lunes, 6 de abril de 2020

Mayra Andrade, la voz de miel de Cabo Verde

Luz de verano en tiempos de pandemia

            Si hay algo que no ha encontrado hueco en mis rutinas y actividades sensata y concienzudamente planificadas para este confinamiento es el llorar. Sí; llorar, dejar correr las lágrimas mejilla abajo, mansamente, abrir esa válvula de escape para mitigar el dolor. 

Llorar porque me pesan los muertos (que no son míos, pero son de todos), la soledad de su adiós sin despedida, la angustia de sus familiares. Llorar de pura rabia al saber que en ocho comunidades tenemos los servicios sanitarios colapsados mientras que en las residencias de ancianos se mueren a destajo, como si la muerte estuviera haciendo horas extras. Llorar por mi madre aislada en la habitación de su residencia y, ante su desesperación, tenerle que decir: ¡pero mamá! ¡estás viva! Llorar por los 6 millones de ancianos que viven solos, que están enfermando de soledad, desconcierto, desorientación y miedo. Ante tanto sufrimiento, sé que necesitaría encontrar un pequeño espacio para dejarme ir, pero cuando se me nublan los ojos y se me pone un nudo en la garganta, cuando la voluntad de no dejarme llevar por la negatividad flaquea, cojo aire y trago saliva y, como si hubiera delante de mí una señal de tráfico que dijera: PROHIBIDO LLORAR, sigo viviendo.

Pero hoy se ha abierto la veda. En mi anterior entrada dedicada a Marco Mezquida, Kepa Osoro Iturbe, un experto en Bibliotecas Escolares, un tema que me apasiona, y en Literatura Infantil y Juvenil, me invitó, generosamente, a descubrir a la cantante caboverdiana Mayra Andrade. Confieso que como el enlace de Youtube que me propuso para presentármela era de un concierto entero, me he puesto a investigar y a buscar canciones suyas en acústico (para mí es como desnudarse) y lo primero que he encontrado es esto:


AISLADA
Yo conozco a una mulata
que vive encerrada,
aislada en una jaula de color de plata.
Tiene por compañía
la noche y la luz del día,
es hija del sufrimiento y del tormento.

Ya le he pedido a Nuestro Señor
que me diera un ala en flor
para volar hasta esa mulatita,
para quitarle su dolor,
para hacerla mi reina,
su libertad y mi felicidad.

Ha sido empezar escuchar este homenaje sereno e hipnotizante a la reina del morna de Cabo Verde, la "Diva descalza" Cesária Évoracon una interpretación prístina y desnuda de su famosa balada, que no he podido más que, por fin, echarme a llorar de emoción. Y así he podido aliviar un poco el dolor por los muertos, por los aislados en completa soledad, por los ancianos, por los sanitarios (los mayores héroes de esta crisis), por lo niños, por tantos, por todos.

“Una voz criolla asombrosamente delicada'” dijo de ella el The Sunday Times. Y como siempre que la voz de una mujer me enamora (creo que sin darme cuenta las colecciono), la de Mayra, tierna y suave, me animó intentar conocer mucho más de ella. Afortunadamente hay mucha información, entrevistas y críticas que me han mostrado a una mujer fascinante, valiente, femenina y feminista. Gozad de ella; os aliviará.

Mayra nació en 1985, cuando Cabo Verde estaba celebrando diez años de independencia. "Crecí rodeada de este amor por el país, recordando los sacrificios que hicieron la generación de mis padres para que fuéramos personas independientes".
           A la edad de 6 años, dejó su tierra natal por primera vez y se fue a vivir a Senegal, donde su padrastro era embajador de Cabo Verde. “Allí descubrí África continental. Era un país vecino, pero la gente hablaba otro idioma, se vestía, comía, rezaba y bailaba de maneras muy diferentes a las nuestras ". Dos años después, la familia se mudó a Luanda, donde vivieron intensamente la guerra civil angoleña. De regreso en Cabo Verde, habiendo pasado por Alemania, a la edad de 14 años ya sabía que quería cantar y comenzó a forjar su destino. A los 17 años, tras ganar el concurso de canción Jeux de la Francophonie en Canadá, obtuvo una beca para estudiar en Paris lecciones de canto. 

Allí conoció y colaboró con el compositor Orlando Pantera, fallecido en 2002 con 33 años y cuya obra tuvo un profundo calado en la música caboverdiana.Ya dominaba el francés debido a sus años en Senegal, así que tenía algunas composiciones propias y desbordaba el deseo de hacer realidad su carrera. Actuó por la noche, estudió, hizo contactos y a los 20 años firmó con Sony. Durante los 14 años que vivió en la capital francesa, lanzó sus primeros cuatro álbumes. El primero, “Navega” (2006), una producción sobre sus "raíces", habla sobre el amor, la sensualidad o la familia; fue grabado acústicamente a razón de tres canciones al día.


En 2008, Mayra ganó el premio Newcomer en los BBC Radio 3 Awards for World Music con su álbum debut. Tres años después ve la luz “Stória, stória” “un álbum de princesas”, según sus propias palabras, que se grabó en París, Brasil y Cuba, y fue presentado en una gira con ocho músicos. Luego grabó un concierto de trío que le proporcionó el material para el siguiente álbum, “Studio 105” (2010) “Después de eso, decidí que quería hacer un álbum más pop” que se tituló “Lovely difficult” (2013) Ella admite que este álbum es una paradoja por ser el más ecléctico, tanto lingüística como musicalmente. Cantadas en criollo caboverdiano (creole), portugués, francés e inglés, las canciones del álbum pasan sin problemas de los géneros tradicionales de Cabo Verde a sonidos más globales, que abarcan diferentes estilos, como el reggae, el jazz, el soul e, incluso, algunos rockabilly. El resultado es una mezcla hipnótica, apuntalada por su voz de miel, y un tempo suave y rítmico. “Es un álbum más variado y personal. Soy una mujer de mi tiempo, afectada por tantas influencias. Nunca he escrito o cantado tanto en tantos idiomas”.


En 2016 se mudó a Lisboa, un momento que marca un nuevo significado en su vida. “A los 30 años, la mujer adquiere una conciencia brutal de su fuerza. Nunca me he sentido tan hermosa, poderosa, libre. Y eso es un logro. Tuve que defender mi camino, mi forma de ver mi cuerpo, mi persona, mi vida, mi música, decidiendo cómo quiero ser en este mundo”. Tras cinco años de silencio discográfico y un proceso de búsqueda y reflexión, Mayra Andrade encontró un nuevo modo de expresión con “Manga” (2019), un estupendo álbum entre el afrobeat, la música urbana y la música tradicional de Cabo Verde y que, manteniendo sus señas de identidad, supone un avance hacia un sonido más contemporáneo. En él resaltan también sus acompañantes, el multiinstrumentista caboverdiano Kim Alves y a dos jóvenes creadores africanos: el marfileño 2B y el senegalés Akatché. Creo que valdrá la pena seguir sus pasos.


Su éxito entre el público internacional y de la crítica, le valió una invitación para grabar con uno de los mejores íconos de la música francesa, Charles Aznavour. Así, antes de los 30 años Mayra ya era la cantante caboverdiana más popular de su generación. A Mayra le gusta pensar que su trayectoria transmite el mismo sentido de aventura, y sutileza aventurera, que admira tanto en el trabajo del gran brasileño Caetano Veloso de quien dice estar totalmente influenciada.


Valorando su producción en conjunto estaréis conmigo que la música de Mayra Andrade ejemplariza el potente efecto regenerador del mestizaje cultural. Ha explotado al máximo su herencia criolla (africano-portuguesa) creando una música de múltiples capas que abarca inflexiones brasileñas funanàs, mornas y batukus y las adereza con delicadas armonías jazzísticas, cubanas, pop parisino, líneas de bajo funky y alguna guitarra flamenca para extraer un sonido propio. Sus canciones evocan un verano eterno que dispersa las nieblas y los escalofríos del momento que vivimos, pero nunca recurre al exotismo. Una mezcla de colores radiantes y danzantes, ritmos de terciopelo y melodías vitales, una vitalidad que te conquista.


Vivo porque necesito vivir, y no pienso en cómo podría influir en mi música. No estoy mirando Tengo un lado muy reservado, pero emocionalmente soy muy intensa. No hago un cálculo ni me pregunto si lo que vivo alimentará lo que estoy creando. Vivo y al mismo tiempo pongo una distancia de las cosas que vivo. Soy la actriz y la narradora al mismo tiempo. Simplemente hay un momento en que el vaso se llena, para bien o para mal, debo comenzar a escribir. La música es, en gran medida, un registro de confesiones, revelaciones y una forma de exorcizar, de hacer las paces con ciertas cosas, de expresarme.



Al acabar de escribir esta entrada, escucho a Juan José Millás en la cadena SER explicando con voz grave y apesadumbrada, transmitiendo una profunda tristeza, que en Madrid se han creado tres grandes morgues dos de ellas en centros comerciales, templos de consumismo, como si estas personas que se almacenan allí fueran los restos de un naufragio, los restos del capitalismo que tantos recortes hizo en Sanidad y en los servicios públicos durante los últimos años. Gracias, Kepa. Mayra ha conseguido, al menos, que me haya podido evadir de la realidad por unos momentos. O no.

Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト    Buonanotte. לילה טוב.  Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches. اچھا شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend. শুভ রাত্রি. Laku noć. Bon lannwit.


Fuentes
https://www.mayra-andrade.com/
http://www.heroinas.net/2014/09/mayra-andrade.html
http://whatsonafrica.org/mayra-andrade-lovely-difficult-is-a-love-cult/
https://www.last.fm/es/music/Mayra+Andrade/+wiki
https://revistatrip.uol.com.br/trip/trip-gir-a-cantora-de-cabo-verde-mayra-andrade-traz-a-potencia-e-a-sensualidade-da-mulher-africana
https://aldeiadalusofonia.com/2015/07/15/quem-e-mayra-andrade/