domingo, 25 de enero de 2015

Betty Carter

"En realidad sólo hay una cantante de jazz. Betty Carter”
(Carmen McRare)

Existen canciones tan sumamente famosas y trilladas que a veces perdemos la perspectiva a la hora de juzgarlas o se nos olvida lo realmente buenas que son. Una vez más, mi teoría se ha cumplido. Las canciones son muchas veces las que nos buscan...y nos encuentran. Y si no, ¿por qué aparecen tan seguido en poco tiempo cuando puede que no las hayas escuchado en años? Esto daría para mucha reflexión, porque lo mismo ocurre con las personas, con las amistades ¿casualidad? ¿destino?


Si tuviese que elegir una canción que sonase en mi entierro... ¿cuál sería la afortunada? (Ojo, no estoy siendo agorera, para nada, viviré muchos años y tenéis Victoria para aburriros) Difícil elección, porque hay tantas y tantas que me gustan, pero seguro que hay una que me caracteriza, que me define o me ha acompañado más día a día; una canción que ha sido o es fundamental en mi banda sonora. El caso es que aún no la he encontrado pero me dispongo a hacerlo, cuando tenga la solución os la comunicaré. O quizás os pediré opinión. Pero tened cuidado con mi corazón.


Tras pasados unos días muy llenos (y los que me quedan), llevo todo el fin de semana redactando informes. Estoy muy cansada. Por ello, después de pasar demasiado tiempo lejos de mi música nocturna, el jazz y yo teníamos una cita asegurada en la noche. La intimidad en la que me sumerge se hace, en épocas como ésta, cada vez más necesaria.

Como veis, esta noche en la que la esperanza llama a la puerta de la mano de Grecia, he querido compartir con vosotros a Betty Carter, una de las grandes voces eclipsadas del mundo del jazz.  Mujer, negra, una aventurera y transgresora que le encantaba improvisar. Me encantan los y las artistas que improvisan, quizás porque en mi trabajo lo hago a menudo. Además, Betty tuteló a una buena cantidad de músicos jóvenes que empezaban, ayudándoles en sus incipientes carreras. Por eso le llamaban “la madrina del jazz”.

Si alguien ha cantado el jazz como nadie, siendo fiel a las esencias y a la modernidad ha sido Betty. Ella decía al jazz, lo pronunciaba sílaba a sílaba, intimaba lenguaje jazzístico e instrumento vocal. Luego está la modernidad. Una manifestación culta e intelectual basada en una expresión discursiva y musical al mismo tiempo. Literatura y poesía, las maneras de Jeanne Lee, Abbey Lincoln, Sheila Jordan, Norma Winston


Su obra es testimonio de la fuerza y la dedicación de una mujer que se aferra a luchar por sus sueños sin darse nunca por vencida.  Porque Betty Carter tuvo que superar tremendas dificultades para obtener el reconocimiento del mundo del jazz, luchando durante décadas por permanecer fiel a su enfoque único de la música que amaba.


Lo primero que habéis podido escuchar esta noche, The Man I Love, es de Billie Holiday , un tema que ha sido versionado hasta la saciedad. Sin embargo, en esta interpretación la cantante reconstruye la melodía para volverla a construir haciéndosela suya.

Betty Carter poseía la voz más dúctil del jazz y era capaz de abordar este profundo estándar  como cancioncillas como The good life, de Sacha Distel con la misma naturalidad. Y edificar sobre ellos, con un scat apabullante y cada vez más sorprendente, toda una montaña de sensaciones sobrecogedoras.  


La voz tiene que conmover por su personalidad y capacidad para comunicar, haciendo posible la melodía mejor contorneada o el grito más desgarrador, el gozo y el llanto. Tiene que trasmitir emoción, intensidad y verdad. Como un instrumento más. Betty Carter lo consigue. Bona nit. Buenas noches.

lunes, 5 de enero de 2015

Locomotive Breath / Jethro Tull

La metáfora del fracaso

Hace ya cinco años (el tiempo vuela, vaya que sí) Martí, mi amigo “que no es medio sueco”, me regaló esta pieza como una propuesta para mi música nocturna. En aquella ocasión pude comprobar que, incomprensiblemente y contrariamente a lo que yo pensaba, Jethro Tull no estaba en la lista que había preparado en base a nuestra colección de vinilos. “Aqualung” había desparecido de entre ellos. Alguien que no nos lo devolvió… (uno de tantos)
El décimo tema del álbum, Locomotive Breath, (El aliento de la locomotora) es impresionante, y quizás por ello una de las más populares entre los fans y de la historia del grupo. Con frecuencia puede seguir siendo escuchado en las emisoras de rock clásico o programas retro de TV. La canción fue grabada de una forma poco usual, pues la mayoría de las partes de la canción fueron registradas por separado.

Pero Jethro Tull, padeció, como tantos,  ridículas y variadas prohibiciones de la censura franquista. “Minstrel in the Gallery”, “Thick as a Brick” y, sobre todo, “Aqualung” se toparon con ella. En concreto, “Aqualung” fue, primero prohibido y, luego, mutilado por supuestas ofensas a la Iglesia. Anderson no sólo cuestionaba la religión oficial en piezas como Hymn 43 o My God, sino que en la contraportada, bien a la vista, incluía un discurso que comenzaba diciendo "Y al principio, el hombre creó a Dios".

Resulta que el líder escocés Ian Anderson, un tipo único fuera y sobre el escenario, flautista bailarín y encantador de multitudes, irrepetible y reconocible entre todos los músicos de la historia del rock, elaboró una visión crítica, irónica e inteligente de la iglesia, continuando la senda de los discos conceptuales. Corría 1971 y, como algunos recordareis, los vinilos tenían dos caras. La A de este álbum llevaba el subtítulo de Aqualung, tema con el que empieza y que cuenta la vida de un vagabundo anciano y rijoso, obsesionado con el ejército de Salvación.


Le sigue la prostituta Cross-Eyed Mary, pecadora como el personaje de La Isla del Tesoro, Long John Silver, del que habla la canción Mother Goose. La cara B fue más polémica. Están  My God y la que hoy nos ocupa Locomotive Breath. El disco estuvo prohibido ni más ni menos que cuatro años. Luego se permitió, pero mutilado, al sustituirse la canción por Glory Row, lo que convirtió la edición española en joya para coleccionistas.

La paradoja es que Locomotive Breath llevaba editada en España tres años en el álbum de los Tull, “Living in the Past”. Ridículo ¿no?

Ahora, escuchadla atentamente:

La introducción del pianista John Evan me parece magistral así como el solo de flauta travesara que interpreta Anderson. El juego de contrastes entre pasajes musicales tranquilos y melodiosos, y pasajes rítmicos y enérgicos, una característica inconfundible del grupo.

La letra, pese a estar abierta a la interpretación, trata un hombre desesperado, al que la vida le ha maltratado hasta el límite, en sus últimos momentos, dirigiéndose al precipicio, al borde del suicidio, como una locomotora sin frenos.

El aliento de la locomotora

En la caótica locura
del aliento de la locomotora,
corre el eterno perdedor,
de cabeza hacia su muerte.
Siente el roce del pistón,
el vapor estallando en su frente,
el viejo Charlie robó la palanca del freno y
el tren no quiere parar,
no hay manera de frenarle.

Ve a sus hijos saltando
en las estaciones, uno a uno.
A su mujer y su mejor amigo,
en la cama pasándoselo bien.
Se está arrastrando por el pasillo
a cuatro patas,
el viejo Charlie robó la palanca del freno y
el tren no quiere parar
no hay manera de frenarle.

Oye el silencio aullando
atrapa ángeles mientras caen.
Y el eterno ganador (*)
le ha cogido por las pelotas.
Coge la Biblia de Gedeón
abierta por la primera página. Y decía:
"Dios robó la palanca del freno y
el tren no quiere parar;
no hay manera de frenarle".

A continuación una actuación en vivo  en una AVO SESIÓN Basilea , un festival de música, que tiene lugar cada mes de octubre / noviembre en Basilea , Suiza . El festival cuenta con artistas internacionales, así como nacionales de diversos géneros musicales en un escenario club íntimo. En 2010 el festival celebra su 25 jubileo, y en 2013 el nombre del evento fue cambiado a Baloise Sesión. Desde 2009 hay un DVD en vivo de Jethro Tull del que os ofrezco la versión del tema de hoy.

Varios son los grupos que la versionaron, todos ellos con una dureza que quizás no encaje en un blog que quiere ser nocturno e intimista.  Pero estamos de vacaciones ¿no?

Los W.A.S.P. realizaron una versión en 1989, en su álbum “The Headless Children” (como bonus track). También Helloween realizaron una versión de Locomotive Breath en su álbum “Metal Jukebox” (1999) así como Styx, el 2005 en su album “Big Bang Theory” y Rabbit para "Boys Will Be Boys" de 1975. La versión adjudicada a Deep Purple en el 1984, me hace dudar. No hay referencias al álbum; sin embargo, me gusta.


Y para acabar, esta fantástica versión a guitarra acústica de 12 cuerdas y armónica.


Es hora de irse a dormir. Buenas noches, bona nit.