domingo, 25 de marzo de 2012

Maria Creuza

La matriarca de la Bossa Nova: belleza y dulzura para relajarnos


Hay música que te hace comprender por qué el amor tiene una zona reservada a la tristeza. Y que, a veces, es amarga como el café. Esta noche… días… meses… serán años, quizás… “empiezo” a entender aquella letra con la que María Creuza me arañaba cuando mi vida estaba a punto de colarse por un sumidero.

¿No os pasa a veces? Nos tiramos media vida tarareando una canción. Conocemos lo que significan cada uno de sus versos, pero no entendemos del todo su significado profundo. Hasta que, de pronto, un día, la escuchas de nuevo y hay un punto de inflexión, un escalofrío que se desborda por el reconocimiento, como un mazazo. Así, a sangre fría. 


Maria Creuza fue la cantante favorita de Vinicius de Moraes. Ambos, junto con Toquinho conquistaron el corazón de todos los argentinos, en los conciertos que hace 40 años dieron en La Fusa, la legendaria discoteca de Punta Del Este donde se reunieron para inmortalizar un repertorio con los temas más memorables del género. Un trío mágico. Nuestra cantante de esta noche estuvo allí el pasado 12 de marzo para conmemorar aquel mágico encuentro. “Jamás imaginamos que esos conciertos iban a tener la importancia que tuvieron”

Magia. Lo sé, me repito a menudo a estas horas. Todo me parece mágico poco antes de intentar descansar.  Pero magia es lo que me transmite esta mujer. Lo es la belleza de su voz, lo son sus canciones, capaces de transportarte lejos de dónde estés. Capaces de hacerte olvidarlo todo, después de una época agotadora y estresante. Así me siento como si estuviera sentada ante ella, relajada, disfrutando de la Bossa Nova con temas que ennoblecen la música.

Eu sei que vou te amar, en el que María dice que nos va a amar desesperadamente, con tal dulzura, que nos gustaría que fuera así. Y surge la tremendamente cálida, emotiva voz de Vinicius, y no canta, sólo habla del amor, y aún así, es tan intenso y bello su dueto con María que repites el tema, una y otra vez... Memorable.

Samba em Preludio, con Vinicius y Toquinho, excepcional, un tema más que cegadoramente perfecto.


Para acabar, Catendé.  Su belleza es absoluta. María, espléndida, empieza suave, va subiendo, Vinicius y Toquinho se unen en coro y comprendes cuán bella es ésta música tan ignorada. Feliz noche a tod@s.

lunes, 19 de marzo de 2012

Paco Ibañez - Blas de Otero

Me queda la palabra

Lo peor del siglo XX no han sido los crímenes de los asesinos sino el silencio vergonzoso de las buenas personas” (Martin Luther King)

¿Dónde están las palabras? ¿Cómo vamos a acercarnos unos a otros desde las más diversas distancias si callamos? ¿Cómo sumar? ¿Cómo compartir las soledades? ¿Estamos a punto de sentir la desesperación que sentía Blas de Otero o la sentimos ya?

Las palabras forman parte del tejido de esos himnos sutiles que nos llenan de emoción. Y gracias a ellas podemos situarnos en la antesala de nuevos proyectos para construir la sociedad que todos merecemos. Sólo es cuestión de continuar y poner manos responsables y humanas a la obra. La palabra nos tiene que servir para combatir la desmemoria, la impunidad de los crímenes, la injusticia o la indignidad.

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Necesitamos la palabra, pero la viva, la verdadera, la que nos negaron durante tanta tiranía y a la que ahora estamos renunciando. “Las palabras vivas, como brasas, las que permiten a los poetas volar y a los corazones amar” como decía JL Sampedro.  Palabras que hablen de ética, de valores, de socialismo democrático, de principios. Porque necesitamos construir un proyecto vital la autorrealización de todos, sin exclusiones.

El poeta Blas de Otero con el joven 
Paco Ibáñez ( foto Kazetariak)
Paco Ibáñez es todo un pionero en el arte de musicalizar poetas. Un verdadero talento. Pone música tanto a poesía del siglo XV, al XIX como contemporánea, y lo hace con una alquimia tan perfecta que parece que esos poemas no pudieran concebir otra melodía.

Hoy hace 13 años que el gran poeta José Agustín Goitisolo nos dejó. Y, quizás, la lógica de las cosas hubiera sido que este post se lo dedicara a él, ya que Paco Ibañez se volcó en su poesía. Pero vivimos en un tiempo de guerra, en un tiempo sin sol, y nada tiene sentido. Y siento que ahora, más que nunca, necesitamos la palabra; la palabra para informar, para explicar, para agitar, para convencer, para movilizar, para indignar, para concienciar. Para luchar.

Nuestro trovador, junto al gran poeta Blas de Otero, nos quieren recordar que aún nos queda la palabra. Sin la palabra, nunca podremos sentir que el mundo vuelve a caber en la palma de la mano. Quedamos todos emplazados, pues, a demostrar que es su fuerza y su valor lo que nos permitirá resurgir de nuestras cenizas.


Pero no puedo cerrar esta entrada sin compartir con vosotros la maravillosa versión de Aguaviva, un grupo al que le debo un homenaje en este espacio, un grupo que hizo de la música y la palabra un elemento de transformación. Os doy mi palabra.