“Mira qué cosa más linda, más llena de gracia, es esa muchacha que
viene y que pasa, con su balanceo, camino del mar”
La vida se siente muy diferente
en esta época en que la noche tarda tanto en envolvernos. Hay, no sé, una
cierta alegría que te hace tararear canciones mientras realizas los actos más
cotidianos. Eso me ha sucedido hoy a mí mientras dejaba descansar los informes
de final de curso para hacer una escapada al teatro. Una canción que escuché el
miércoles yendo en el coche hacia la escuela no me la podía quitar de la
cabeza.
Han pasado 53 años desde que Vinicius de Moraes
y Tom Jobim escribieran Garota de Ipanema, y,
dicen, la mujer que inspiró la segunda
canción más interpretada del mundo sigue manteniendo la "belleza y la
gracia" de la que surgió la letra. Porque esa mujer existió.
Corría el año 1962 cuando
Vinicius y Jobim dedicaban horas de culto al whisky refugiados en el Bar do
Veloso, de la antigua calle Montenegro de Ipanema (hoy Vinicius de Moraes), en Río de Janeiro,
desde donde espiaban el "dulce balanceo" de las caderas de una
jovencita cuando iba a la playa o hacía recados para sus padres. Sus
movimientos al caminar, junto con su piel bronceada, sus ojos verdes y su
esbelta figura le sirvieron a Vinicus de inspiración para dar forma a la letra
de una canción que ya había comenzado pero no le acababa de convencer y a la
que, finalmente, Tom puso la música.
La canción presentada al público
carioca en un bar de Copacabana junto con el cantante y guitarrista João Gilberto el 2
de agosto de 1962, y que originalmente se llamaba Menina que passa, tuvo su
verdadero reconocimiento como éxito mundial cuando, tres años más tarde, unos
artistas estadounidenses se fijaron en la melodía.
En la aquella época aparecieron
muchas jóvenes cariocas que se autoproclamaron "garotas de Ipanema", explica
Pinehiro en una entrevista, pero eso se acabó cuando el mismo Vinicius escribió
en una publicación quién era la auténtica inspiradora de su obra más conocida.
La primera grabación comercial
llegaría en 1963 y un año más tarde, una versión en inglés grabada por Astrud Gilberto en
Nueva York se colocó en los primeros puestos de las listas de discos más
vendidos. En Estados Unidos, la melodía de la chica dorada por el sol de
Ipanema se codeaba con los éxitos de los Beatles.
La "garota" de carne y
hueso, Heloísa Eneida Menezes Paes Pinto, conocida como Helô Pinheiro, hoy
tiene 67 años. “Yo era muy tímida entonces, nunca contestaba a sus piropos, solo
entraba al bar a comprar cigarrillos para mis padres o pasaba por allí para
disfrutar de mis días libres al sol", explicó en una entrevista.
Según confiesa la musa, su novio
tuvo motivos para estar celoso, pues Jobim llegó a pedirle varias veces que se
casara con él a pesar de los 18 años de diferencia entre ambos. "Estaba
enamorado de mí, llegó a confundirme la cabeza, pero al final terminamos como
amigos en un relación de afecto y reconocimiento", relató. En
Brasil es una celebridad: ha presentado programas de televisión, aparecido en
telenovelas y hasta posado en la revista Playboy en dos ocasiones.
Lo que nunca se sabrá es si la
canción Garota de Ipanema hubiera
existido si ella no hubiera pasado por delante de Vinicius de Moraes y Tom
Jobim hace más de 50 años.
“Para ella hicimos con todo el
respeto y encanto el samba que le puso en los titulares de todo el mundo e hizo
de nuestra querida Ipanema una palabra mágica para los oyentes extranjeros.
Ella fue y es para nosotros el paradigma de las jóvenes cariocas; la chica
dorada, mezcla de flor y sirena, llena de luz y de gracia." (Vinicius de Moraes, en la revista
Manchete en 1965)
Una estatua en la playa de Ipanema,
en homenaje a Tom Jobim, inmortaliza también
su inolvidable canción.
La chica
de Ipanema ha sido reinterpretada en múltiples ocasiones y adaptada a
distintos géneros a lo largo de la historia, desde Frank Sinatra hasta Amy
Winehouse.
Después de haber sido
interpretada por Vinicius de Moraes y Tom Jobim en aquel pequeño bar de Río de
Janeiro, Pery Ribeiro
fue el primero en grabarla para su lanzamiento comercial en 1963.
En 1963, Norman Gimbel adaptó la
letra al inglés y la siguiente grabación (rebautizada The Girl from Ipanema) se convirtió en un éxito mundial. Grabada en
Nueva York y posicionándose entre las canciones top de ese
año, esta versión de bossa
nova los hizo acreedores al Grammy en 1965 por mejor single y
lanzó a la fama a la brasileña Astrud Gilberto, esposa del saxofonista
americano João Gilberto, y quien después de un largo tour promocional entablara
una relación con Stan Getz.
En 1977 sale la versión disco de esta misma canción, interpretada igualmente
por Astrud Gilberto, pero esta vez producida por Vincent Montana Jr. La podéis escuchar aquí.
La imponente y elegante voz de Frank Sinatra da vida a esta
versión que fue regrabada junto con el mismo Tom Jobim en un álbum de bossa nova
en el que trabajaron juntos.
Icluso Madona se ha atrevido con
ella. En 1993, Madonna cantó
la canción en los shows brasileños del Girlie Show Tour.
En 2008 Pau Donés le da voz a
esta versión en español impregnándola del peculiar estilo de Jarabe de Palo, haciendo
una armónica fusión de flamenco con bossa nova.
Seguimos con una versión de 2011 de
Amy Winehouse. Este
cover forma parte de la compilación post mortem “Lioness: Hidden Treasures” la
cual se conforma por 9 años de grabaciones de la cantante inglesa. Esta no es
la mejor interpretación del tema, sin embargo no deja de ser interesante ver
los alcances del legado histórico de esta melodía.
Pero una de las versiones que más
me gustan y que más recuerdos me traen de la época inolvidable del ático de
Sant Andreu es esta: La de Vinicius de Moraes , Toquinho y Maria Creuza en La
Fusa.
Supongo que por la nostalgia que me produce es mi
preferida. ¿Cuál es la vuestra?
Es una canción preciosa, y coincido contigo en lo que a versión que mas me gusta, quizá por ser la que escuchaba en mi juventud.
ResponderEliminarJesús me decía que las canciones se gastan de tanto escucharlas. Yo creo que algunas sí, otras no. A mí ésta me provoca ganas de bailar.
EliminarEstoy de acuerdo contigo que las canciones de juventud se vuelven parte de nosotros. Pero además es que excepto Sinatra (¡qué voz!) Las otras aportan muy poco.
Un abrazo!
Es una canción preciosa, y coincido contigo en lo que a versión que mas me gusta, quizá por ser la que escuchaba en mi juventud.
ResponderEliminarme ocurre otro tanto: es esta la versión que más identifico conmigo misma, de hace mucho, que mucho tiempo. Pero no sabría decir cuál está más lograda.
ResponderEliminarbesos
Las canciones como ésta se convierten en espejos con vistas al pasado. Lo mejor que tienen es que rejuvenecen :)
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