sábado, 31 de agosto de 2024

La certeza de la vejez en la música y la poesía

 Es una pena que no seamos conscientes de lo pronto que se hace demasiado tarde.


Ahora
sé que mi único destino
es la certidumbre de la vejez,
la cercanía de la nada
y su belleza aterradora
(Fayad Jamis)

Viejo en la playa. Celio Pla i Gallardo

Desde la experiencia que dan los años se ve la vida como un todo único. El hilo de luz que la atraviesa nos lleva al tiempo del origen, tiempo en suspenso, en donde la tiniebla y la luz andaban juntas. Nostalgia. Cualquier poema, cualquier canción es capaz de generar nostalgia. Y, ya se sabe, la vejez comienza cuando el recuerdo y la nostalgia son mayores que la ilusión y la esperanza.


ENVEJECIENDO – I

El tiempo te derriba de la cumbre
y, aunque inmóvil, de ti mismo te alejas;
año tras año en el camino dejas
jirones de la vida en podredumbre.
 
Menos firmeza, más incertidumbre,
transformados los cánticos en quejas,
altas visiones en ideas viejas,
la innovación en árida costumbre.
 
Si miras hacia atrás es con la pena
que tanto los recuerdos envenenan
como niega al futuro la esperanza.
 
Cada tic tac en el reloj te advierte
que llega la guadaña de la muerte,
y tan cerca la ves, que ya te alcanza.
 
(Francisco Álvarez Hidalgo)

Preciosa esta reflexión poética y melancólica de Alberto Cortezsobre el paso del tiempo y el envejecimiento. La vejez.

Para la memoria, la nostalgia es un peligro. Porque es una felicidad triste, a veces morbosa. Es el dolor de la evocación; nos lleva hasta los recuerdos y, también, a un olvido selectivo. Lo perdido parece inolvidable, único e irrepetible. En estos tiempos de convulsión e incertidumbre, la nostalgia es un valor en alza. 


¡AH DE LA VIDA!…
 
“¡Ah de la vida!” … ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
 
¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
 
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
 
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
 
(Francisco de Quevedo)

Compensaremos el dramatismo de Quevedo con Yo viviré. En 2003, la fallecida reina de la salsa Celia Cruz modificó el clásico himno disco de Gloria Gaynor sobre las rupturas amorosas y lo convirtió en una oda a la inmortalidad.

Los recuerdos. Decía Norberto Bobbio, “El mundo de los viejos, de todos los viejos, es, de forma más o menos intensa, el mundo de la memoria. Se dice: al final eres lo que has pensado, amado, realizado. Yo añadiría: eres lo que recuerdas.”


Hay cosas que nunca desaparecerán
Están en la carne, hablan, están en la tierra.
Montones de piedras apiladas una a una
con las manos del padre, del abuelo.
Toda su paciencia acumulada resistió a la lluvia, al horizonte.
Haciendo montoncitos ante la noche
para retener la luz de la luna
para estar erguidos,
para inventar montañas y jugar con el trineo
y creer que tocamos las estrellas.
Se lo contaremos a nuestros hijos,
les diremos que fue duro,
pero que nuestros padres fueron unos señores
y que heredamos eso de ellos.
Montones de piedras y el coraje para levantarlas.
 
(Hoy empieza todo)

El mismo coraje que debió tener El abuelo de Víctor Manuel. Precioso y emotivo retrato de la vida de un minero al final de sus días.

La imágen. Una anciana camina a duras penas, encorvada, cotidianamente. La vemos muchas veces, nos cruzamos con ella. Está sola. Camina porque tiene que vivir. Es la repetición de un gesto diario, de supervivencia. Una especie de marca del paso del tiempo y de una sociedad insensible.



CUANDO SEAS VIEJA

Cuando seas vieja y gris, y llena de sueño,
duermas la siesta junto al fuego, y tomes este libro,
y leas despacio, y sueñes con la suave mirada
que tus ojos solían tener, y con sus sombras profundas,
cuántos amaron tus momentos de alegre gracia,
y amaron tu belleza con amor falso o verdadero,
pero un hombre amó el alma peregrina en ti,
y amó el sufrimiento de tu rostro cambiante,
al inclinarte junto a las resplandecientes brasas
murmura, con cierta tristeza, cómo el amor huyó,
caminó sobre las elevadas montañas
y ocultó su rostro entre una multitud de estrellas.
 
William Butler Yeats

Como dice Serrat, ese gran poeta de la vida, a lo más que podemos aspirar todos con el paso del tiempo es a envejecer con dignidad.


Aunque no todos piensan así. “Yo sigo aprendiendo a envejecer sin dignidad …tal vez haya mucha gente que ya no crea que la obligación de un músico es morir joven y dejar un cadáver bonito, sino ser capaz de llegar hasta el borde, mirar lo que hay abajo y vivir para contarlo” (Sabina, 2017)

La vejez es una máscara:
Si te la quitas, descubres
El rostro infantil del alma.
La niñez te va siguiendo
Durante toda la vida.
Pero ella va más despacio
Y tú andas siempre de prisa.
Cuando la vejez te llega,
No es que vuelves a la infancia,
Es que moderas el paso
Y al fin la niñez te alcanza.
 
( José Bergamín)

Una buena manera de “envejecer sin dignidad” es negar todo lo que fuimos, incluso la verdad.

La vejez, que debería ser la apoteosis de una vida de leales servicios, amenaza con arruinar toda su gloria con el debilitamiento físico que acarrea. Simone de Beauvoir, en su libro “La vejez”, la describe como “una suerte de secreto vergonzoso”, que suele inspirar a la mayoría de los hombres “más repugnancia que la propia muerte”, mientras se subleva contra un tipo de civilización que condena al anciano a “vegetar en la soledad y el aburrimiento”, convirtiéndolo en un “puro desecho”. Es la edad en que la vida deja de brindarte cosas; ahora te las arrebata.


VEJEZ
 
Para qué lentes si tenemos los ojos cerrados,
si nuestras rodillas se han agrietado por la espera
mientras los niños las raspan corriendo.
 
Somos huérfanos de nosotros mismos
en ciudades de mañanas con luna
y sirenas constantes.
 
Como aves de mar en cielos grises,
no sabemos cuántas vidas iniciamos.
 
Aplazamos los viajes,
ensayamos trajes que no nos quedan,
concebimos hijos de extraños.
 
Cuidamos bien nuestros refugios,
deseamos que una palabra nos detenga,
revelamos un secreto que nadie escuchó
y ya lo hemos olvidado.
 
(Catalina González Restrepo )

 El tantas veces irónico Jacques Brel muestra delicadeza y comprensión en la descripción de Les Vieux (Los viejos), el calvario de los ancianos que nos son queridos y a quienes de mala gana dejamos ir solos y aislados.

¿Ruinas, pues, de lo que una vez poseímos y fuimos y ya no seremos? No tiene por qué. La vida está llena de ancianos que supieron hacer fecundos para los demás su declive. Viejos eruditos, viejos creativos, viejos rebeldes, viejos pacientes, viejos sibaritas, viejos valientes, viejos soñadores...Ya lo dijo Cicerón: “La gran edad, especialmente cuando se la honra, tiene una influencia tan alta que otorga más valor que todos los placeres anteriores de la vida”. Especialmente cuando se la honra…


LA VEJEZ
 
Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.
 
Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.
 
¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;
 
que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,
como tiene la noche sus estrellas.
 
(Vicente Riva Palacio)

La canción Viejo Sinvergüenza del añorado Luis Eduardo Aute es una oda a la vida desenfrenada y sin remordimientos de un hombre mayor que, a pesar de su edad, sigue viviendo con la misma pasión y desvergüenza que en su juventud.



El paso de los años supone la revisión de uno mismo, de lo que uno sabe y recuerda de sí mismo. La vejez puede ser también un espacio desde donde reinventar códigos, lenguajes, historias, emociones, sentimientos…


ENVEJECER
 
Envejecer contigo en el sosiego
del tibio sol de otoño en una aldea
dormida en el ayer, que no desea
llegar a ser ciudad; o junto al fuego,
 
en las tardes de invierno en que repliego
las huestes del recuerdo, y no vocea
nostalgias el pasado, ni espolea
el momento presente inquieto juego.
 
En esa paz de claridad radiante
que no mira hacia atrás ni hacia delante,
porque la vida se promete entera.
 
Envejecer contigo de la mano,
dorada espiga tú de mi verano,
rosa perenne de mi primavera.
 
(Francisco Álvarez Hidalgo)

Quiero despedirme con el ánimo el alto, con este himno a la juventud eterna del espíritu. Young At Heart de Frank Sinatra, "la voz" más legendaria. Quizás los médicos deberían recetar canciones como esta para renovar las ganas de vivir.

No me puedo resistir a compartir esta interpretación en directo. Felicidad contagiosa. Hasta bromeando canta de maravilla.


Lo mágico que tienen poemas y canciones es que, estando unidas por lo más universal, la música, son capaces de expresar como pocas cosas lo plural que somos los humanos.

Cuidaos mucho. Y cuidad la Cultura para que ella cuide de nosotros. ¡Y no a la invasión rusa! ¡Libertad para Ucrania! Imposible acabar sin gritar: ¡Poned fin al genocidio palestino! No seamos soldados de los telediarios y los magacines, dejemos de ser habitantes de las trincheras mediáticas, no nos lavemos las manos con agua que está teñida con sangre. Digamos ¡basta! ¡Palestina libre desde el río hasta el mar!


Buenas noches.  Bona nit.  Boas noites. Bones nueches. Arratsalde on Надобраніч. طاب مساؤك. לילה טוב


2 comentarios:

  1. Yo aspiro a ser suficientemente agradecido con la vida. Porque tengo motivos.
    Pero si no los tuviera habría que aprender de la canción de Omara portuondo.

    https://youtu.be/Gui4CYiptSM?si=JYm0cchcawIzmySK

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    1. Oh!!! La vida es como un bolero con sus diversos matices y retos. Pero porque "me has querido, me quieres y te quiero", seguiremos en ello. ¡Queda tanto aún por vivir! :) <3

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