario de La Florida el grupo Rage Against the Machine dio uno de sus mejores conciertos. En él hicieron un tributo compartido a Víctor Jara y a los mineros de la mina «San Juan» (se referían a la mina San José) cantando La Canción del Minero, mientras eran aclamados por el público. El año pasado, el ex guitarrista de la banda, Tom Morello, subió a sus redes sociales una sentida celebración por la justicia a favor de Jara y por la condena a sus asesinos.

En 1998 el sello Alerce editó un disco en que se dieron cita una serie de importantes artistas hispanoamericanos para rendir homenaje al cantor chileno, interpretando algunos de sus temas más significativos. En el álbum participan el cubano Silvio Rodríguez; los argentinos León Gieco, Víctor Heredia y Javier Calamaro; los españoles Víctor Manuel, Ana Belén e Ismael Serrano; el peruano Lucho Barrios; además de varios artistas chilenos, como Jorge González, Isabel Parra, Quilapayún, Joe Vasconcellos, y otros.

En el interior del disco podemos leer:

Víctor sonreía, a pesar de todo. Dicen que Víctor sonreía a pesar de todo… Después de 25 años todavía cuesta sonreír al recordarlo. Su muerte es poderosa y siempre duele. Sin embargo, Víctor es inmensamente más grande que su ausencia. Sus canciones y su pensamiento provocan más que una sonrisa, provocan lágrimas y esperanza, rabia y amor, generan futuro. Escuchamos hoy sus canciones en las voces de otros y son grandes y son bellas, vigentes y necesarias. La guitarra dulce de Silvio, la fuerza de León, el amor de Víctor Heredia, la fiesta del Sol y Lluvia, la ternura de Schwenke y Nilo, la rabia de Jorge González, la historia de Isabel Parra, ellos y los demás creadores que forman parte de este tributo se entregaron al desafío de interpretar a Víctor y lo hicieron con amor, con respeto, con alegría, seguros de estar participando de un proyecto que pondrá las palabras de Víctor Jara en infinidad de labios y conciencias. Palabras santas (como lo expresara Gieco): libertad, justicia, esperanza, arado, memoria, pueblo, luna, río, estrella, viento… Víctor sonríe a pesar de todo



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Otras fuentes

https://www.rockandpop.cl/2019/01/5-homenajes-a-victor-jara-de-musicos-internacionales/

https://perrerac.org/obras-colectivas/obra-colectiva-tributo-a-vctor-jara-1998/479/