"La vida es ir
dejando semillas en los demás, crear pequeñas historias de amor"
Formo parte de
una generación que vivió su juventud en busca de sí misma, una generación de la
que no se habla, la que vivió los últimos coletazos del franquismo, la
transición, la “movida” madrileña, y a la que comenzó a interesarle otro tipo
de literatura, música y cine. La cultura, a menudo, era el camino de esa
búsqueda personal en la que responder qué había de épica, de tragedia o de
comedia en nuestra vida cotidiana. Y allí, en ese camino estaba Joan
Baptista Humet, un creador de canciones que hablan de algo tan importante
como son las emociones, a las que tanto nos cuesta ponerle nombre. Comunicador
de sentimientos y sensaciones, de estilo propio, sin más etiquetas que ser él
mismo, un cantautor respetado, idealista, apasionado y tolerante, que mantuvo su
bilingüismo en tiempos muy difíciles. Aunque mucho más lo fue su decisión de
cantar en castellano y abandonar el paraguas de la Nova Cançó con quienes
inició su carrera.
Desde el
primer momento, Joan
Baptista Humet tuvo claro que sus canciones iban a huir de la política tan efervescente
en aquella época, pero sin dejar de lado las circunstancias sociales siempre
vistas desde el lado más humano. Si algo me atrapa de él es su ternura. Tenía
la capacidad de, con pocas palabras, explicar una larga historia, una gran
capacidad de síntesis; con cuatro estrofas te hacía un retrato de una persona.
Por ello, quizás, fue uno de los referentes de la música de autor de los
setenta y ochenta, años de cantautores, años de Serrat, de Llach, de Nino Bravo, de Cecilia… Creo que no fuimos
demasiado conscientes de lo que significaría su pérdida cuando un cáncer de
estómago le consumió en 2008.
Pero vayamos
por partes. Joan Baptista a los 18 años, en octubre de 1968, canta por primera
vez en un teatro de Terrassa. Fueron tres canciones junto a Serrat, y ahí
me acabé de decidir. Todo estaba por hacer, pero ante mí solo se abrían
posibilidades, magníficas posibilidades de actuar en directo en el contexto de
la llamada “cançó catalana”. Conocí entonces a Lluís Llach, y estuve
actuando a su lado como telonero por dos años. En 1970, Columbia, una compañía
de discos, me propuso mi primer contrato discográfico. Así publicó su
primer disco LP, "Fulls". Gemma,
dedicada a su hermana pequeña enferma de poliomielitis, representó su primer
éxito.
Él era un
apasionado de Navarrés. Los veranos los pasaba allí junto a sus hermanos, su
madre, sus abuelos y sus tías. Había nacido allí, y también fue enterrado, por
petición propia, en ese pueblo del Levante español. En él pasó largas épocas en
su infancia.
Un poco antes,
en 1980, vino Clara su mayor éxito comercial
que le abrió las puertas aún más a una fama contenida y siempre sin dejar de
tener los pies en el suelo.
Es curioso que
esta canción que marcó su corta trayectoria, que ocupó tanto espacio y que
ensombreció su repertorio no es la más popular entre sus fans. La de más éxito
es, sin duda, Que no soy yo, la
reflexión de un joven que empieza a plantearse cosas y que te transporta a un mundo
de indefinición permanente.
Pero la que
más me conmueve, como muchos ya sabéis, es Hay
que vivir. Hace 35 años que la escucho, 35 años que me emociona una y otra
vez hasta las lágrimas cada vez de una forma diferente; de la misma forma que
evoluciona mi vida. Porque la vida es larga y pasan tantas cosas...!
La vida era un tema recurrente en
sus canciones. “Vaya con la Vida, tan enaltecida que aún no sabe amar…”
En 1986, Joan
Baptista estaba ya cansado de ir para arriba y para abajo con giras
interminables y de la falta de libertad que vivía en RCA su discográfica de
entonces. Cuando uno opta por la libertad, opta por la inseguridad permanente,
decía. Y aun así, escogió la Libertad. Dejó la música indefinidamente y creó
unas empresas de comunicación, mejoramiento personal y dinámicas de grupo. Pero
en 2002 volvió a componer y en 2004 retornaba a la esfera pública con un disco,
con el irónico título de “Sólo fui a
buscar tabaco”, que ponía punto y final a su ausencia.
Joan Baptista
Humet fue durante demasiado tiempo un cantautor en blanco, una sensibilidad ocultada,
poesía sin salida, creatividad quebrada en un mar de silencios en el que
perdemos todos, una voz serena que no se escuchaba en esa plaga de canales
rotos, canciones que topaban contra puertas cerradas, una voz con la que el
mundo está en deuda. Porque pocos como él han retratado al ser humano.
Pero al fin ha visto la luz el disco homenaje “A Joan Baptista Humet”, presentado en Madrid hace tres días. Ocho años después de su muerte es demasiado tiempo, pero aquí está. Unos días después de su muerte una serie de importantes figuras de nuestra música celebraron un concierto en Barcelona en homenaje y tributo a Humet. Aquel concierto, recuerda Marrasé, el perseverante periodista y activista cultural al que hay que agradecerle que el disco haya visto la luz, fue el germen de este álbum, que ha tardado tanto en publicarse "por culpa de la difícil situación que vive la industria discográfica" según sus propias palabras.
El cuidadísimo
disco no contiene la grabación del concierto en sí. Aquellas
interpretaciones se grabaron después, una a una, en estudio y el resultado está
en este disco: Ana Belén,
Joan Manuel Serrat,
María del Mar Bonet,
Lluis Llach, Marina Rossell, Dyango, Nuria Feliu y el
grupo Pegasus,
entre otros, hacen inspiradísimas versiones de temas como Clara, Fulls, Layetana abajo, Que no soy yo, Terciopelo
o Si te me’n vas. Y además, dos
canciones inéditas que Humet guardaba en su baúl personal. Una en catalán, París, tardor de l'any 73 de sus
primeros años en la música. La otra, mucho más reciente, en castellano, Carta sin remitente. Un documento único
que además destina todos, absolutamente todos, sus beneficios a AFANOC, Asociación de niños y niñas con
cáncer. Un disco indispensable por su significado, sus destinatarios y su
bellísimo contenido musical.
Pero “hay
más material inédito que debería ver la luz”, dice Paco Martínez, el
presidente de la Asociación Amigos de
Humet de Navarrés, su querido pueblo. Hay temas y maquetas de cuando tenía
apenas 16 años. Parece que el legado de Humet sigue vivo. Y con joyas por
descubrir.
"Cuando logras vivir de forma
positiva, todo tiene un sentido... trascendente"
Buenas
noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. Boas noites. Bonne nuit.
Vaya con la vida...
ResponderEliminarLa vida... un vuelo de espacio y tiempo sin relatividad, sin curvatura, ni teoría de cuerdas que lo prevean, predigan o determinen. Un absoluto imprevisible e inexorable.
...pero que se hace poesía en esa canción...