sábado, 3 de noviembre de 2018

Nostalgia de Barcelona

Solía refugiarme en Barcelona, una ciudad civilizada, pero incluso en Barcelona el lobo aullaba y se desquijaraba y el cielo se rasgaba y todo era irremediable. (Roberto Bolaño)

Parece que, por fin, llegó de verdad el otoño y sus primeros y anhelados fríos, sus paisajes ocres, las necesarias lluvias (quizás esta vez se le ha ido la mano). Sin embargo, trae también algunos trastornos emocionales para muchas personas. Una sensación de dulce tristeza difusa. Unos episodios que pueden adquirir mayor intensidad en estos tiempos convulsos, especialmente para personas informadas. (Por favor. No informen más a este pobre corazón). En esos casos, los accesos de nostalgia resultan inevitables.

Fragmento de la portada de la revista digital Lecool. 1-7 de nov.
Dicen que Barcelona es una ciudad dada a la nostalgia. Cada generación tenemos nuestra Barcelona mitificada. Añorada. La ciudad y la época de los buenos recuerdos, de las emociones que perduran en la memoria. Emociones en una ciudad hermosa, lunática e indescifrable, como dijo Gabo, donde dejé un puñado de años de mi vida. Siente una nostalgia de la ciudad. O quizá sólo del tiempo que se fue. Todos sabemos que la nostalgia siempre se escribe con música.


El primer tema de esta noche, Un cor a Barcelona, es del cantante catalán Lluis Llach, el sexto tema de su álbum “Geografía” (1988), "una especie de mapa" según sus palabras que incluye canciones dedicadas a Barcelona, Palestina, al Chile de Salvador Allende y a la Suráfrica de Winnie Mandela. Del "ataque histérico de olimpismo que sufrimos desde hace un año" (a raíz de la nominación de Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos del 92), explicaba Llach en los conciertos de presentación del disco, surgió esta canción, evocación de la ciudad de Ocaña, de la droga y de las bolsas de pobreza.

      Sigamos con cataurores. En Madrid tienen a Sabina, pero en Barcelona tenemos a Serrat. El Noi del Poble Sec abría el exquisito y evocador “Material sensible” (1989) con este agridulce homenaje a su ciudad. Serrat siempre nos avisa del peligro de la nostalgia (“por favor, no se hagan daño”). En esta declaración de amor a Barcelona parece llevarse muy bien con los recuerdos. Si queréis daros un paseo por la Barcelona serratina, entrad en este interesante enlace que analiza la presencia de la ciudad en sus letras. 


Sin embargo, a pesar de lo que nos dice Serrat, la Barcelona del siglo XXI no acoge, expulsa. Aunque, para ser sincera, yo me quedé huérfana de Barcelona hace muchos años. Jesús dice que nació dos veces, en Anguix (un pueblecito de la Ribera del Duero) y en Barcelona. Y que él es de Barcelona y del PSUC. Yo no; yo no tenía pueblo, me adoptaron en el suyo. Para mí, Barcelona era mi única ciudad. Hace años que no lo es, que me la robaron. La Barcelona que nos dejaron las Olimpiadas y los posteriores gobiernos municipales no es mi ciudad. 

La mía es la Barcelona de La Verneda celebrando San Juan con hogueras en la calle, la de El Raval cuando montamos un “picadero” con unos amigos. Las putas de la calle de las Tapias, cuando era una jovencita, y los chulos diciendo a nuestro paso "no decidles ná que no son de aquí”, y sentirme segura entre todos ellos. Y es que entonces no había droga; y los ladrones, los macarras y las putas tenían una ética. La Barcelona de los Tinglados de la Barceloneta y sus bares de tapas (¡únicos!) con sabor a pueblo y a clase obrera, la de Pueblo Nuevo, secuela del barrio de pescadores que fue, con El Tío Ché en su Rambla (el Ayuntamiento ha querido retirar su emblemático “ninot” de la calle porque iba contra las ordenanzas y una masiva y contundente movilización vecinal le hizo “indultarlo” ) y aquella playa donde íbamos Jesús y yo a darnos revolcones. Una Barcelona VIVA con ALMA y personalidad. Con Historia de clase obrera.

Pensar en la Barcelona de la Semana Trágica, en la Barcelona anarquista, en la Barcelona que fue capital mundial de la revolución en 1936 es pensar ya en una ciudad que nada tiene que ver con la Barcelona post-olímpica. Barcelona olvida las personas que han ido construyendo su historia colectiva, llena de batallas perdidas y sueños abandonados, enterrados.

Rudy Ventura le dedicó este un swing al estilo Broadway. Es nuestro New York New York. Un poco de alegría no nos vendrá mal.


       La transformación de Las Ramblas, el corazón de Barcelona, mestizas, plurales, marginales y variopintas (los personajes que se encontraban en ella no los veías en ninguna otra ciudad del mundo) es la muestra más evidente de su pérdida de identidad. Las Ramblas eran el libre, el constante ejercicio de la lectura, pues sus quioscos estaban abiertos todos los días del año, las veinticuatro horas, y en ellos se vendían periódicos y… libros, ya veis. Las Ramblas han sido uno de esos extraños sitios del mundo en que una persona podía comprarse un libro a las cuatro de la mañana. Y flores, también podías encontrar flores a cualquier hora.

Pero a las Ramblas ya no les gusta ir a los barceloneses. Las Ramblas están más cerca hoy de Lloret de Mar, que de Barcelona. Barcelona, ciudad de Ramblas sin barceloneses, y de Ramblas sin libros, y de Ramblas sin quioscos nocturnos y de Ramblas casi sin flores. La administración incluso reguló los espacios de las estatuas humanas, echó a los músicos callejeros que tanta vida daban, obligó a unos horribles quioscos "modernos"... Lo popular desapareció. Quizás el brutal atentado yihadista del 17 de agosto del año pasado nos la devolvió un poco, ¡qué barbaridad!, por poco tiempo. Hoy he escuchado en las SER que están planteando una nueva remodelación: un solo carril de circulación y más espacio para las personas. A ver…

Hay varias canciones dedicadas a Las Ramblas. De ellas, la que más me gusta, sin duda, es la de Manu Chao uno de los artistas que más ha proyectado fuera de nuestras fronteras la imagen de la Barcelona espontánea y de calle y de su multiculturalidad. Hijo de emigrantes españoles, Manu Chao es uno de los artistas más reconocidos en todos los rincones del planeta.


Claro que antes de Manu Chao en solitario estuvo Mano Negra, el explosivo combo que José Manuel Tomás Arturo Chao Ortega montó con su hermano Antoine y su primo Santiago. Y en el primer LP de Mano Negra, “Patchanka” (1988), se incluía esta brillante amalgama de rock, ska, rumba y música latina, guiada por una trompeta irresistible y una anfetamínica interpretación vocal que más que cantar escupe versos. En el videoclip, Manu y sus colegas se dedican a trasegar quintos de Estrella Dorada y a robar carteras en el Park Güell. La Barcelona de 1988 en todo su esplendor.



Cuando las penurias de la posguerra parecían no tener fin, el compositor Manuel Moreno escribió en 1948 esta coloreada exaltación de Barcelona, "perla del Mediterráneo", a ritmo de foxtrot que, durante décadas, fue el primer gran himno de la ciudad. Hubo muchas versiones, como la de Los Clippers, la de la orquesta Chavales de España o la de Andy Russell, pero la más popular fue la del gran cantante de boleros y pasodobles Jorge Sepúlveda que, como siempre, cantaba sin despeinarse. 

        
Varios años después, Jaume Sisa haría su propia lectura del clásico en su disco quizá más marciano, “Barcelona postal”, de 1982.


Si lo pensáis, Barcelona, no es una ciudad para vivir sino un parque temático sembrado de especuladores, pisos turísticos, cadenas de comida rápida y ropa de usar y tirar. Unos y otros (da igual el color político) convirtieron mi ciudad en una Barcelona de diseño, aséptica, para el turismo, que nos ha invadido y nos está echando, y para el negocio. Una ciudad de espalda a las personas. Una ciudad para vivir sin vida. Como tantas. Es un pecado de lesa humanidad lo que han hecho. En pocos años pasamos de lo popular a lo masivo. Y a mí lo popular me pone. 

Corría el año 2006 cuando ZPU lanzó al mercado su primer disco, “Hombre de oro”. Uno de sus temas más potentes, necesariamente crítico, es Noches en BCN, en colaboración con el rapero alicantino Nach, en el que el rimador ofrece un monumental fresco noctámbulo de la realidad de la ciudad de los prodigios.


Dejando de lado la apoteosis del tópico guiri, con sus previsibles alusiones a la Sagrada Familia, las Rambles y la sangría de la canción de Ben Sheeran sobre Barcelona, busco más canciones dedicadas a mi ciudad, para reconciliarme con ella. Las hay a montones y de todo tipo. Unas, intentando desafiar los clichés, otras cayendo más o menos de bruces en los lugares comunes. Y algunas convertidas, con el paso del tiempo, en auténticos himnos.

       La heterogénea banda Giulia y Los Tellarini tuvo su momento de gloria en el 2007, cuando Woody Allen escogió su canción Barcelona como tema principal de la banda sonora de Vicky Cristina Barcelona. Una ensalada italo-mexicano-brasileña, que fascinó al director neoyorquino y sirvió para dar un toque bohemio y distendido a su particular y discutible visión de la ciudad. La canción, de letra extraña, estaba inspirada, según Tellarini, en la Gitana hechicera de Peret. Una letra que plasma las contradicciones y emociones de la ciudad, las mismas que retrató la cinta que situaría, de nuevo, a Barcelona como destino internacional. 


Ya veis que no hay género musical que no tenga nada que decir sobre esta ciudad. Gitana Hechicera fue compuesta por Peret para la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, e interpretada por Los Manolos, Los Amaya y el propio Peret.


           En una de las mejores canciones del que acaso sea su mejor álbum, "El ritmo del garaje" (1983) Loquillo, el rockero del Clot y su pandilla escupen bilis contra la ciudad que acogió sus primeros pasos musicales y de la que, "hartos de esperar a una chica irreal",  tuvieron que alejarse para obtener reconocimiento. En un memorable videoclip, el primero de su carrera, Loquillo pasea por las calles de la Barcelona preolímpica y se junta con diversos personajes conocidos del underground de la época, dejando para la posteridad un emocionante retrato de una ciudad que ya no existe. Los coros y los aullidos del saxo del desaparecido Ulises Montero siguen provocando hoy un arrebato de entusiasmo.


Profundizando en las raíces de los sonidos más característicos de la música autóctona de la ciudad, el grupo liderado Joan Garriga, la Troba Kung-fú, en su LP "A la panxa del bou" (2010) atesora un homenaje muy sentido a Barcelona en el que, como no puede ser de otra manera, La Rambla es conductora.


La cantautora, actriz, escritora y filántropa Jewel publicó en 1998 su segundo disco, “Spirit”, uno de cuyos cortes era una esta canción titulada, sin más, Barcelona, en la que toca el bajo Flea, de Red Hot Chili Peppers. No estamos aquí ante un tema dedicado a la ciudad y sus defectos o sus virtudes, sino a la ciudad como contexto de un estado emocional frágil, tembloroso.


 Y llegamos al final, cómo no, con este himno. Hace 26 años, el mundo miraba a Barcelona por la celebración de los Juegos Olímpicos. La canción Barcelona se convirtió en el himno de los Juegos. Compuesta por el líder de Queen, Freddie Mercury, y Mike Moran e interpretada por el propio Mercury y Monserrat Caballé. Ambos sellaron un dúo histórico en la ceremonia inaugural. Emotiva, suntuosa y kitsch a partes iguales, la canción es un desaforado canto de amor a la ciudad, olímpica o no. Su mensaje hoy cobra más sentido que nunca. Porque el miedo nunca, nunca debe triunfar.


Pero, por muchas canciones que escuche no hay nada que hacer. Sólo queda la nostalgia, el dolor que encierra la idea de regreso, o mejor, la imposibilidad humana de volver sobre nuestros propios pasos. La repetición es imposible. Si alguien consiguiera cerrar el círculo entre su principio y su final, sería eterno. Imposible. El círculo es una quimera. Seguramente mi Barcelona nunca fue como la imagino, lo sé. Y, sin embargo, quiero volver a ella.

Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 グッドナイト    Buonanotte. לילה טוב.  Oíche mhaith. Wengi alus. Bones nueches.

(El meu amic Joan Fontsubirà me propone esta canción de Quico Pi de la Serra "Passejant per Barcelona" . Animaos a seguir su ejemplo!)



(5/11/18) Mi sobrino Guillermo me propone este tema de Gato Pérez Barca, cielo y ola de su LP "GatoxGato".

Como podéis leer en la revista Efe Eme, “GatoxGato” se graba en febrero de 1986, una época de convulsión en Barcelona. Convulsión anímica sin motivo claro, pero lo cierto es que la ciudad está de bajón. Era un erial, músicos y discográficas habían huido en masa a Madrid y la nueva espoleta, los Juegos Olímpicos, no desvelarían su acomodo hasta octubre de ese año. Una época de desamparo en que el Gato sigue creyendo en su ciudad, se planta y disemina su confianza: “Ella volverá a hablar” dice la letra. Por cierto, si traducís ‘Barca, cielo, ola’ al catalán da algo así como ‘Barca, cel, ona’. 



Me parece imposible que me haya olvidado de mi amigo Pep Ladó y de este tema, que fue durante años el tono del teléfono de Jesús, que ha sido quien me ha hecho la propuesta y comentario.

Hace algo más de diez años, AiAiAi, el celebrado grupo de rumberos en el que mi amigo, y excelente artista, Pep Lladó tenía algo que ver, publicaron un tema en un CD auspiciado por la revista Time Out "La rumba de Barcelona". Con ella grabaron un videoclip. Este es el tema y el video.

4 comentarios:

  1. Sencillamente, magnífico.
    No sabiendo con qué quedarme, igual igual elegiría al Manu...
    Abrazo gordo, Victoria

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si tuviera que escoger una sola, me quedaría con la de Serrat, seguida de la de Mano Chau. Es que a Serrat lo llevo puesto, ¿sabes? ;)
      Un beso fuerte, Pilar.

      Eliminar
  2. Hace algo más de diez años, AiAiAi, el celebrado grupo de rumberos en el que mi amigo, y excelente artista, Pep Lladó tenía algo que ver, publicaron un tema en un CD auspiciado por la revista Time Out "La rumba de Barcelona". con ella grabaron un videoclip. Este es el tema y el video.
    https://youtu.be/q4FN0iCK8vE

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!! Como puede ser que me haya dejado a Pep!! Me hago mayor a marchas forzadas. Madre mía... Te pispo la idea y el texto.

      Eliminar