Cuenta una
antiquísima leyenda brasileña que hace mucho, pero que muchos años, en la
Tierra solo habitaban los dioses y algunos humanos. No existían animales ni
tampoco la noche. Siempre lucía el sol. “El
cuento de la noche” originario de
Brasil, cuenta cómo la noche apareció sobre la Tierra, y es, quizás, un relato
que ayuda a los niños a superar el temor a la oscuridad nocturna. Yo nunca tuve
miedo a la noche. A pesar de que las pesadillas me atormentaron desde muy
pequeña, la noche fue para mí durante años y años una aliada, un refugio, el
momento de más creatividad y más lucidez. En mi juventud podía estar despierta escribiendo
hasta el amanecer. Arropada por la oscuridad de la noche, entraba en una
actividad cada vez más frenética que desembocaba en un estado de excitación
nerviosa que me producía cierto temblor y que después me impedía dormir. ¡Qué
tiempos aquellos tan fértiles! Qué diferente es todo. Siento nostalgia, aunque
la noche no fuera una ciencia exacta…
Creo que desde
el momento en el que el ser humano tuvo conciencia de serlo, la Humanidad ha
sentido la llamada misteriosa de la noche. Su magnetismo ha sido un campo
abonado para la sensibilidad de los artistas y, especialmente, para los poetas
que han sentido la irresistible atracción de su simbolismo. La noche se
convirtió pronto en el escenario para comunicarse con lo irreal, con los
dioses, con el Absoluto, el mejor espacio posible para la creación y fuente
inagotable de inspiración artística.
La noche presenta
una riqueza infinita de temas, enfoques y matices y muchos son los poemas y las
canciones dedicadas a ella. Elegir unas u otras acabará siendo, seguramente,
algo aleatorio y casual, una selección que hoy puede ser una pero quizás mañana
sería otra. El estado de ánimo y la memoria van a jugar un papel fundamental,
aunque hay algunos temas imprescindibles que no pueden faltar como el siguiente
poema, uno de más bellos de la lengua castellana.
“Noche
oscura del alma” del místico San Juan de la Cruz, es
un poema que, siendo de los más importantes del autor, está sin terminar. Los
comentarios en prosa que tratan de explicar el inexplicable relato poético del
encuentro amoroso con el Amado, acaban bruscamente como invitándonos a que el
silencio y la oración nos lo terminen de aclarar.
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
En 2002, Amancio Prada publicó su
álbum “Canciones
del Alma” dedicado íntegramente a poemas de Juan de Yepes, en conmemoración
a los 25 años de la primera versión de “Cántico
Espiritual”.
Pero si el
trabajo de Amancio Prada es de una calidad y una sensibilidad difícil de
igualar, no puedo dejar de nombrar la canción que Loreena McKennitt, compuso
en honor del místico abulense, una preciosa canción capaz de ablandar al corazón
más duro, una canción en la que supo recoger e integrar todo ese amor puro,
sensual y sin mácula que transmite la poesía de San Juan de la Cruz. Esa
canción, que fue gestándose en su cabeza a raíz de su estancia en España, la
tituló The Dark Night of the Soul; es decir, La Noche Oscura del Alma.
La poesía universal
nos muestra sus misterios, oscuridad y resplandor. Resplandor que es para André Breton el
equivalente de la atmósfera surrealista. Refulgente oscuridad que pone el foco en
el crepitar luminoso de la alta tensión, “la plus belle des nuits, la
nuit des éclairs: le jour, auprès d’elle, est la nuit” Una oscuridad
obscena y sensual.
“Obscena noche, noche de flores, noche de
estertores, noche embriagadora, noche apagada, cuya mano es una cometa abyecta
sujeta por todos los lados con hilos negros, ¡hilos vergonzosos!”
Podemos poner
muchos adjetivos a Joaquín
Sabina por su predilección por la noche: trasnochador, calavera,
noctámbulo, crápula, etc. Y, así es; en sus canciones aparece la oposición
día/noche con bastante frecuencia. El autor se decanta abiertamente por
anteponer la noche al día. La noche en Sabina simboliza la pasión, el amor, los
excesos, el placer, la libertad, los sueños; mientras que el día representa las
obligaciones, el trabajo, los horarios, los compromisos...
Para cada
momento de nuestra vida hay un libro. Conocí a Hermann Hesse a los 14 años.
Mi hermano me introdujo en él dándome a leer Demian, un libro que supuso mi
salto de la literatura juvenil a la adulta. Hermann Hesse está considerado como
"autor de la crisis", un poeta que se sometió por escrito al doloroso
autoanálisis, siempre en busca de su auténtica y propia identidad, uno de esos
autores que se debe leer. Lo demuestran, no sólo sus novelas sino su gran obra
poética, que en 1946 le hizo merecedor del Premio Nobel.
He apagado mi vela con un soplo.
Por la ventana abierta se introduce la noche,
dulcemente me abraza y me permite ser
como amigo o hermano.
Enfermos ambos por igual nostalgia;
lanzamos sueños aprensivos
y hablamos quedamente de los viejos tiempos
en el paterno hogar.
La noche que la luna salió tarde es la
tercera canción del disco del grupo 091,
de 1995, "Todo lo que vendrá después". En este caso es la versión
remasterizada de 2001, y el tema compuesto por José Ignacio García
Lapido.
“Cuando en la noche”, uno de los grandes poemas de
amor de Gustavo
Adolfo Bécquer, describe acaso la vana esperanza de prolongar el recuerdo
de la amada.
Cuando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano,
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
diera, alma mía,
cuanto poseo,
¡la luz, el aire
y el pensamiento!
(…)
Pocas canciones expresan tan mágicamente el
sentimiento de pérdida y ausencia como Nights in White Satin.
Interpretada por The
Moody Blues a finales de los 60, formó parte del álbum “Days of Future
Passed” en el que cada canción forma parte de un todo y al que recomiendo
darle una escucha si quieres viajar un rato entre música clásica y psicodelia
orquestal.
Luis
Cernuda fue uno de los poetas fundamentales de la Generación del 27, un
escritor rebelde, abiertamente homosexual y siempre en búsqueda de una soledad
que lo hiciera libre, alejada del juicio de la sociedad en una España que era “un
país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto”, como dirá en “Desolación
de la Quimera”. La consciencia de su aislamiento se expresa en una de sus
imágenes más conocidas: Cernuda se ve a sí mismo “como naipe cuya baraja se
ha perdido”. En el siguiente poema “Razón de lágrimas” sobrevuela una
cierta resignación ante una realidad que no puede cambiar.
La noche por ser triste carece de fronteras.
Su sombra en rebelión como la espuma,
rompe los muros débiles
avergonzados de blancura;
noche que no puede ser otra cosa sino noche.
Acaso los amantes acuchillan estrellas,
acaso la aventura apague una tristeza.
Mas tú, noche, impulsada por deseos
hasta la palidez del agua,
aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles
ruiseñores.
Más allá se estremecen los abismos
poblados de serpientes entre pluma,
cabecera de enfermos
no mirando otra cosa que la noche
mientras cierran el aire entre los labios.
La noche, la noche deslumbrante,
que junto a las esquinas retuerce sus caderas,
aguardando, quién sabe,
como yo, como todos.
Cold Black Night pertenece al álbum debut “Peter Green's Fleetwood de la
banda británica de rock Fleetwood
Mac, publicado en 1968 por el sello Blue Horizon Records. Cuenta con una
mezcla entre covers de otros artistas de blues y
canciones escritas por Peter Green y Jeremy
Spencer, quienes comparten a su vez la labor de vocalista.
“Poco sé de
la noche, dijo Alejandra
Pizarnik, pero la noche parece saber de mí, y más aún, me asiste como si
me quisiera, me cubre la conciencia con sus estrellas. Tal vez la noche sea la
vida y el sol la muerte. Tal vez la noche es nada y las conjeturas sobre ella
nada y los seres que la viven nada”. Aunque quizás, como dijo Goethe, “La
noche es la mitad de la vida, /y la mitad mejor.”
Esta ha sido
mi selección de esta noche. Cualquiera de vosotros podría añadir bellísimos
poemas, intensísimas canciones. No dudéis de proponerlas si os apetece. Seguro
que tendrán un lugar en este espacio.
Buenas noches.
Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇.
Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト Buonanotte. לילה טוב. Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches. اچھا
شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend. শুভ রাত্রি.
Laku noć
Ilustración de la leyendra brasileña "El cuento de la noche" |
Precioso querida Victoria, es una gozada leerte y sobre todo escuchar, aprender.
ResponderEliminarMis cariños junto con mi agradecimiento.
Salud y mucha fuerza!
El binomio Música y Poesía es insuperable para el alma. Gracias a ti por pasar siempre por aquí. Un besazo!
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