sábado, 27 de agosto de 2022

25 años sin Tete

Un genio irrepetible que logró cruzar todas las fronteras

Hace 25 años, el 24 de agosto de 1997, fallecía a los 64 años, de un cáncer de pulmón, Tete Montoliu, el primer pianista y compositor español de jazz que trascendió las fronteras y alcanzó nivel internacional. Pedro Iturralde, Jorge Pardo y Chano Domínguez, entre otros, también lo consiguieron; pero Tete abrió una puerta que ya no se cerró. Intentar resumir su vida y su carrera en este espacio es prácticamente imposible, pero algo haremos.

Imagen de Micro Surcos Musicales

Vicente Montoliu Massana nació en Barcelona en 1933. Y nació ciego, algo que marcó indefectiblemente el carácter de la persona y el músico que fue.Vicente Montoliu Massana, nació en Barcelona en 1933. Y nació ciego, algo que marcó indefectiblemente el carácter de la persona y del músico que fue. El crítico de jazz, periodista y escritor Miquel Jurado quien, además, fue sido amigo personal de Tete, autor de “Tete, casi una autobiografíanos habla aquí de su personalidad: “Es complicado de explicar cómo era, puesto que si hablas con cien personas que le conocieron, cada una de ellas te va a dar una versión diferente. El ser ciego le marcó, por supuesto, eso es indudable. Hoy en día, un ciego puede desde utilizar un ordenador a esquiar o nadar, etcétera…, pero, una persona ciega en la Barcelona de los años treinta, y esto lo decía el propio Tete, además de ciega era considerada tonta. Es decir, el ciego era una persona a la que se le consideraba que no servía para nada. Entonces, él tuvo que luchar primero contra eso; después tuvo que luchar contra unos profesores que no querían enseñarle música porque era ciego y, por último, tuvo que luchar contra una sociedad que en ningún momento estaba preparada para los discapacitados. Todo eso marca un carácter desde dos puntos de vista: desconfianza y lucha”.

Foto de Efemérides Musicales
Quizás esa ceguera le abrió al mundo de los sonidos, de las armonías, de la música que acabó siendo su razón de vida o resulta que desde muy niño la vida le empujó a ello. Lo cierto es que la música fue una constante en su niñez, pues su padre, Vincenç Montoliu, era músico de la Banda Municipal de Barcelona y de la Gran Orquesta del Liceu; y su madre una apasionada del jazz. Pero, sobre todo, Tete fue un “niño prodigio”. A los 4 años, ya garabateaba con notable precisión los primeros compases de pequeñas piezas clásicas. Por ello su madre, Ángela Massana, fomentó en su hijo único el estudio del piano desde los 6 años, inscribiéndolo en una escuela privada para niños ciegos en la que estuvo hasta 1944. A los 7 años, hubo dos acontecimientos que también marcaron su vida: aprendió a leer música en Braille y escuchó grabaciones de Duke Ellington. Continuando su formación, a los 11 años comenzó a estudiar con la profesora Petri Palou. También tuvo la suerte con 14 años de que su padre conociera al músico de jazz Don Byas, quien había ido a Barcelona para tocar en la misma orquesta en la tocaba su progenitor. Éste le invitó un día a comer a su casa, y parece ser que se enamoró de las paellas que hacía la madre de Tete, con lo cual se convirtió en un asiduo a la casa de los Montoliu. Y allí el “nene” pudo, no sólo escuchar y tocar jazz, sino conocer, hablar y ver cómo era un músico de jazz. Más tarde, a los 16 años ingresa, no sin dificultad, en el Conservatorio Superior de Barcelona, donde estudió hasta 1953.

Fue la escucha paciente y entusiasta de las obras de otro gran artista, también ciego, Art Tatum, con quien más tarde sentaría las bases del jazz moderno, la que le inspiró, influyó y motivó para dedicarle su vida al jazz. Aunque también recibía influencias de Bud Powell, Earl Hines y desde mi modesta opinión, también de Thelonius Monk. Y, con 19 años comienza a tocar profesionalmente en los bares y clubs de Barcelona. Pero el gran salto se produce el 15 de marzo de 1955 cuando Montoliu fue visto por Lionel Hampton, que había entrado accidentalmente en un pub de la capital catalana en el que él tocaba. Asombrado, Hampton ofrece de inmediato al joven catalán que lo acompañe en una gira europea, durante la cual colaborará con artistas de la talla de Dexter Gordon, Ben Webster, Lucky Thomston o Stéphane Grappelli. Y graba con él “Jazz Flamenco”, inicio de una prolífica carrera internacional. 

En 1958 actúa en el Festival de Cannes con un trío con Doug Watkins y Art Taylor. A finales de los años cincuenta, dio sus primeros recitales en Nueva York, en el célebre club, “Up of the Gate" y fue distinguido como mejor pianista europeo de jazz por sus propios compañeros En 1961 fue llamado para formar parte del European All Stars, que agrupaba a los mejores jazzmen del viejo continente. Poco después es contratado por el Blue Note de Berlín, donde comparte escenario con Chet BakerBenny Bailey o Slide Hampton. Después de un periodo en Alemania, recaló un tiempo en el Whisky Jazz de Madrid donde comparte escenario con el saxofonista Pedro Iturralde y poco después volvió a Barcelona, al Club Jamboree en la plaza Real, donde forma su primer gran trío con el contrabajista Eric Peter y el batería Billy Brooks, y acompaña a músicos tan destacados como Booker ErvinDonald ByrdLucky ThomsonPony Poindexter, Lee Konitz, Art Farmer y Ornette Coleman.

Tete Montoliu, fotografiado en la sala Jamboree en los sesenta junto al músico
Lou Bennet,otro asiduo del local .La Vanguardia.

A partir de ahí su carrera como pianista fue imparable. En 1963 es contratado por el Montmartre Jazzhus de Copenhague, uno de los clubes más prestigiosos de Europa, donde compartió escenario y amistad con el saxofonista Dexter Gordon, con el que registra numerosas grabaciones.

En 1965, Tete también hizo historia con el primer elepé de jazz que se editó en el estado español  “A tot jazz”.

A lo largo de su carrera, Tete Montoliu creó una prodigiosa obra y acumuló un impresionante catálogo de cerca de setenta discos, algunos de notable interés, como su “Catalonian folksongs” en el que el pianista llevó al terreno del jazz un repertorio de canciones populares y tradicionales catalanas, con las magníficas interpretaciones de la recién desaparecida Núria Feliu. Lo mismo haría unos años más tarde con el disco “Tete interpreta Serrat”.


            O acompañando a la maravillosa Maria del Mar Bonet en este estándar que me encanta.

Otros vínculos con la escena catalana quedaron plasmados en obras que son pieza única, como el disco “Vampyria”, donde acompañaba al piano eléctrico a Jordi Sabatés.

No puedo pasar por alto sus magníficos “Songs for Love” (1971) “Solo Piano” (1989) o la serie de cuatro discos a piano solo "The Music I Like To Play" (1986-1987), quizás su obra más importante.

Montoliu también se sintió bastante cómodo versionando boleros españoles clásicos, canciones de Jobim o explorando ritmos de inspiración brasileña y cubana, acompañando a varias vocalistas femeninas en estos diversos géneros.

Una de sus últimas grandes grabaciones fue en 1990 "The Man from Barcelona". Su virtuosismo y creatividad se muestra en la furiosa interpretación de A Night in Tunisia El álbum fue lanzado unos años después de su muerte.

Miquel Jurado nos vuelve a dar pistas sobre el carácter del pianista. En su anterior libro sobre su amigo, “Diàlegs a Barcelona”, explica que una de las cosas más contundentes que pronunció a lo largo de su vida fue esta: “cuando un músico es mediocre y no lo sabe, es porque humanamente todavía es más mediocre”. Por ello, cuando se encontraba con un músico o le presentaban a un músico con el que tenía que tocar, Tete no preguntaba por los músicos que le gustaba, sino que preguntaba por las novelas que había leído últimamente. Si el músico respondía: "pues no lo sé, hace tiempo que no leo", Tete decía: "¡uh!, malo, este músico no sirve, nen".

Jurado y Tete. Fotografía de Toma Jazz

Según el periodista, Tete creía que a la hora de tocar tenía más influencia en la interpretación un relato de Cortázar que toda la discografía de Charlie Parker. Por eso valoraba mucho que los músicos no se centraran sólo en sus cosas, sino que fuesen abiertos. “Cuando íbamos a un concierto, siempre me preguntaba: ¿hay algún músico por aquí?, y a continuación decía: los músicos no van a los conciertos, no van al cine, no van al teatro, no leen, no van a las exposiciones.... entonces: ¿cómo pueden hacer arte si no hacen todo eso?”

En 1983 recibió la Creu de Sant Jordi, distinción que otorga la Generalitat de Cataluña. En 1996 España le rindió un homenaje público por su destacada trayectoria de cincuenta años en el jazz. Y en 1997 nos ofreció el extraordinario directo en Madrid, "Tete en el San Juan".

A partir de los últimos quince años de su vida, una sordera fue avanzando, y le tenía muy asustado. Tete llegó a decir que, “el día que me llegue a quedar sordo me tiro por la ventana, porque ciego y sordo ¿qué puedo hacer en esta vida si no puedo ni siquiera escuchar música?” Afortunadamente eso no pasó. No obstante, a pesar de que Tete llevaba puesto un audífono de última generación y perfectamente diseñado, “esa sordera provocó que tuviese fama de persona que no quería hablar con la gente, de persona muy arisca, poco comunicativa, y muchas veces lo que ocurría era sencillamente que no se daba cuenta de que le estaban hablando, no se enteraba de lo que le estaban diciendo. Entonces había que acercarse a él y decírselo, tenías que hacerte entender”.

Durante el último tramo de su carrera, ni el cáncer ni los avisos del corazón frenaron su pasión por tocar y escuchar aquella música que le había convertido en un maestro.


Actuó en público por última vez, ya tocado de muerte, el 28 de marzo de 1997, con motivo de su 64 cumpleaños, en un concierto en el Palau de la Música de Barcelona, una actuación magistral en la que interpretó temas de Ellington, Coltrane, Dexter Gordon, y Thelonious Monk

Quizás os guste ver estos vídeos en los que el desaparecido presentador Juan Claudio Cifuentes, “Cifu”, la voz radiofónica del jazz, en su programa "Jazz entre amigos" de TVE dedicó este monográfico al pianista.

En esta entrevista, Tete Montoliu se define como un catalanista acérrimo, defensor de su idioma y su identidad. “Efectivamente, soy nacionalista, aunque no separatista, porque eso me parece un disparate. Creo que los catalanes tenemos la obligación de hablar el catalán entre nosotros y de hablar el castellano con quien no nos entiende”. Ante estas declaraciones, hoy, a pesar de ser la figura icónica en la que se convirtió para Catalunya y para la Música, una parte de la sociedad catalana le correría a gorrazos. Triste.

Tete Montoliu personificó al atípico pianista de jazz; fue un personaje contradictorio pero no oscuro. Tenía fama entre los músicos de un ego desmedido pero a su vez destacaban su amabilidad, su cultura y su sentido del humor. En su biografía hay tantas anécdotas divertidas que resulta difícil escoger una. De sus actuaciones, se guardan bastantes anécdotas como aquella de que mientras interpretaba al piano, Tete escuchaba un partido de fútbol del Barça (su abuelo fue jugador azulgrana, y si no hubiera sido pianista me hubiera gustado dedicarme al futbol, decía), su equipo coló un gol y él, mientras se deslizaba por las teclas del piano cantó ese gol. Naturalmente, los asistentes se quedaron parados y sorprendidos. Es una de las muchas anécdotas que solamente Tete Montoliu era capaz de llevar a cabo. La ceguera se convierte casi en una sucesión de chistes o de autoironía. "Una vez me dijiste que eras un pianista negro", le dice Jurado. "Sobre todo cuando me miro al espejo" contesta Tete. De muestra un botón.

ONCE
Podría seguir compartiendo temas y vivencias, podría hablar de su relación con las mujeres, tan importante, porque Tete es inagotable, pero me despido ya. Y quiero hacerlo con la versión del adagio de El Concierto de Aranjuez. Mi sueño sería que España sonase así. Me parece que el suyo también.

Cuidaos mucho. Y cuidad la Cultura para que ella cuide de nosotros. ¡Y no a la invasión rusa! ¡Libertad para Ucrania!

Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير. Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト    Buonanotte. לילה טוב.  Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches. اچھا شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend. শুভ রাত্রি. Laku noć. Bon lannwit. Fie. God nat. Usiku mwema. Oimore. Sula bulungi. Добрий вечір

Otras fuentes

https://elpais.com/diario/1997/08/25/cultura/872460014_850215.html
https://www.tomajazz.com/jazzred/htete.htm
https://patlotch.com/text/488b2cdb(Patlotch2013)-35.html
https://www.rtve.es/play/videos/jazz-entre-amigos/tete-montoliu-parte-1/1092267/
https://alegrialibertaria.org/wp/tete-montoliu-el-pianista-que-sonaba-en-colores/
https://www.tomajazz.com/perfiles/miquel_jurado_entrevista.htm
https://elpais.com/diario/1980/10/29/ultima/341622007_850215.html
https://elpais.com/diario/2005/11/18/espectaculos/1132268403_850215.html
https://patlotch.com/text/488b2cdb(Patlotch2013)-35.html
https://www.rtve.es/television/20151216/mitad-invisible-del-pianista-tete-montoliu-maestro-del-jazz-musica-improvisada/1275086.shtml

 





jueves, 11 de agosto de 2022

Tapestry. Cuando Carole King tocó el cielo

De regreso de pasar 15 días en la Ribera del Duero alejada de este espacio nocturno y alevoso, le daba vueltas a quién dedicar la nueva entrada del blog. Tengo varias recopilaciones iniciadas, pero es sabido que la música va muy ligada a las emociones por lo que ninguna de ellas ha encontrado el terreno suficientemente abonado para crecer. Tendrán que esperar su momento. Fue Jesús quien me dio la idea. Mientras conducía por la C60 después de la necesaria compra para alimentarnos esta semana (nuestra nevera parecía la de Carpanta de la Rue del Percebe) puso esta canción.

“Carole King tocó el cielo con este disco. No volvió a hacer otro igual” (Jesús dixit)

“Tapresty”. ¡Cuántas veces escucharíamos este maravilloso álbum, por aquellos tiempos en los que éramos jóvenes, felices e indocumentados…! ¡Qué recuerdos! No pude dejar de evocar la sensación de paz y armonía que tuve cuando escuché alguna de sus canciones por primera vez. Yo debía tener unos 15 años. Hoy pueden parecer emociones simples, pero entonces tenían un calado casi revolucionario. 1971 fue un año histórico para la música. Junto a “Blue” de Joni Mitchell, “Sweet Baby James" de James Taylor y “Led Zeppelin IV”, vio la luz la obra maestra de Carole King.

Foto: ABC Sevilla

Es evidente que “Tapestry” la convirtió en una estrella ese año, pero antes de que la mayoría de los devotos del álbum supieran su nombre, ya había sido una compositora de enorme éxito durante más de una década. King, que tenía 29 años cuando grabó este disco, había compuesto Will You Love Me Tomorrow (The Shirelles), Halfway to Paradise (Tony Orlando), Chains (TheCookies), The Locomotion (Little Eva), Take Good Care of My Baby (Bobby Vee) Some Kind of Wonderful (The Drifters) y decenas más de canciones.

Foto: Telegraph

En aquel entonces, King trabajaba con Gerry Goffin, su marido. Se habían casado “de penalty” a los 17 años y tuvieron que dejar el instituto, pero eran tan buenos componiendo que ganaban más dinero en un mes que sus cuatro padres juntos en varios años. Sin embargo, en 1968 la vida matrimonial de esta pareja prodigio, sus duetos y su estancia en la Costa Este habían terminado. Alejándose de una vida de abusos emocionales, de un calvario de dominación, la separación provocó una transformación en la cantautora judía estadounidense. Todo cambió cuando ella se trasladó de New York, su ciudad natal, a Laurel Canyon, el suburbio bohemio de Los Ángeles, con sus dos hijas pequeñas, Louise y Sherry, donde se sintió atraída por la escena de cantautores asociada con el club Troubadour. Fue entonces cuando supo lo que quería decir con su música. Y se atrevió a ser ella misma. También la ayudó su nuevo hogar, sin duda. Según su estrecha colaboradora Toni Stern, King "intuyó que las cosas estaban sucediendo en L.A. musicalmente y que “conectándose con la madre tierra”, se sintió liberada. Practicó yoga, se hizo vegana y comenzó a escribir material que trascendía las meras canciones Top 40 que había cantado antes. Echando mano de su bagaje emocional comenzó una nueva era de escritura honesta a la vez que componía música fusión de soul, funk, jazz y pop. Tuvo el coraje de salir de un marco seguro y lucrativo para tomar una decisión más honesta y más auténtica.

Las canciones de “Trapestry” tratan las relaciones dentro de los parámetros dramáticos de la vida cotidiana, un punto de vista nacido de su experiencia con el divorcio que terminó resonando en una generación de mujeres jóvenes que reordenaron sus prioridades con respecto al sexo, el trabajo, el matrimonio y la maternidad. De muestra, It’s Too Late, canción que compuso con Stern.


El amor y el desamor en “Tapestry” se encaran desde una propuesta realista, sin promesas de éxtasis ni amenazas de agonía. Como tampoco hay hipérbole en el compromiso que ofrece en You've Got a Friend, una canción que me encanta y me pone un nudo en la garganta cada vez que la escucho.


La intimidad cruda de sus canciones desencadenó un cambio cultural: una especie de narración musical que el pop aún no había probado. Los solos que pasaban entre el piano de King y el guitarrista Danny Kortchmar en la apertura del álbum I Feel the Earth Move mostraban control y dominio, atributos que rara vez se escuchaban en álbumes femeninos en ese momento. Y la foto de portada relajada, sentada cómodamente en el alféizar de su ventana de Los Ángeles, posando con su gato Telémaco, con un suéter gris, sosteniendo un tapiz real que cosió a mano comunicó que, sí, las mujeres podemos estar a gusto con nosotras mismas.


Enclavada en las verdes colinas de Hollywood, la mujer que coescribió la inmortal Will You Love Me Tomorrow se reinventó como una nueva clase de estrella del pop reflexiva, íntima, discreta. Su versión de este exitoso tema es una reflexión independiente sobre el pasado, en la voz evocadora de King.


Un disco notablemente expresivo e íntimo, un trabajo de artesanía consumada y un clásico del soul (You Make Me Feel Like) A Natural Woman. La conocida interpretación de Aretha es sobresaliente, por supuesto. Pero hay algo de nostalgia, algo evocador, íntimo, crudo y tranquilo en Carole que me encanta.


Tapestry fue el segundo álbum de Carole King y uno de los discos más vendidos de todos los tiempos, con más de 25 millones de copias en todo el mundo, más de 10 millones sólo en los EE.UU. Lanzado a tiempo para el Movimiento de Liberación de las mujeres, “Tapestry” ganó el premio a Álbum, Canción y Grabación del año en los Premios Grammy de 1972. Además, estableció un récord de 15 semanas consecutivas en el número uno y se ubicó en el puesto 25 en la lista de los mejores álbumes de la música de la revista Rolling Stone.

El vicepresidente del Salón de la Fama del Rock & Roll, Jason Hanley dijo de “Tapestry”, en el 50 aniversario de su publicación : "Fue un álbum que estableció un estándar para cualquier compositor que viniera después de eso". Y agregó: "La intimidad de ese disco, escuchar su voz y el piano, los arreglos realmente magníficos... Creo que es un álbum que ahora, 50 años después, mirando hacia atrás, todavía sientes que es tan importante”.




En definitiva, un disco intensamente emocional; es la intimidad impetuosa lo que hace de “Tapestry” uno de los álbumes pop más honestos e influyentes hasta la fecha. Desde la producción fluida hasta la composición magistral y conmovedora de las canciones en su momento conectó con los oyentes como pocos discos antes, y sigue siendo una experiencia iluminadora décadas después.


En los años posteriores a "Tapestry", King podía aparecer ambivalente sobre el estrellato que había alcanzado. Continuó haciendo discos, ocasionalmente en busca de un estilo convincente, pero no hizo giras ni los promocionó como requiere la industria del pop. Hoy, nueve de sus 10 canciones más escuchadas en Spotify son de "Tapestry", y su canción de 1974 "Jazzman", que alcanzó el número 2 en el Billboard Hot 100, puede ser más conocida en una versión de Lisa Simpson que interpretada por ella misma.


Imagen: Radio Sefarad

En la actualidad, King intenta desconectarse de décadas de adulación y se niega a hablar de su obra maestra en las entrevistas. Pero 50 años después de su lanzamiento el 10 de febrero de 1971, "Tapestry" se erige como un hito que es imposible que no se hable de él, incluso cuando las colecciones de vinilos de segunda mano han dado paso a la transmisión de unos y ceros. La adoración llegó de todos modos, por supuesto. Hubo un álbum tributo a "Tapestry" con actuaciones de los Bee Gees y Celine Dion. Estaba el programa de televisión "Gilmore Girls", que utilizó Where You Lead como tema principal.  En esta composición, King canta junto con su hija Louise. La propia Carole King ha hecho cameos en la serie, en la segunda, quinta y sexta temporadas, interpretando a la propietaria de una tienda de música.


Y cómo no recordar la ceremonia en el Kennedy Center en la que Aretha Franklin dejó alucinados a todos (e hizo llorar al presidente Obama) con una interpretación emocionante y majestuosa. de “A Natural Woman”.”. Carole King ha sido muy activa políticamente como simpatizante del Partido Demócrata de su país. En 2003 hizo campaña a favor de John Kerry, visitando casas particulares para contactar con los delegados en las primarias demócratas. El 29 de julio de 2004, hizo un pequeño discurso y cantó en la Convención Nacional de los Demócratas, unas dos horas antes de que Kerry pronunciara su discurso en el que aceptaba el nombramiento de candidato a la presidencia por su partido. Durante la campaña presidencial, King continuó apoyando al candidato demócrata.

Parte del éxito de King se debió a que el álbum tenía una capacidad unificadora. Tarareaban sus canciones jóvenes casados de la clase trabajadora con hijos pequeños, individuos con doctorados que formaban parte del movimiento medioambiental y chicas adolescentes y sus madres. “Era muy difícil encontrar a una persona menor de treinta años en el hemisferio occidental que no pudiera tararear al menos algunos compases de ‘It's Too Late’”, escribió Alex Ward en el The Washington Post.


Con “Tapestry” King nos dijo: Soy mujer, autora de mis canciones, canto, toco, sé exactamente cómo quiero sonar, domino la situación… Y triunfo. Por todo lo alto. Y por eso ahora su mensaje sigue vigente. Igual que su sonido y sus maravillosas canciones, que no han envejecido un ápice. Quizá el resto de su carrera no haya podido emular este tremendo acierto, aunque siempre ha mantenido un índice notable de calidad, pero “Tapestry” es uno de esos discos que dignifican por sí solos a un artista de tal manera, que no queda otra de rendirle este tributo, el que debía haber tenido cuando "Tapestry" cumplió 50 años. Espero que lo hayáis gozado como yo.

Cuidaos mucho. Y cuidad la Cultura para que ella cuide de nosotros. ¡Y no a la invasión rusa! ¡Libertad para Ucrania!



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Otras fuentes