martes, 11 de noviembre de 2025

Ilegales, la rabia de vivir de una generación en crisis

Habrá quien se extrañe que este grupo capaz de pasar del lirismo a la violencia sangrante, del nihilismo al alegato pacifista sea parte de mi música nocturna. Pero la verdad es que en esta casa se ha escuchado de todo (y lo que nos queda aún por escuchar).

Primera formación: David Alonso, Iñigo Ayestarán y Jorge Martínez (1980).

Su música es una mezcla de punk, rock, pop… en definitiva el paradigma de lo que lo que menos me gusta del amplio abanico que nos ofrece la música. Sin embargo, Ilegales, me cautivaron en los ochenta y se quedaron en el imaginario musical familiar. Porque sus letras son un cóctel explosivo de bromas, insultos, ocurrencias y provocación y, a la vez, de verdadera literatura. Cultos lectores de Bertolt Brecht, vomitadores de rimas consonantes, Ilegales se convirtieron en el testimonio impagable, doliente y sincero de aquellos jóvenes de los primeros años ochenta, algunos de los cuales se quedaron en el camino entre drogas, SIDA, mili y otras porquerías.

Escuchándolos, se comprende mejor la desesperación de una generación extrema salida del ocaso de una dictadura y a las puertas de una democracia insegura que sólo ofrecía paro a raudales y crisis económica. No sé si aprendimos del todo la lección... Varios son los temas que me impactaron y que me han acompañado durante 40 años... y que me vienen a la cabeza cuando hiervo por dentro.

“Para siempre es demasiado tiempo” es una frase que forma parte de nuestra comunicación cotidiana. 

“Tiempos nuevos, tiempos salvajes. / Toma un arma, eso te salvará. / Levántate y lucha, esta es tu pelea. / Levántate y lucha, no voy a luchar por ti”.

Llegar a la escuela. / Escuela de daños /Buenos maestros/ Para aprender a odiar/ Rebelde sin causa/ Buscando la calle” Destruye, destruye… En 1982, el año que salió “Ilegales” su primer álbum yo trabajaba en una escuela en la que había niños que pasaban hambre… Imposible que no me interpelara.

Pero “Agotados de esperar el fin”, tema que da nombre al su segundo álbum, tiene en estos momentos mucho(s) sentido(s)

Delincuentes juveniles ayer
Hoy hombres peligrosos
Viejas caras, nuevas caras
Pero las mismas cabezas
¿Qué les empujará?
No viven solo esperan
Van agotados de esperar

Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin

Niños sin escuela de ayer
Jugadores de billar
No los mires en los ojos
Porque van desesperados
¿Qué les empujará?
No viven solo esperan
Van agotados de esperar

Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin

Esa chica pálida y triste vende anfetaminas
Mis amigos hombres del norte luchan en las calles
¿Qué les empujará?
No viven solo esperan
Van agotados de esperar

Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin
Agotados de esperar el fin

La música como grito que sale de dentro. La música como arma arrojadiza. La música como muestra de rabia y desesperación. La rabia de vivir en un mundo que se derrumba. Y tristeza; también tristeza.

Buenas noches.  Bona nit.  Boas noites. Bones nueches. Arratsalde on Надобраніч. طاب مساؤك. לילה טוב