Hace días que quiero escabullirme.
Giro en torno a la nada una y otra vez, intentando escapar. Quisiera tener la
mente en blanco, lejos de la ciénaga y las batallas. Quisiera bajar hasta el
mar y buscar un poema que perdí. Sé muy bien de qué huyo. Y vosotros también lo sabéis.
EL MAR
(Pablo Neruda)
NECESITO del mar
porque me enseña:
no sé si aprendo
música o conciencia:
no sé si es ola sola
o ser profundo
o sólo ronca voz o
deslumbrante
suposición de peces y
navíos.
El hecho es que hasta
cuando estoy dormido
de algún modo
magnético circulo
en la universidad del
oleaje.
No son sólo las
conchas trituradas
como si algún planeta
tembloroso
participara paulatina
muerte,
no, del fragmento
reconstruyo el día,
de una racha de sal
la estalactita
y de una cucharada el
dios inmenso.
Lo que antes me
enseñó ¡lo guardo! Es aire,
incesante viento,
agua y arena.
Pero de repente Jesús me indica y... escucho una trompeta; un quejido de una técnica interpretativa sin igual, una música llena de matices y sugerencias. Y
siento cómo su soplo se instala como un manto, como una fina capa que me recubre.
El tema se llama “Mi retorni in menti” (De vuelta en mi mente) del maravilloso trompetista Enrico Rava que con Gianluca Petrella al trombón, Giovanni Guiudi al piano, Gabriele Evangelista en el bajo y Fabricio Sferra tomando las baquetas ayudan a Enrico en la tarea de poner en pie sus sublimes temas. Me atrapa la transparencia de su sonido, la claridad de su fraseo, y porque es un artesano de lo simple. Cerrad los ojos, dejad la mente en blanco, veréis que su capacidad narrativa es proverbial. Esa trompeta es capaz de evocar los más distintos ambientes, surcar la realidad de las calles o instalarse en algún lugar del sueño.
Si algo caracteriza a Rava es su
sonido: cálido, redondo, flexible. Parece
como si los músicos se hubieran puesto de acuerdo en ofrecernos la dimensión más
humana de la música. Este “Ters For Neda”
o “Garbage Can Blues” tienen algo de soliloquio.
Enrico Rava Quintet, con ese sonido
cuidadosamente elaborado, puede sonar en una dimensión extática o difuminarse
en la luz de un cuadro urbano de George Wesley Bellows, hasta llevarnos a “Certi angoli segreti” (Ciertos rincones
secretos)
La fuerza de su música está en la recreación de mundos, relatos cortos por los que deambulan personajes enigmáticos, un tanto cortazianos. Estamos ante un lenguaje que es, sobre todo, pregunta. Como las que muchos nos hacemos constantemente.
9 de diciembre
Xavier Perarnau, un amigo facebookero amante de la filosofía, las letras, las artes y la música nos hace esta propuesta “Las palabras y los días”, nombre pavesiano donde lo haya…. Es maravillosa la sonoridad de la trompeta, su fina emisión, su lento trazo, la austera belleza de un recato sin embargo ardiente, su un tono lujuriosamente. Me encantan las breves y emotivas explosiones del registro agudo.
Victoria; La nada qué tendrá, que nos acorrala sin sentirla.
ResponderEliminarDéjame un ratito girar por Enrico Rava y levantaré cabeza.
Increíble este cuarteto. No sabría si optar por la trompeta, por el saxo, por el piano, por el contra...
Infinitas gracias por el regalito.
quinteto quise decir!
ResponderEliminarLa continuidad de los parques...
ResponderEliminarEl mundo es una blanca ilusión bajo un cielo de algodón puro. Hay un banco al sol entorno al cual bailan un blues las palomas y juegan los niños con el aro del futuro pendiente de una baqueta.
Revolotean las hojas secas y los pétalos de las rosas blancas de diciembre en los remolinos del levante en las esquinas...en las que se besan los adolescentes presintiendo la luna en sus miradas, allí donde las farolas devuelven el arco iris a las gotas de la lluvia, porque después de la tormenta llueven los árboles y yo sueño que duermo y que sueño con ese espacio en el que continúan los parques...
Y creo que al fin lo he conseguido... He conseguido hacer de este refugio algo compartido que crece y crece cuan más íntimo se hace.
ResponderEliminarCreí, ya ves tú, que eso sería posible gracias a la interrelación de sus seguidores aportando ideas, sugiriendo temas, matizando mis gustos musicales. Pero no; ha sido la Palabra la que nos ha elevado a la categoría de cómplices, a los asiduos a este blog.
La palabra se coló en mis posts casi sin darme cuenta en forma de poesía. Se coló como lo hizo la Vida (actividad), la de fuera, de la que estaba huyendo al iniciar este espacio; se coló cada vez que me empujaba a cerrar los ojos y simplemente escuchar. Se coló cuando tuve la necesidad imperante de escribir sobre lo que escuchaba...
Al final me rendí a la evidencia: La Música y la Palabra son parte indisolubles de mi Vida.
Gracias por enriquecerme formando parte de ella.
Compartir, maravillosa palabra.
ResponderEliminarGracias Victoria, un día más disfruté.
Una abraçada.
Las cuatro "C" fundamentales de mi vida: Coherencia, Compromiso, Compartir y Complicidad :)
EliminarMe encanta compartir. Un beso muy fuerte, Mari-bel.
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ResponderEliminarMúsica de la nocturnidad como pocas!
ResponderEliminarLa música y la palabra: las dos artes del alma.
ResponderEliminarFlorecerá el espíritu de quien las tenga como sustento de su vida.
Florecerá más si lo regamos con la savia que nos da compartir artes y alma. Gracias, Xavier.
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ResponderEliminarLa música no lo es sin alma, y ésta se agranda si se refleja en otras, para lo que aquella es un vehículo insustituible
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