De regreso de pasar 15 días en la Ribera del Duero alejada de este espacio nocturno y alevoso, le daba vueltas a quién dedicar la nueva entrada del blog. Tengo varias recopilaciones iniciadas, pero es sabido que la música va muy ligada a las emociones por lo que ninguna de ellas ha encontrado el terreno suficientemente abonado para crecer. Tendrán que esperar su momento. Fue Jesús quien me dio la idea. Mientras conducía por la C60 después de la necesaria compra para alimentarnos esta semana (nuestra nevera parecía la de Carpanta de la Rue del Percebe) puso esta canción.
“Carole King tocó el cielo con este disco. No volvió a hacer otro
igual” (Jesús dixit)
“Tapresty”. ¡Cuántas veces escucharíamos este maravilloso álbum, por aquellos tiempos en los que éramos jóvenes, felices e indocumentados…! ¡Qué recuerdos! No pude dejar de evocar la sensación de paz y armonía que tuve cuando escuché alguna de sus canciones por primera vez. Yo debía tener unos 15 años. Hoy pueden parecer emociones simples, pero entonces tenían un calado casi revolucionario. 1971 fue un año histórico para la música. Junto a “Blue” de Joni Mitchell, “Sweet Baby James" de James Taylor y “Led Zeppelin IV”, vio la luz la obra maestra de Carole King.
Foto: ABC Sevilla |
Es evidente que “Tapestry” la convirtió en una estrella ese año, pero
antes de que la mayoría de los devotos del álbum supieran su nombre, ya había
sido una compositora de enorme éxito durante más de una década. King, que tenía
29 años cuando grabó este disco, había compuesto Will You Love Me Tomorrow
(The Shirelles), Halfway to Paradise (Tony Orlando), Chains (TheCookies), The Locomotion (Little Eva), Take Good Care of My Baby
(Bobby Vee) Some Kind of Wonderful (The Drifters) y decenas más de
canciones.
Foto: Telegraph |
En aquel entonces, King trabajaba con Gerry Goffin, su marido.
Se habían casado “de penalty” a los 17 años y tuvieron que dejar el instituto,
pero eran tan buenos componiendo que ganaban más dinero en un mes que sus
cuatro padres juntos en varios años. Sin embargo, en 1968 la vida matrimonial
de esta pareja prodigio, sus duetos y su estancia en la Costa Este
habían terminado. Alejándose de una vida de abusos emocionales, de un calvario
de dominación, la separación provocó una transformación en la cantautora judía estadounidense.
Todo cambió cuando ella se trasladó de New York, su ciudad natal, a Laurel
Canyon, el suburbio bohemio de Los Ángeles, con sus dos hijas pequeñas, Louise
y Sherry, donde se sintió atraída por la escena de cantautores asociada con el
club Troubadour.
Fue entonces cuando supo lo que quería decir con su música. Y se atrevió a ser
ella misma. También la ayudó su nuevo hogar, sin duda. Según su estrecha
colaboradora Toni Stern, King "intuyó
que las cosas estaban sucediendo en L.A. musicalmente y que “conectándose
con la madre tierra”, se sintió liberada. Practicó yoga, se hizo vegana
y comenzó a escribir material que trascendía las meras canciones Top 40 que
había cantado antes. Echando mano de su bagaje emocional comenzó una nueva era
de escritura honesta a la vez que componía música fusión de soul, funk, jazz y
pop. Tuvo el coraje de salir de un marco seguro y lucrativo para tomar una
decisión más honesta y más auténtica.
Las canciones de “Trapestry” tratan las relaciones dentro de los parámetros dramáticos de la vida cotidiana, un punto de vista nacido de su experiencia con el divorcio que terminó resonando en una generación de mujeres jóvenes que reordenaron sus prioridades con respecto al sexo, el trabajo, el matrimonio y la maternidad. De muestra, It’s Too Late, canción que compuso con Stern.
El amor y el desamor en “Tapestry” se encaran desde una propuesta realista,
sin promesas de éxtasis ni amenazas de agonía. Como tampoco hay hipérbole en el
compromiso que ofrece en You've Got a Friend, una canción que me encanta
y me pone un nudo en la garganta cada vez que la escucho.
La intimidad cruda de sus canciones desencadenó un cambio cultural: una
especie de narración musical que el pop aún no había probado. Los solos que
pasaban entre el piano de King y el guitarrista Danny Kortchmar en la
apertura del álbum I Feel the Earth Move mostraban control y dominio,
atributos que rara vez se escuchaban en álbumes femeninos en ese momento. Y la
foto de portada relajada, sentada cómodamente en el alféizar de su ventana de
Los Ángeles, posando con su gato Telémaco, con un suéter gris, sosteniendo un
tapiz real que cosió a mano comunicó que, sí, las mujeres podemos estar a gusto
con nosotras mismas.
Enclavada en las verdes colinas de Hollywood, la mujer que coescribió
la inmortal Will You Love Me Tomorrow se reinventó como una nueva clase
de estrella del pop reflexiva, íntima, discreta. Su versión de este exitoso
tema es una reflexión independiente sobre el pasado, en la voz evocadora de
King.
Un disco notablemente expresivo e íntimo, un trabajo de artesanía
consumada y un clásico del soul (You Make Me Feel Like) A Natural Woman.
La conocida interpretación de Aretha es
sobresaliente, por supuesto. Pero hay algo de nostalgia, algo evocador, íntimo,
crudo y tranquilo en Carole que me encanta.
Tapestry fue el segundo álbum de Carole King y uno de los discos más
vendidos de todos los tiempos, con más de 25 millones de copias en todo el
mundo, más de 10 millones sólo en los EE.UU. Lanzado a tiempo para el Movimiento
de Liberación de las mujeres, “Tapestry” ganó el premio a Álbum, Canción y
Grabación del año en los Premios Grammy de 1972. Además, estableció un récord
de 15 semanas consecutivas en el número uno y se ubicó en el puesto 25 en la
lista de los mejores álbumes de la música de la revista Rolling Stone.
El vicepresidente del Salón de la Fama del Rock & Roll, Jason Hanley dijo de “Tapestry”, en el 50 aniversario de su publicación : "Fue un álbum que estableció un estándar para cualquier compositor que viniera después de eso". Y agregó: "La intimidad de ese disco, escuchar su voz y el piano, los arreglos realmente magníficos... Creo que es un álbum que ahora, 50 años después, mirando hacia atrás, todavía sientes que es tan importante”.
En definitiva, un disco intensamente emocional; es la intimidad
impetuosa lo que hace de “Tapestry” uno de los álbumes pop más honestos e
influyentes hasta la fecha. Desde la producción fluida hasta la composición
magistral y conmovedora de las canciones en su momento conectó con los oyentes
como pocos discos antes, y sigue siendo una experiencia iluminadora décadas después.
En los años posteriores a "Tapestry", King podía aparecer
ambivalente sobre el estrellato que había alcanzado. Continuó haciendo discos,
ocasionalmente en busca de un estilo convincente, pero no hizo giras ni los
promocionó como requiere la industria del pop. Hoy, nueve de sus 10 canciones
más escuchadas en Spotify son de "Tapestry", y su canción de 1974
"Jazzman", que alcanzó el número 2 en el Billboard Hot 100, puede
ser más conocida en una versión
de Lisa Simpson que interpretada por ella misma.
Imagen: Radio Sefarad |
En la actualidad, King intenta desconectarse de décadas de adulación y
se niega a hablar de su obra maestra en las entrevistas. Pero 50 años después
de su lanzamiento el 10 de febrero de 1971, "Tapestry" se erige como
un hito que es imposible que no se hable de él, incluso cuando las colecciones
de vinilos de segunda mano han dado paso a la transmisión de unos y ceros. La
adoración llegó de todos modos, por supuesto. Hubo un álbum tributo a
"Tapestry" con actuaciones de los Bee Gees y Celine Dion. Estaba
el programa de televisión "Gilmore Girls", que utilizó Where You
Lead como tema principal.
Y cómo no recordar la ceremonia en el Kennedy Center en la que Aretha
Franklin dejó alucinados a todos (e hizo llorar al presidente Obama) con una
interpretación emocionante y majestuosa. de “A Natural Woman”.
Parte del éxito de King se debió a que el álbum tenía una capacidad
unificadora. Tarareaban sus canciones jóvenes casados de la clase trabajadora
con hijos pequeños, individuos con doctorados que formaban parte del movimiento
medioambiental y chicas adolescentes y sus madres. “Era muy difícil
encontrar a una persona menor de treinta años en el hemisferio occidental que
no pudiera tararear al menos algunos compases de ‘It's Too Late’”, escribió
Alex Ward en el The Washington Post.
Con “Tapestry” King nos dijo: Soy mujer, autora de mis canciones,
canto, toco, sé exactamente cómo quiero sonar, domino la situación… Y triunfo.
Por todo lo alto. Y por eso ahora su mensaje sigue vigente. Igual que su sonido
y sus maravillosas canciones, que no han envejecido un ápice. Quizá el resto de
su carrera no haya podido emular este tremendo acierto, aunque siempre ha
mantenido un índice notable de calidad, pero “Tapestry” es uno de esos discos
que dignifican por sí solos a un artista de tal manera, que no queda otra de rendirle
este tributo, el que debía haber tenido cuando "Tapestry" cumplió 50 años. Espero que lo hayáis gozado como yo.
Cuidaos mucho. Y cuidad la Cultura para que ella cuide de nosotros. ¡Y no a la invasión rusa! ¡Libertad para Ucrania!
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