sábado, 15 de noviembre de 2014

Anouar Brahem

De lo minúsculo al infinito

La pena ignorada (frag)

                                   Estoy apenado
                                   Soy un extraño

Mi pena es diferente a las demás penas.
Es extraña en los mundos de la tristeza.
Mi pena es pensamiento que gorjea
mientras lo ignora el oído del tiempo.

Mas con mi alma he escuchado su eco
en mi juventud embriagada.
Lo he escuchado y triste he caminado
cantando con mi pena cual pájaro de montaña.

Lo he escuchado como un quejido devuelto
por la voz de la noche y el corazón de lo eterno.
Lo he escuchado como el grito amortiguado
de un arroyo entre los desfiladeros.

(poeta tunecino)

Hay músicas  que cuando una las escucha por primera vez ya sabe que van a acompañarle durante el resto de su existencia, formando parte de la particular banda sonora que podría resumir perfectamente los distintos momentos vitales por los que una ha pasado y por los que me quedan por pasar.


Eso me ocurre con  Anouar Brahem, tunecino nacido en la Medina de la capital del país en 1957, otro de los prodigios de la música actual, alguien en el puedes ver reflejada tu alma.

Le llaman, con razón, el "encantador maestro del oud."  El oud, la variedad que se utiliza en los países árabes de lo que aquí conocemos como laúd, es el corazón musical de Anouar, un instrumento que en Túnez se utiliza solamente para acompañar al cantante.

De hecho, Brahem ha magnificado este milenario instrumento, este laúd oriental que se conservó y viajó a través de las edades y los pueblos, desde Babilonia y el norte de África a España, a través del Medio Oriente y Egipto. Pero en los años sesenta, cerca de Túnez, el oud viajero se ve atrapado en el vuelo por un niño de diez años que acaba de entrar en el conservatorio y que toca en orquestas tradicionales.




Una de las primeras osadías formales de este norteafricano es elevar este instrumento a la categoría de instrumento solista. No toca jazz, pero comparte con este género la capacidad de improvisar mientras que , a su vez, el mismo Brahem declara que sus influencias europeas son Debussy y Satie

Por sus cuerdas pasa la vida con mucha alegría y, a la vez, con mucha tristeza, con todo el sentimiento y también toda la ilusión. La claridad de su fraseo, la facilidad con que desarrolla las improvisaciones hacen de esta música una experiencia hermosa e intensa que nos muestra una tradición que no tiene olor a naftalina, ni a cosa de laboratorio, sino que es diálogo sincero, provechoso, cargado de sentimiento, de vida, de viaje, de sinceridad, de nostalgia, de alegría, de todo eso que da forma al ser y el sentir mediterráneo (el Mare Nostrum, mar seminal que ha dado vida a las civilizaciones más importantes de la historia de la humanidad), esa forma peculiar de entender el mundo, y todas las cosas importantes para las personas.

Qaws
De su álbum "Madar" con Jan Garbarek (saxo) y Shaukat Hussain (tabla)


Otra de sus osadías es tomar un instrumento de raíces tan profundas en el sentir de su pueblo y mezclarlo con el acordeón y el piano, y lograr una hermandad de sonoridades que se complementan a la perfección

El Anouar Brahem Trio, con Francois Couturier al piano y Jean-Louis Matinier en el acordeón consigue un diálogo que resulta un bálsamo en tiempos convulsos como los que vivimos. La dulzura del oud se entremezcla con los tintes jazzeros y hasta clásicos del piano mientras el acordeón funciona como una amalgama que da unidad sin caer en la monotonía donde ninguno de los tres ejecutantes prima por sobre los demás. Prodigioso.



También podemos gozar de la formación Anouar Brahem Quarted con Brahem al oud,  Klaus Gesing, con el clarinete bajo,  Björn Meyer con el bajo y Khaled Yassine tocando los intrumentos de percusión darbuka, bendir

Anouar Brahem forma parte, con el libanés Rabih Abou-Khalil, de esta corriente que aúna la música árabe y la occidental. Es verdaderamente un contrabandista que tiene el vínculo musical de un estilo ancestral con la escritura contemporánea, tradicional y la improvisación, con el "mundo" y el jazz. De hecho, y para decirlo simplemente, Anouar Brahem toca la "música del mundo"

Una música que no esconde el diálogo sino que lo busca, y en la confluencia con el jazz (han sido muchos los músicos importantes de jazz los que han colaborado con Brahem), ha encontrado nuevos territorios en los que dejar germinar la música con resultados de una enorme belleza formal salida de las cuerdas de un músico que como buen virtuoso apenas si hace gala de ello, solo con dejar que la música fluya ya ha cumplido.


Vais a ser testigos de un matrimonio entre el Este y el Oeste con Anouar Brahem como maestro de ceremonias. Después de todo es la herencia musical de Oriente con la tradición occidental de jazz y la chanson. Eso proporciona  música de jazz con una encantador tono oriental.


Cabe remarcar que, en 2006, justo después de que el conflicto entre Israel y Líbano, Anouar Brahem se pone detrás de la cámara y dirige su primera película documental llamada Palabras de la guerra. La película gira en torno a una historia de la guerra, con entrevistas a artistas e intelectuales libaneses después del alto el fuego. 


En 2012, a raíz de la revolución tunecina, fue nombrado miembro vitalicio de la Academia Tunecina de Ciencias, Artes y Letras. En Francia, en 2009, fue nombrado "Caballero de las Artes y las Letras."

La discreción de la que hace gala lleva a su música más allá de las culturas y de los géneros, hacia un territorio muy personal en el que todo cabe, en el que todo es posible, en el que el diálogo sincero se llena de sentimiento y de belleza.




4 comentarios:

  1. alguien imita a alguien:
    http://lavidanoimitaalarte.blogspot.com.es/2013/06/anouar-brahem-el-ritmo-de-la-vida.html

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    1. Nadie lo sabe todo y se forma aprende en los que los que ya saben, sin duda. Alfredo es uno de mis referentes desda hace tiempo.

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  2. Gracias por este artículo. Vengo descubriendo a Brahem hace poco (prácticamente hoy). Estupenda manera de escribir, con gusto y claridad. De aquí en más, me declaro a mí mismo visita frecuente. ¡Saludos!

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