Un canto de sirena imposible de resistir
Estoy cansada. Han sido dos días
largos, llenos de emociones contenidas, de risas y lágrimas; ha sido un domingo
largo y lleno desde la mañana a la noche de trabajo, mucho trabajo, un trabajo
que no he acabado pero mi cabeza no da para más. La vida está ahí, sin duda.
Sólo espero que al final de mis días me sienta en paz conmigo misma y con mi
historia.
Estoy melancólica, ya veis. No sé
si os habéis dado cuenta que las noches como ésta busco siempre una voz de
mujer que navegue con libertad por todos los rincones de mi alma, que me
susurre al oído hasta irme a dormir. Por
eso en estos instantes mientras escribo dejo que la voz de Anjani Thomas, una voz que nace
directamente del corazón, se deslice con suavidad en mis oídos.
Esta hawaiana que tiene mi edad
(nadie lo diría), pianista, vocalista y compositora, iba para cantante de jazz.
Y, sin embargo, Leonard
Cohen, el músico de la tristeza y la depresión, hizo de quien tan sólo una cantante
de su coro, lo que estoy escuchando: un sonido dulce, melancólico, intimista,
cálido, que invita a entrar. Voz que pone al servicio de unas letras de Cohen
que rebosan poesía. Anjani y Cohen, combinación ideal para acabar un día como
el de hoy: Blue Alert
ALERTA AZUL
Hay perfume ardiendo en el aire
pedacitos de belleza por todas partes
Shrapnel volando; el soldado patea el polvo
Ella llega tan cerca. Tú la sientes entonces.
Ella te dice No y No otra vez.
Tu labio se corta con un borde de su falda de tablas.
Alerta azul
Visiones de ella que se dibujan cercanas
se elevan, se mantienen un momento y desaparecen.
Tú intentas frenarlo; no funciona.
Es solo otra noche, supongo,
toda enredada de desnudez
Incluso te tocas a ti mismo.
Eres tan ligón.
Alerta azul
Tú sabes cómo comienzan noches como ésta,
el tipo de nudo en que tu corazón se ve convertido.
A cualquier parte que vuelvas va a doler.
Hay perfume ardiendo en el aire,
pedacitos de belleza por todas partes.
Shrapnel volando; el soldado patea el polvo.
Alerta azul. Alerta azul.
Ella rompe las reglas así puedes ver que
ella es más salvaje que lo que tu nunca serás.
Tú hablas de religión pero ella nunca se convertirá.
Su cuerpo tiene 20 pisos de alto.
Intentas apartar la mirada, lo intentas
pero todo lo que quieres es llegar allí el primero.
Alerta azul
Difícil describir, para quien no la conozca, el ambiente melancólico, minimalista, de dulzura extraordinaria que aparece detrás de cada nota, de cada palabra, y que se mete los poros de una y de otra. Porque la voz de Anjani Thomas es como el humo que se desliza por el ambiente y no se puede hacer nada por evitarlo.
A continuación Half The Perfect World un tema en el que el tiempo se detiene.
Canta una mujer lo que siente un hombre…
MEDIO MUNDO PERFECTO
Cada noche ella volvía a mí.
Yo cocinaba para ella, yo le servía el té.
Ella estaba en los treinta, entonces,
había hecho algún dinero, vivía con hombres
nos acostábamos para dar y recibir
bajo la mosquitera blanca
y dado que ninguna cuenta había comenzado,
vivimos un millar de años en uno.
Las velas ardían,
la luna se ponía tras
la colina pulida,
la ciudad lechosa,
trasparente, sin peso, luminosa,
descubriéndonos a los dos
sobre esa tierra fundamental
donde el amor es no querido, no atado, no dirigido
y medio mundo perfecto se encuentra
Pensándolo bien, podría decirse que Anjani ha hecho más por Cohen que cualquier musa anterior o colaborador. Desde que la escuché por primera vez se me pareció en algo a él. Un Cohen femenino, suave, más relajado. Un Cohen sexy, pelilargo y pelinegro.
NADIE DESPUES DE TI
Bailé con cantidad de hombres.
Luché en una guerra fea.
Le di mi corazón a una montaña
pero nunca amé antes.
Me pongo nervioso cuando me das la espalda.
Mi corazón está siempre escocido.
El esmoquin me daba diamantes
pero nunca amé antes.
He estado en la carretera desde siempre.
Siempre estoy en marcha poniéndome a salvo
pero tu eres mi primer amor y el último
No hay nadie, nadie después de tí
He vivido en muchas ciudades
desde París a Los Angeles
Enseñaba el kamasutra
pero nunca amé antes.
He estado en la carretera desde siempre
Siempre estoy en marcha poniéndome a salvo
pero tu eres mi primer amor y el último
No hay nadie, nadie después de tí
Aunque conocía los hechos de la vida
pero ahora conozco el marcador
Estuve dando la vuelta a la manzana y vuelto
pero nunca amé antes.
Canciones que salen desde la oscuridad para revelarse en toda su brillantez, que se convierten en derroteros frágiles en el proceloso mar de los sentimientos.
EL
GOLDEN GATE
Mirando
hacia atrás, a San Francisco
llevando
mi traje chino azul
chaqueta
amarilla con hombreras rellenas
fumando
cigarrillos Sobranie;
cuatro
en punto y la niebla se cuela.
Todos
recordamos el mar;
por
varios segundos nuestros pecados son perdonados
los
míos contra ti, los tuyos contra mí.
No
me esperes y no lo sientas.
Olvida
todas las cartas que nos escribimos.
Abandona
a las sirenas de niebla nuestra solitaria historia
déjales
que ellas sostengan la nota más dura.
Nosotros
ordenamos otro margarita
que
sorbemos lentamente junto a la ventana.
Nadie
necesita un maestro indio.
Todo
lo que necesitan es San Francisco
porque
estamos conduciendo con el máximo cuidado hacia casa
bajando
carreteras que están flotando y veladas.
El
Golden Gate,
es
todavía de oro,
es
todavía grande.
Nadie
está borracho.
Nada
ha fallado.
Mientras escucho las melancólicas
canciones de Anjani Thomas me asalta una extraña sensación de paso del tiempo.
Música y poesía son un encuentro con nuestra propia historia de amor y desamor,
historia de tiempos perdidos.
“Todo lo que tengo es mi voz, el piano, y las
letras de Cohen, que son pura poesía. Mi acercamiento al más alto nivel de los
sentimientos y de la experiencia interior” Debe ser eso…