Hace más de un mes que tengo
abandonado mi blog. Ha sido un inicio de curso “intenso” y, aunque
ilusionador, también complejo. Una de las ventajas de tanto trabajo ha sido
tener asegurado un sueño profundo y reparador. Sin embargo me ha alejado de mi
música nocturna.
(Una persona duerme a lo largo de
su vida una media de 22 años y 43 días. Demasiado tiempo desperdiciado. Ojalá
el cuerpo humano no necesitase descansar, ojala pudiese vivir siempre con los
ojos abiertos)
La voz de María comenzó con su primer llanto, un 18 de junio de 1946, en la mística ciudad de Bahía, en Brasil. Para el poeta Ferreira Gullar, Maria Bethânia es una cantante profundamente identificada con su pueblo, su cultura, sus raíces brasileñas. Su presencia, imponente. Su espiritualidad, contagiosa.
Conocida por el público como “La Abeja Reina”, apodo que se ganó por su canción “Miel”, María Bethania es, (después de una animadora infantil), la voz femenina que más discos ha vendido en Brasil. De hecho, su disco “Álibi”, realizado en 1978, fue el primero de la historia de ese país en superar el millón de copias vendidas.
Todos
mis sueños que te cargaste me tienes que pagar
La
flor de mis años, mis ojos cansados de esperarte.
Mis
sacrificios, mis miedos, mis vicios, te voy a cobrar.
Cada
arruga que marcaste en mi rostro,
cada
verso triste que el dolor me enseñó,
cada
vez que en mi corazón murió una ilusión, tienes que pagarme.
Cada
día que te di, los tesoros que te entregué, la inmensidad del mar,
las
noches sin Dios a las que me enfrenté, la cruz de tu adiós, me voy a cobrar.
La
flor de mis años, mis ojos cansados de esperarte.
Mis
sacrificios, mis miedos, mis vicios, te voy a cobrar.
Cada
arruga que marcaste en mi rostro,
cada
verso triste que el dolor me enseñó,
cada
vez que en mi corazón, muere una ilusión, tienes que pagarme.
Lágrima
por lágrima.
La música de Maria Bethânia es como
la madera crepitando al quemarse. La unión primaria y esencial con la tierra y
las raíces. Si os descuidáis, su fuego incendiará vuestro pensamiento. Puede
incluso llegar a fundir lo que soñáis con lo que os sucede. Su voz y su
interpretación envolvente, profunda e intimista tiene color, densidad, seguridad,
sensualidad, sutileza. Sus canciones deberían ser prescritas por los médicos
como vacuna contra el resentimiento.
En este bellísimo tema que
acabáis de escuchar, Maria canta al desamor, mientras el piano de Joao CarlosAssís nos lleva hasta su interior, lleno de tristeza. Ya lo dijo Vinicius de Moraes: la tristeza es más creativa
que la alegría.
No tengo muchas ganas de
escribir. Una bronquitis de temporada me mantiene en cama. Pero os animo a
dejaros acunar por la voz y el verbo de la humilde María.
Victoria siempre nos sorprendes, y la sorpresa siempre es agradable.
ResponderEliminarBss
Pedro
Siento miedo ante la posibilidad de que la sorpresa se convierta en rutina, Pedro. No hay nada nuevo bajo el sol. Gracias, querido amigo.
Eliminarlas sorpresas, si buenas, como las que aporta esta 'nocturnidad alevosa', jamás serán rutina, Victoria.
ResponderEliminarCorroboro lo dicho por Pitofiño...
Me encanta María Bethânia. Me encanta su dulzura sobre todo. Pero también su buen hacer musical.
Besos, Victoria
Cada vez más tenemos la piel-coraza, incluso piel-papel de lija. Necesitamos de esa dulzura, para seguir sientiendo que aún hay algo que late en nuestro interior.
EliminarUn beso fuerte, Pilar.