domingo, 23 de septiembre de 2012

Anjani Thomas


Un canto de sirena imposible de resistir

Estoy cansada. Han sido dos días largos, llenos de emociones contenidas, de risas y lágrimas; ha sido un domingo largo y lleno desde la mañana a la noche de trabajo, mucho trabajo, un trabajo que no he acabado pero mi cabeza no da para más. La vida está ahí, sin duda. Sólo espero que al final de mis días me sienta en paz conmigo misma y con mi historia.

Estoy melancólica, ya veis. No sé si os habéis dado cuenta que las noches como ésta busco siempre una voz de mujer que navegue con libertad por todos los rincones de mi alma, que me susurre al oído hasta irme a dormir.  Por eso en estos instantes mientras escribo dejo que la voz de Anjani Thomas, una voz que nace directamente del corazón, se deslice con suavidad en mis oídos.

Esta hawaiana que tiene mi edad (nadie lo diría), pianista, vocalista y compositora, iba para cantante de jazz. Y, sin embargo, Leonard Cohen, el músico de la tristeza y la depresión, hizo de quien tan sólo una cantante de su coro, lo que estoy escuchando: un sonido dulce, melancólico, intimista, cálido, que invita a entrar. Voz que pone al servicio de unas letras de Cohen que rebosan poesía. Anjani y Cohen, combinación ideal para acabar un día como el de hoy: Blue Alert


ALERTA AZUL

Hay perfume ardiendo en el aire
pedacitos de belleza por todas partes
Shrapnel volando; el soldado patea el polvo
Ella llega tan cerca. Tú la sientes entonces.
Ella te dice No y No otra vez.
Tu labio se corta con un borde de su falda de tablas.
Alerta azul
Visiones de ella que se dibujan cercanas
se elevan, se mantienen un momento y desaparecen.
Tú intentas frenarlo; no funciona.
Es solo otra noche, supongo,
toda enredada de desnudez
Incluso te tocas a ti mismo.
Eres tan ligón.
Alerta azul
Tú sabes cómo comienzan noches como ésta,
el tipo de nudo en que tu corazón se ve convertido.
A cualquier parte que vuelvas va a doler.
Hay perfume ardiendo en el aire,
pedacitos de belleza por todas partes.
Shrapnel volando; el soldado patea el polvo.
Alerta azul. Alerta azul.
Ella rompe las reglas así puedes ver que
ella es más salvaje que lo que tu nunca serás.
Tú hablas de religión pero ella nunca se convertirá.
Su cuerpo tiene 20 pisos de alto.
Intentas apartar la mirada, lo intentas
pero todo lo que quieres es llegar allí el primero.
Alerta azul


Difícil describir, para quien no la conozca, el ambiente melancólico, minimalista, de dulzura extraordinaria que aparece detrás de cada nota, de cada palabra, y que se mete los poros de una y de otra. Porque la voz de Anjani Thomas es como el humo que se desliza por el ambiente  y no se puede hacer nada por evitarlo.

A continuación Half The Perfect World un tema en el que el tiempo se detiene. Canta una mujer lo que siente un hombre…
MEDIO MUNDO PERFECTO

Cada noche ella volvía a mí.
Yo cocinaba para ella, yo le servía el té.
Ella estaba en los treinta, entonces,
había hecho algún dinero, vivía con hombres
nos acostábamos para dar y recibir
bajo la mosquitera blanca
y dado que ninguna cuenta había comenzado,
vivimos un millar de años en uno.

Las velas ardían,
la luna se ponía tras
la colina pulida,
la ciudad lechosa,
trasparente, sin peso, luminosa,
descubriéndonos a los dos
sobre esa tierra fundamental
donde el amor es no querido, no atado, no dirigido
y medio mundo perfecto se encuentra

Pensándolo bien, podría decirse que Anjani ha hecho más por Cohen que cualquier musa anterior o colaborador. Desde que la escuché por primera vez se me pareció en algo a él. Un Cohen femenino, suave, más relajado. Un Cohen sexy, pelilargo y pelinegro.

NADIE DESPUES DE TI

Bailé con cantidad de hombres.
Luché en una guerra fea.
Le di mi corazón a una montaña
pero nunca amé antes.
Me pongo nervioso cuando me das la espalda.
Mi corazón está siempre escocido.
El esmoquin me daba diamantes
pero nunca amé antes.
He estado en la carretera desde siempre.
Siempre estoy en marcha poniéndome a salvo
pero tu eres mi primer amor y el último
No hay nadie, nadie después de tí
He vivido en muchas ciudades
desde París a Los Angeles
Enseñaba el kamasutra
pero nunca amé antes.
He estado en la carretera desde siempre
Siempre estoy en marcha poniéndome a salvo
pero tu eres mi primer amor y el último
No hay nadie, nadie después de tí
Aunque conocía los hechos de la vida
pero ahora conozco el marcador
Estuve dando la vuelta a la manzana y vuelto
pero nunca amé antes.


Canciones que salen desde la oscuridad para revelarse en toda su brillantez, que se convierten en derroteros frágiles en el proceloso mar de los sentimientos.

EL GOLDEN GATE

Mirando hacia atrás, a San Francisco
llevando mi traje chino azul
chaqueta amarilla con hombreras rellenas
fumando cigarrillos Sobranie;
cuatro en punto y la niebla se cuela.
Todos recordamos el mar;
por varios segundos nuestros pecados son perdonados
los míos contra ti, los tuyos contra mí.
No me esperes y no lo sientas.
Olvida todas las cartas que nos escribimos.
Abandona a las sirenas de niebla nuestra solitaria historia
déjales que ellas sostengan la nota más dura.
Nosotros ordenamos otro margarita
que sorbemos lentamente junto a la ventana.
Nadie necesita un maestro indio.
Todo lo que necesitan es San Francisco
porque estamos conduciendo con el máximo cuidado hacia casa
bajando carreteras que están flotando y veladas.
El Golden Gate,
es todavía de oro,
es todavía grande.
Nadie está borracho.
Nada ha fallado.



Mientras escucho las melancólicas canciones de Anjani Thomas me asalta una extraña sensación de paso del tiempo. Música y poesía son un encuentro con nuestra propia historia de amor y desamor, historia de tiempos perdidos.

 “Todo lo que tengo es mi voz, el piano, y las letras de Cohen, que son pura poesía. Mi acercamiento al más alto nivel de los sentimientos y de la experiencia interior” Debe ser eso…

domingo, 2 de septiembre de 2012

Chet Baker

El perfecto “beautiful looser” del jazz.


La clara muchedumbre de un poniente
ha exaltado la calle,
la calle abierta como un ancho sueño
hacia cualquier azar.
La límpida arboleda
pierde el último pájaro, el oro último.
La mano jironada de un mendigo
agrava la tristeza de la tarde.
(Fragmento de "Atardeceres" de Jorge Luis Borges. Fotografía: Ainhoa Zapatero)

El cielo, testigo de una tregua que se acaba,  tiene la quietud de un cuadro detenido en cualquier tiempo. Resuena una trompeta venerando nostalgia.

Si un común denominador tienen los músicos de jazz es el tormento y sufrimiento de sus vidas. No sé si por el contexto histórico, la noche, la vida loca o una infancia sin juguetes; pero casi todos los grandes talentos del género tuvieron un durísimo enganche a los alcoholes y las drogas más duras. Quiero creer románticamente que era la única forma que encontraban de aguantar la enorme melancolía que les provocaba su arte.

Chet Baker es otro de los muertos que tiene en su haber ese ocaso narcótico de las drogas. Guapo hasta el dolor, hasta los feos le adoraban. Estaba tan loco que los cuerdos lo envidiaban. Era tan mujeriego que las mujeres le odiaban porque les rompía el corazón; tan genial y talentoso que la vida le tenía celos y acabó por asesinarlo. Pero, a pesar de su relación auto-destructiva con las drogas, es indiscutible la magnífica música que componía, suave y melancólica, jazz sensual.

Tocaba por instinto, sin partituras, y también cantaba por instinto, con la voz triste, nostálgica, encadenando frases, con las que construyó un universo personal, capaz de arañar la esencia de la melancolía humana.

Esta noche escucharéis cómo la trompeta de Chet Baker suena amplia, sostenida, como si la cavidad bucal, armada sobre una contundente mandíbula, ejerciera de caja de resonancia. Aun no le faltaban los dientes carcomidos por la droga.  Sentiréis cómo su música nos transporta al mar, al brillo de la luna, sin importar en qué lugar del mundo te encuentres. A ese lugar onírico es a donde me transporta con esta versión de My Funy Valentine
Lo mismo ocurre con su voz, meliflua y aflautada, que se vuelve susurrante e hipnótica cuando canta.  Es gracioso pensar ahora que, en aquellos lejanos 50, algunos puristas del jazz no aceptaron la faceta vocal de Chet Baker. Simplemente no entendían por qué diablos se empeñaba en cantar, en lugar de limitarse a tocar la trompeta. Pero lo cierto es que todo lo que grabó Chet en esa época es absolutamente mágico y nos acompañará siempre
Los que me conocen bien saben que cada noche cierro los ojos buscando un silencio que no existe. Pero nunca pierdo la esperanza de que una música nocturna me lleve lo más cerca de él. Hoy ha sido Chek Baker. La encantadora melodía primero y el clima que crea el sonido de su voz se apoderan de mí como un bálsamo que ralentiza los tiempos innecesarios y el fuego del corazón para que empiece a latir lentamente.  Y todo se vuelve como un sueño, dulce y embriagador... Almost Blue... O casi…
En 1988 vio la luz el filme biográfico “Let's get lost”. Bruce Weber, su director, muestra su gran fascinación por el genio en cada una de las escenas de la película y, aunque su idea inicial se centraba únicamente en realizar un book fotográfico al músico, finalmente la estrecha relación entre ambos acabó derivando en la puesta en marcha de un largometraje de 120 minutos.

Aquí os dejo el documental al completo. Ojalá podáis conseguir el tiempo para verlo. Realmente, merece la pena.
Por último y para quienes queráis viajar por el espacio, huyendo del tiempo, en este enlace tenéis 100 videos de Chet Baker, música desgarradora que parece resbalarse desde el bronce pulido como una lágrima para llegar a los oídos trepanados por la pena; notas que son la perfecta voz que necesita el alma para expresar sus devaneos, gotas que se bifurcan por las constelaciones internas como un veneno ancestral teñido de gritos…


Felices sueños.