miércoles, 9 de octubre de 2019

Recordando a Joao Gilberto

El alquimista que hizo enmudecer a todo Brasil con su música infinita

Estoy en esa edad en la que empiezo a explorar los límites del mundo, los límites que me quedan por descubrir.  También estoy en la edad de saber que puedo tener o no razón, por lo que soy todo oídos, en silencio, para ver qué puedo aprender. Me zambullo en cada nuevo descubrimiento que lo único que hace es revelarme mi ignorancia, en una espiral sin fin. Cuanto más conozco menos sé. Y pienso: qué poco tiempo me queda para saber un poco de todo lo ignoro. Por eso, quizás, salvo algunas excepciones, dedico más tiempo investigar sobre artistas, intérpretes, músicos, grupos, voces más bien desconocidas (al menos para mí) que me han gustado, impactado, sorprendido… dejando de un lado a aquellos nombres que se pueden encontrar sin dificultad en el Gran Hermano Google. Y por eso, quizás, pasé de largo ante la muerte de Joao Gilberto, el pasado 6 de julio.


Pero esta noche, haciendo un repaso a los 8 años y medio de vida de este blog (hace tiempo que me ronda la cabeza darle la vuelta de arriba a abajo) me he cruzado con la entrada que le dediqué a Garota de Ipanema y me he acordado de él. He pensado que quien desempeñó un papel clave en el desarrollo de la bossa nova a fines de la década de 1950 y principios de los años 60, convirtiéndose en un sonido icónico, en una de las figuras más importantes y queridas de la música brasileña, merece un sitio en este espacio.

Junto con el compositor Antônio Carlos "Tom" Jobim, Gilberto creó un nuevo estilo romántico y reflexivo en el que los ritmos de la samba se mezclaban con las influencias de la escena estadounidense del jazz cool. imbuido de saudade, nostalgia.  Como guitarrista, fue pionero en una nueva técnica que combinaba el toque sincopado de acordes de guitarra acústica con armonías y progresiones de acordes influenciadas por el jazz, mientras que como cantante su estilo era relajado y discreto.

La bossa nova era un estilo nuevo, genial y sofisticado que reflejaba el optimismo de Brasil a principios de los años 60 e inicialmente se hizo popular entre los fanáticos de la música brasileña de clase media y alta. Pronto su popularidad comenzó a extenderse. Junto con otros músicos brasileños destacados, Gilberto apareció en un concierto ahora legendario en el Carnegie Hall, Nueva York, en 1962, y al año siguiente lanzó el álbum “Getz/Gilberto” con el saxofonista estadounidense Stan Getz, que se había sentido fascinado por la bossa nova. El álbum incluía el single Girl from Ipanema, cantado por Astrud Gilberto, con quien Gilberto estaba casado, que fue escrita por Jobim y Moraes mientras se sentaban en un bar frente a la playa de Copocabana en Río, viendo pasar a las chicas. Es aún hoy una de las canciones más famosas de la bossa nova. Vendió más de un millón de copias y consiguió la aclamación internacional.


Fue un logro extraordinario para un músico que inicialmente había luchado por tener éxito y encontrar la aceptación de su música. Pero, ¿Cuál es la historia de Joao Gilberto? Nacido en Juazeiro, en 1931, en el estado de Bahía, el sexto de siete hijos de un rico comerciante comenzó a tocar la guitarra de forma autodidacta a los 14 años, formando una banda mientras aún estaba en la escuela. A los 18 años se mudó a Salvador de Bahía, donde actuó en las ondas de algunas estaciones de radio locales, y al año siguiente a Río, donde formó parte del grupo Garotos de Lua; pero fue despedido porque nunca se podía confiar en que apareciera en los ensayos.

Gilberto se encontró, así, sin trabajo y deprimido, y después de un período de trabajo con un grupo vocal en la ciudad sureña de Porto Alegre, se mudó al estado de Minas Gerais para vivir con su hermana mayor. Allí pasó meses practicando y perfeccionando su nuevo estilo musical.
Recuperado y algo más animado, en 1956 decide regresar a Río. A partir de entonces, su fortuna empieza por fin a cambiar. En 1957 interpretó un disco de  Elizeth Cardoso, “Concao do Amor Demais”, compuesto por Tom Jobin y Vinicius de Moraes. Pero es en 1958 que se escucha por primera vez en la radio el tema que luego daría nombre a su primer álbum titulado “Chega de saudade”. La canción, bálsamo contra la añoranza, había sido grabada primero por Elizeth, pero fue a través del canto sigiloso de João Gilberto y de su toque de guitarra que se convirtió en algo distinto, alumbrando una nueva estética musical. Fue una revolución, aquello no era samba, era algo nuevo. Gilberto comienza, así, su ascenso a la fama. Jobim había quedado impresionado por el nuevo enfoque del artista y comenzó a buscar una canción adecuada para el nuevo estilo bossa nova. Chega de Saudade fue escrita por Jobim, con letra de un tercer héroe del movimiento, Vinicius de Moraes, y se convirtió en el primer éxito de bossa nova.


En 1959, la nueva música tuvo éxito internacional cuando Gilberto y Jobim ayudaron a contribuir  en la banda sonora de la película de culto Orfeu Negro (Orfeo negro), en la que se volvió a contar el mito griego en el marco de un carnaval brasileño.  Ganó un Premio de la Academia a la mejor película en lengua extranjera en 1960, y la Palme D'Or en el festival de cine de Cannes de 1959, ayudado por esa banda sonora que incluía la grabación de Gilberto de A Felicidade.


Estados Unidos comenzó a descubrir una música brasileña nueva, genial y sofisticada, y comenzó el boom de la bossa nova en ese país. Pronto, los músicos de jazz estadounidenses visitarían Brasil para escuchar la nueva música por sí mismos. Siguen otros dos discos, en 1960  O Amor, o Sorriso e a Flor y en 1961 “Joao Gilberto”, también como el primero, con composiciones de Jobim y Moraes, así como otros músicos como Dorival Caymmi, Carlos Lyra y Roberto Menescal.


En 1961, llegó el guitarrista Charlie Byrd, e inevitablemente encontró su camino hacia el "Beco das Garrafas", en Río de Janeiro, donde los músicos de bossa se reúnen y colaboran con músicos de jazz como Sérgio Mendes Byrd regresó a casa emocionado por lo que había escuchado, y a su regreso a los Estados Unidos grabó el álbum con Getz. Se convirtió en un éxito de ventas, permaneciendo en las listas estadounidenses durante 70 semanas, un logro sorprendente para un álbum de jazz. A partir de entones fue inevitable que Gilberto fuera invitado a actuar en los Estados Unidos.


En noviembre de 1962 Gilberto tocó en Nueva York en aquel concierto histórico que también contó con Jobim, Mendes y otros artistas brasileños, incluidos Lyra, Byrd y Getz. Según algunos de los músicos brasileños, el concierto fue un desastre: Lyra afirmó que "solo querían hacer una sesión de grabación en el escenario", pero este fue un evento de alto perfil que ayudó a impulsar la reputación de Gilberto en los Estados Unidos. Y había más éxitos estadounidenses por venir. Por fin mundo se ponía a sus pies.

Los críticos, en sus inicios fueron muy duros con la bossa nova. Como en todos los países existe el purismo y en Brasil no se entendía que eso fuera samba, lo veían como una degradación. Según el libro “A historia e as historias da bossa nova”, el gerente de ventas de la mayor tienda de discos de Río, Álvaro Ramos, exclamó mientras escuchaba los primeros acordes de “Chega de saudade”: “¿Por qué graban cantantes resfriados?”. Luego escuchó a Gilberto entonar “es sólo esto mi baiao, y no tiene más nada no” y la paciencia de Ramos estalló: “¡¿Entonces esta es la mierda que Río nos manda?!”. Acto seguido, quebró el vinilo en la punta de la mesa de reunión. "Es gracioso, pero su canción Desafinado, está dedicada a los críticos que decían que la bossa nova era samba mal cantada" nos apunta Elvira Lindo en la columna de la SER que le dedicó ante la noticia de su muerte. Y es que, como dice la letra de la canción "los desafinados también tienen corazón".


Gracias a la Garota de Ipanema, la bossa nova se había convertido en una nueva moda pop mundial. Y conquistará más audiencias en todo el mundo cuando Frank Sinatra cantará en 1967 una versión en inglés de la canción más famosa de Gilberto. Decía “la voz” que "para cantar tan bien la bossa nova como Joao Gilberto hay que tener poca voz". Era un elogio, porque escucharlo era como ir a una misa, se requería silencio, crear el ambiente propicio para alcanzar la emoción.

Pero en 1964 la escena musical brasileña cambió repentinamente. Un golpe militar puso fin a los años de optimismo, y la imagen tranquila y romántica de Brasil se hizo añicos. Ahora surgirían nuevos estilos, desde canciones de protesta hasta los experimentos del movimiento Tropicália, y los principales músicos Caetano Veloso y Gilberto Gil serían l encarcelados y luego exiliados por las autoridades. Muchas de las estrellas de bossa nova, incluido Gilberto, simplemente decidieron quedarse en los EEUU, donde su música era tan popular. Gilberto permaneció en un exilio autoimpuesto hasta 1980. Hizo más grabaciones con Getz y con Herbie Mann, pasó dos años viviendo en México, donde también grabó, pero pasó gran parte de su tiempo practicando, tocando en privado y reviviendo canciones de antes.

Al regresar a Brasil, comenzó a trabajar con una generación más joven de músicos brasileños, y en 1981 grabó el álbum "Brasil" con Veloso, Gil y Maria Bethânia, quienes consideraban a Gilberto como un héroe de la música brasileña. En una entrevista en 2007, Caetano dijo que escuchó por primera vez a Gilberto cuando tenía 17 años, y fue "como una iluminación para mí. Fue como una increíble revelación de todo, de criterios estéticos y emociones profundas, y, sobre todo, esperanza en Brasil ... esperanza en nuestro futuro y la idea de que teníamos una especie de misión. Todavía creo que João Gilberto es nuestro mejor artista ".


Gilberto continuó girando y grabando, aunque siempre insistió en que la acústica en una sala de conciertos debería ser excelente, y que el público debería permanecer en silencio. En 2001 ganó el Grammy en Los Ángeles con el álbum “Joao: Voz y Violao”. 


Actuó en los Estados Unidos y Europa, y se convirtió en un héroe de culto en Japón, donde había seguidores entusiastas de la bossa nova. Una de sus mejores grabaciones en vivo, “In Tokio”, fue lanzada en 2004.


Con poco interés en dar entrevistas, se le conoció como el "genio solitario" en las calles de Leblón, el barrio en la parte sur donde vivía, pero rara vez se le veía. Era un recluso y un perfeccionista excéntrico, y los músicos brasileños se deleitaban en contar historias sobre él. Lyra lo describió como "un artista fantástico y un hombre muy especial, muy neurótico como todos nosotros, pero probablemente un poco más". Gilberto era muy aficionado a los gatos, y Lyra contaba repetidamente con alegría la historia de cómo uno de sus gatos fue presuntamente impulsado a saltar desde una ventana del octavo piso, enloquecido por la constante repetición de una frase de guitarra de su maestro que no sonaba como él quería. Su hija, la cantante Bebel Gilberto, lo describió así: “Mi padre cambió la música brasileña. A veces lo veía buscando acordes diferentes para los clásicos que ha estado tocando durante 14 años. No puedo creer su obsesión: siempre buscando la perfección, algo que podría ser mejor, una versión en la que nadie había pensado antes ".


La muerte de Gilberto a los 88 años se vio teñida por las peleas judiciales entre sus hijos mayores, Joao Marcelo y Bebel Gilberto (esta última hija de su matrimonio con la cantante Miúcha) y su ex esposa Claudia Faissol. Los primeros dicen que la segunda se aprovechaba de él, tanto de su figura como de su dinero. Como si esto no fuera poco, también tenía problemas con los derechos de su música. Algo que afortunadamente se solucionó en marzo de este año, cuando volvió a conseguir los derechos de sus primeros discos que había vendido en 2016 a un banco por sus deudas. Miúcha, la mujer con la que mantenía un contacto reiterado por teléfono murió en diciembre pasado, haciendo que la vida de Gilberto se volviera tan solitaria como la escenografía de sus shows, contrastando con el sol, las playas y esa imagen turística que se esfuerza en mostrar Brasil. Quebrado, con su familia dividida y solo. Así murió Gilberto. Alejado de las luces y los escenarios en los que se le recuerda
"Fue Joao Gilberto, el genio más grande de la música brasileña, quien tuvo la influencia definitiva en mi música", escribió ante su muerte el cantante Gal Costa en las redes sociales. "Lo extrañaremos, pero su legado es muy importante para Brasil y para el mundo".

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Fuentes
https://loff.it/society/efemerides/joao-gilberto-el-alma-de-la-bossa-nova-243209/
https://culto.latercera.com/2018/11/25/1958-bossa-nova/
https://lacarnemagazine.com/joao-gilberto-padre-bossanova/
https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20190707/joao-gilberto-el-revolucionario-tranquilo-de-la-bossa-nova-7543571
https://www.potq.net/noticias/basta-de-saudade-un-adios-a-joao-gilberto/
https://www.todomusica.org/joao_gilberto/
https://www.revistavanityfair.es/cultura/entretenimiento/articulos/joao-gilberto-musico-brasil/39229

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