El hombre que inventó
el saxo tenor y enseñó a tocar baladas al mundo del jazz
Sería larguísimo hacer un perfil
aproximado y fidedigno de Coleman
Hawkins sin caer en la tediosa reiteración, y, aunque tengo tendencia a
enrollarme, lo sé, esta noche quiero escapar de ello rauda y veloz. Espero conseguirlo.
Saxo eterno, prodigio y padre del saxo tenor, pionero del solo, Hawkins representa, al igual que Charlie Parker, la transición entre el swing y el jazz. De vuelta a Estados Unidos en
1939, tras pasar una larga estancia en Europa, el saxofonista se percata de algo que le
obsesionaba, ¡ya no era el mejor saxo!. Habían aparecido músicos de la talla
de Lester Young, que le hacen sombra. Su carácter competitivo le lleva a grabar
algo de tan alta dificultad técnica, que debería bastar para dejar clara su
supremacía al tenor. El resultado, tres minutos maravillosos que cambiarían el
devenir futuro del jazz. Un solo improvisado en base a la melodía
original de Body and Soul, que
quita el hipo y que no se recogía en ningún manual de uso del jazz.
Body and Soul era ya un éxito en todos los ámbitos, no olvidemos
que llevaba nueve años en el candelero desde su aparición en 1930, y que para
entonces existían multitud de grabaciones y cada sello tenía su propia versión
a la venta. Sin embargo, originalidad, fantasía, lirismo son algunos de los calificativos que brotan espontáneamente al
escuchar este corte.
Coleman podía ser avasallador o
indeciblemente cálido. Su formidable dominio del saxo se basaba en una
maravillosa gama de matices, unida a una gran fortaleza en los temas rápidos y
un prodigioso lirismo en las piezas lentas, raramente logrado por otros
saxofonistas. Imposible no conmoverse ante una balada suya.
Reconforta volver sobre una
música que me sigue conmoviendo como el primer día. Las cosas buenas en la vida
carecen de fecha de caducidad y la música de Coleman Hawkins es de lo mejor que
le puede pasar a uno en este valle de lágrimas.
Por todo ello, os propongo inicar una campaña para que se cambie el nombre al saxofón que, como sabéis, proviene del apellido de su inventor Adolphe Sax, ya que, la persona que de verdad dio sentido a este instrumento fue Coleman Hawkins, que exprimió al máximo sus posibilidades y sobre todo dotó de “alma” a un pedazo de metal. Mi propuesta es Hawkifón, aunque estoy abierta a otras posibilidades. :)
Por todo ello, os propongo inicar una campaña para que se cambie el nombre al saxofón que, como sabéis, proviene del apellido de su inventor Adolphe Sax, ya que, la persona que de verdad dio sentido a este instrumento fue Coleman Hawkins, que exprimió al máximo sus posibilidades y sobre todo dotó de “alma” a un pedazo de metal. Mi propuesta es Hawkifón, aunque estoy abierta a otras posibilidades. :)
¿Sabéis una cosa? De joven, en aquella terraza del ático de Sant Andreu, una escuchaba el disco de Coleman Hawkins en la colección "Los Grandes del jazz" de Sarpe, contemplándolo desde la distancia. Hawk (o Bean) era un hombre mayor y su
imagen era la propia de alguien de su edad y yo me estaba iniciando en este mundo del jazz. ¿Cómo podía yo identificarme con
alguien así? Hasta que me atrapó. Hawkins tenía 56 años cuando grabó “The Hawk Relaxes” en el que el
saxofonista exhibe el tono triste y melancólico que adorna su condición de
excelso poeta. Para mí, su mejor disco. 56 años. Los mismos, casi, de una servidora en estos momentos. El tiempo
ha congelado al jazzista en un momento crucial de su carrera mientras el mundo
ha seguido su curso. El hombre mayor y lejano de entonces se ha convertido en
alguien próximo a mi realidad actual.
He de aceptar la realidad: he
envejecido. Su música, la de Hawkins, permanece.
Casi es media noche. Atreveos con
él. Su hechizo os fascinará, os causará una profundísima emoción, una sensación
única, inolvidable.... y si no lo conocéis, me encantaría descubríroslo.
Espero, Gelu, haberte ofrecido un balsámico y apacible final del día que te ayude a llevar estos momentos. Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα, مَساءُ الخَير Boas
noites
Extraordinario como siempre, Victoria.
ResponderEliminarGracias, Pedro. Un abrazo.
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