miércoles, 14 de agosto de 2019

Así fue Woodstock 1969 (I)


El icono de una generación

Pocos eventos han levantado tanto mito, tanta leyenda como el Festival de Woodstock, uno de los eventos más icónicos de los años 60, la cima de la contracultura, la de aquellos jóvenes que tomaron a las bravas esa década salvaje y agitada y que reclamaron una identidad propia a través de la música.
Woodstock fue un festival caótico, que, a pesar de la leyenda, rozó la tragedia ya que reunió a más medio millón de jóvenes que acudieron en masa desde todos los rincones de los EEUU y al que muchos llegaron andando, abandonando sus coches ante el atasco de 30 kilómetros que se formó con 120.000 coches que no pudieron llegar a su destino y que quedaron desperdigados por cualquier sitio, como se hubiera pasado un tornado.
El Festival de Woodstock cumple 50 años y está repleto de mitos y de leyendas, pero también de música, la que pusieron estrellas como Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Joan Baez, Joe Cocker, The Band, Santana… y un montón de artistas que pusieron la banda sonora de aquellos años locos de finales de los 60, un elenco histórico en un concierto difícil de olvidar, casi tanto como de organizar. 
La entrada costaba  18 dólares y el público podía disfrutar durante los tres lluviosos 3 días que convertirían el lugar en un barrizal, de un festival que ha supuesto un hecho histórico para el rock. Pero como durante las primeras horas se derribaron las vallas, el público pudo entrar libremente al recinto, convirtiendo el festival en un evento gratuito.  El festival comenzaba el viernes 15 de agosto, pero el miércoles, mientras montaban el escenario, ya había más de 15.000 personas esperando. Una anécdota divertida es que los organizadores, cuando vieron que aquello no lo podían controlar, que necesitaban agua, víveres, llamaron al Ejército, que al ver que lo que había era un montón de hippies se negaron a intervenir.
Con 34 artistas que pasaron por el escenario y un total de 500.000 espectadores Woodstock rompió los paradigmas y se convirtió en algo más que un festival, se convirtió en un símbolo de la generación estadounidense que estaba en contra de la guerra.
1969 fue el año que el hombre llega a la luna, que Nixon se convierte en presidente de los EEUU, John Lennon y Yoko Hono   se casan en Gibraltar, The Who estrenan su ópera rock Tommy, Charles Manson asesina a Sharon Tate, la guerra de Vietnam cumple 14 años y los campus universitarios son un hervidero de protestas.   Jóvenes y adultos que estaban en contra de la guerra, indignados por el conflicto bélico que desataba Estados Unidos en contra de Vietnam, catalogados como hippies, esos fueron los asistentes a Woodstock. Pero durante tres días, hasta arriba de marihuana y LSD, convirtieron una granja de 240 hectáreas en un símbolo de paz y amor.
El festival, pues, comienza el viernes 15 de agosto a las 17:07, con una hora de retraso sobre el horario previsto. Richie Havens que fue el primero en actuar, tuvo que alargar su repertorio porque los siguientes en tocar no estaban listos. Su canción Freedom se convirtió en un himno mundial.


El primer día el Festival tuvo su perfil más folk, más de canción protesta. La reivindicación contra la Guerra de Vietnam cristalizó aquella noche en Joan Báez, que, embarazada de 5 meses, cerró las actuaciones a la una de la noche y que dedicó a su marido David Harris que estaba preso por negarse a ir a la guerra. Junto con Jeffrey Shurtleff y Richard Festinger (miembros de la organización Draft Resistance fundada por el esposo de Báez), interpretó Drug Store Truck Driving Man, una canción compuesta por Roger McGuinn y Gram Parsons de The Byrds. La letra se dirige a un miembro del Ku Klux Klan. Fue dedicado al gobernador de California, Ronald Reagan (pronunciado como arma de rayos), por Shurtleff. Agregó un verso adicional para involucrar a la persona de Reagan.  Un buen final para un primer día caótico y agotador.


Pero antes hubo otras actuaciones como las de Arlo Guthrie, el hijo de Woody Guthrie, que toco minutos antes de la media noche, colocado hasta las cejas, y que por ello repitió dos veces seguidas el mismo tema. Además, contó una historia muy divertida sobre Moisés y los brownies. En esencia, la historia explicaba cómo Moisés y los israelitas liberados, durante su éxodo de Egipto, comieron el maná (brownies ácidos) del cielo, lo que les permitió cruzar el Mar Rojo, en lugar de caminar a lo largo del fondo del mar después de que se separó. Lo que hace el LSD…


La nota más exótica, más mística, la dio a las 10 de la noche, Ravi Shankar, tocando durante más de 40 minutos bajo la lluvia. Su música no es la música de blues, folk o rock psicodélico habitual, la que se espera de un festival de este tipo. La música india tradicional, adaptada por él y Alla Rakha (nombre de nacimiento: Ustad Allarakha Qureshi), necesita una escucha cuidadosa. Quizás por ello fue más adecuada para el ambiente lisérgico del Festiva. Esta es una pieza de 21 minutos, la última de las tres que tocó, comienza lentamente pero pronto se convierte en una interacción furiosa entre Shankar y Rakha con increíbles improvisaciones.


Hemos hecho un repaso al primer día del festival. Queda, sin duda, el plato fuerte. Continuará…
         Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト    Buonanotte. לילה טוב.  Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches. اچھا شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend. শুভ রাত্রি

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