Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
¿no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza?,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
Hoy hace 40 años que se
perpetraron los últimos fusilamientos del franquismo: Juan Paredes Manot
(Txiqui), de 21 años, Ángel Otaegui, de
33, José
Luis Sánchez Bravo, de 22 años, Ramón García
Sanz, de 27, y José
Humberto Baena Alonso, de 24. Todos ellos pertenecían a bandas armadas. Los
dos primeros a ETA
(que entonces era otra cosa) y los tres siguientes al FRAP.
Serían los últimos cinco presos asesinados por la dictadura. Los primeros, en
Burgos y Barcelona; los segundos, en Hoyo de Manzanares, donde el cometido fue
llevado a cabo por tres pelotones de 10 guardias civiles o policías, todos
voluntarios. Sus ejecuciones desnudaban la verdadera cara del régimen y dejaban
en evidencia a las potencias occidentales que permitieron el asentamiento y
desarrollo de la dictadura. La pena de muerte fue el detonante para que la
opinión pública alzase su feroz grito de protesta.
La presión de la comunidad
internacional sería muy intensa. El propio papa Pablo VI pero asimismo otros
máximos dignatarios de otros estados, la reina británica incluida, solicitarán
clemencia al gabinete español y al mismísimo dictador. Por supuesto, en el País
Vasco, las movilizaciones se generalizarán de una manera radical.
Como las protestas fueron
ecuménicas, Franco
organizó una gran concentración en la plaza de Oriente y logró repetir con voz
agonizante (moriría un mes más tarde) la obsesión de su dictadura: "Todas
las protestas obedecen a una conspiración masónico-izquierdista, en contubernio
con la subversión comunista-terrorista". Por lo que sea, se olvidó
de los judíos el pequeño general.
Fue durante los días anteriores a las ejecuciones que Luis Eduardo Aute
compuso una de sus mejores canciones, declaración de amor y sufrimiento. Sus
metáforas lograron esquivar la férrea censura. Enmascaró Al alba como una
inocente canción de amor, aunque realmente era un alegato contra las
ejecuciones y una proclama a la libertad. Durante un tiempo existió el mito de
que esta letra está basada en una carta que Aute recibió por parte de la novia
de un condenado a muerte.
"Escribí Al alba
los días previos a los fusilamientos de septiembre de 1975 y con mucha
urgencia. Debe haber sido una de las canciones que más rápidamente me
surgieron, pero quería que la gente la cantara. La verdad es que no tuve que pensar
mucho, salió del dolor." "Quería que pasara rápido la censura. Por
eso la estructuré como una canción de amor, de despedida para siempre y como un
alegato a la muerte. Pero hay dos elementos en la canción muy vinculados a las
ejecuciones. Una vez pasó la censura, Rosa León la grabó." (La Vanguardia 4-11-2000)
Y es que, como sucede muchas
veces en los inicios de la carrera de Aute, conocimos la canción en la voz de
otro artista, en esta ocasión fue Rosa León; que hizo de
ella un éxito en diciembre del 75. Y la gente la cantó… captando el mensaje
implícito en la canción y convirtiéndolo en el himno de toda una generación. Aute
se resistió a incluir su propia versión en su discografía hasta que en el año
1978 Al alba integró su excelente larga duración Albanta, publicado en el sello
Ariola. Para entonces, era un himno reconocible, una canción inmortal.
La última vez que se la escuché fue cuando la cantó "a capella",
ante más de 20.000 sindicalistas de CCOO en el Acto Sindical celebrado en el
Palacio de Vistalegre de Madrid el 24 de septiembre de 2011. Los pelos como
escarpias tan solo de recordarlo.
José Mercé nos sorprendió con una
interpretación flamenca en su disco "Aire"
publicado en el año 2000.
El grupo gallego Eco hizo una
revisión diferente. Brutal dicen sus seguidores. Fuerte sí que es. Su estilo es
difícil de definir.
Y muchas versiones más. Ana Belén la interpretó
y la grabó en el disco "¡Abolición! Canciones y textos sobre la pena de
muerte" (1978).
El grupo Mecano en 1979, la cantó en directo en el programa de televisión "Gente joven". No destaca por su calidad, pero tiene su qué.
La granaína Marina Heredia en 2013 nos ofreció su versión flamenca.
Y por último, Xoel López en el disco "Giralunas. Un homenaje a Luis Eduardo Aute" (2015).
Soy consciente de que esta noche electoral muchos de vosotros no estaréis por la labor de dar un paseo por mi blog. Pero no he querido permitir que el tsunami que estamos viviendo nos haga olvidar nuestra historia. (quizás si hubiera más memoria los resultados hubieran sido diferentes)
Buenas
noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. Boas noites.
No hay comentarios:
Publicar un comentario