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miércoles, 18 de mayo de 2011

Tatuaje


Esta tarde revolviendo en el “baúl de los recuerdos” de mi portátil me he tropezado con el homenaje que CCOO de Catalunya hicimos a Manuel Vázquez Montalbán, “nuestro” Manolo, al cumplirse los 30 años de “Los Mares del Sur”, Premio Planeta de 1979. Escritor de raza. Hombre a quien nada humano le era ajeno. Antifranquista militante. Guerrillero contra el pensamiento único, creador de mundos y personajes en los que dejara su empuje creador. Su talante humanitario y abierto, y su talento, fueron largamente demostrados.

Podría explicar la infinidad de momentos de aquel acto, momentos interesantes, emotivos y divertidos gracias a las diferentes intervenciones sobre el autor de “Tatuaje”, una de sus novelas de la serie Carvallo, el detective de Barcelona de orígenes gallegos, crecido en el Raval, que pasó de comunista a agente de la CIA, que tiene por novia a una puta y por socio a un raterillo, con una necesidad compulsiva, a veces como homenaje otras como autocastigo, de quemar libros: Un cuerpo de hombre joven desnudo sobre la arena, y en la piel, un tatuaje: «He nacido para revolucionar el infierno.»
Y tirando del hilo del tatuaje como única pista nos sumergiremos en la Barcelona de mediados de los 70 o las comunidades de emigrantes españoles en Holanda.

En ese momento fue un escándalo para cierta crítica. “A principios de los setenta -dijo Vázquez Montalbán en una entrevista- vivíamos en una dictadura literaria: o escribías como Juan Benet o no eras nadie. Un día, en plena euforia etílica con mi amigo José Batlló, nos burlábamos de la literatura de vanguardia y él me desafió a escribir una novela de guardias y ladrones. Acepté el reto y escribí Tatuaje en 15 días. La crítica la recibió fatal y me acusaron de lanzarme a un suicidio profesional, a una operación comercial. Para mí, sin embargo, era una novela experimental, ya que Carvalho no era un detective al uso. Vivía con una puta, quemaba libros, era ex comunista y ex agente de la CIA”.

Pero Tatuaje es, sobretodo, una canción extraordinaria, un clásico, un mito de la copla, más allá y más aquí del bien y el mal establecidos en los años cuarenta. Con una letra y una música desgarradoramente apasionadas de los maestros del género, los autores Rafael de León, Antonio Quintero y Manuel Quiroga, este es un tema de los más emblemáticos de la cultura que marcó el transcurso de una época negra para España y que popularizó la que fue reina del género por excelencia, Doña Concha Piquer, (aunque a mí me gusta más la de Miguel de Molina) . Vázquez Montalbán no dudó en afirmar que canciones como ésta o cantantes como “Doña Concha” o Estrellita Castro ejercieron sobre él una seducción asumida.

Para nuestro querido Manolo, Tatuaje fue un grito de protesta contra las condiciones en que las mujeres españolas de la posguerra tuvieron que vivir, de cola en cola, de espera en espera, de rutina en rutina, tatuadas por una historia de frustraciones y tristezas. 


Os ofrezco esta versión (completa) de Rocio Juradoen su musical "Azabache" con la fuerza que le caracteriza y ese chorro de voz, y que a mí me encanta (a pesar de los arreglos), 


Y esta curiosa y personal interpretación de Ana Belén que recrea la canción con elegancia y de forma melódica, con naturalidad, como si cantara cualquier canción de su repertorio personal. Es evidente que no puede dejar indiferente a nadie, aunque me imagino que los admiradores puristas del género no apreciarán esta interpretación positivamente. Seguramente, Manolo tampoco lo haría.