Habrá quien se extrañe que este grupo
capaz de pasar del lirismo a la violencia sangrante, del nihilismo al alegato
pacifista sea parte de mi música nocturna. Pero la verdad es que en esta casa
se ha escuchado de todo (y lo que nos queda aún por escuchar).
Escuchándolos, se comprende mejor la desesperación de una generación extrema salida del ocaso de una dictadura y a las puertas de una democracia insegura que sólo ofrecía paro a raudales y crisis económica. No sé si aprendimos del todo la lección... Varios son los temas que me impactaron y que me han acompañado durante 40 años... y que me vienen a la cabeza cuando hiervo por dentro.
“Para siempre es demasiado tiempo” es una frase que forma parte de nuestra comunicación cotidiana.
“Tiempos nuevos, tiempos salvajes. / Toma un arma, eso te salvará. / Levántate y lucha, esta es tu pelea. / Levántate y lucha, no voy a luchar por ti”.
Llegar a la escuela. / Escuela de daños /Buenos maestros/ Para aprender a odiar/ Rebelde sin causa/ Buscando la calle” Destruye, destruye… En 1982, el año que salió “Ilegales” su primer álbum yo trabajaba en una escuela en la que había niños que pasaban hambre… Imposible que no me interpelara.
Pero “Agotados de
esperar el fin”, tema que da nombre al su segundo álbum, tiene en
estos momentos mucho(s) sentido(s)
La música como grito que sale de dentro. La música como arma arrojadiza. La música como muestra de rabia y desesperación. La rabia de vivir en un mundo que se derrumba. Y tristeza; también tristeza.
Buenas noches. Bona nit. Boas noites. Bones nueches. Arratsalde on Надобраніч. طاب مساؤك. לילה טוב
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