Me encanta la música de cine. No era muy consciente
de esta afirmación hasta que, hace 5 o 6 años, un día me metí de lleno en las bandas sonoras de Morricone.
Entonces descubrí que me encantan las
grandes orquestas que cuentan grandes historias con melodías memorables y, a la
vez, humildes. Una gran banda sonora puede provocar emociones que se abren paso
en la mente y en el corazón o, incluso,
hacer que todavía crea posible un mundo mejor. Si el papel es más paciente que los seres humanos, la música es y será siempre más esperanzadora.
En todas las bandas sonoras hay ciertas melodías que trascienden el tiempo y, simplemente, transmiten con ellas una emoción indeleble
y una energía indescriptible que es universal. Tal es el caso de Love Theme From Spartacus, escrito por el compositor Alex
North para la banda sonora de la película “Spartacus” de
1960, dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas.
Este tema de amor se escucha por primera vez en la película cuando el gladiador Espartaco ve a una hermosa esclava, Varinia, y comienza a soñar que la vida podría ser diferente a cualquier cosa que él haya conocido. Disfrutan de una relación demasiado breve, con un hermoso florecimiento de ternura y libertad antes de que Espartaco sea derrotado y crucificado, junto con sus rebeldes.
En la escena final, el tema del amor se esfuerza
por hacerse oír de nuevo debajo de los platillos y cuernos romanos, mientras Varinia
presenta su hijo a su amante, quien ha nacido libre. Lo que transmite es tremendamente
triste y al mismo tiempo, esperanzador. Podría ser tan solo una película de los años sesenta, con actuaciones
que han pasado a la historia del cine, envejecidas por el tiempo, pero comunica algo terrible, maravilloso y actual: que las personas han muerto,
mueren y morirán por ver a sus hijos libres, por vivir libremente una vida
mejor.
Un sacrificio como este es a la vez trágico y
hermoso. Lo vemos cada día cuando un migrante hace el viaje a Europa
en un intento por mantener a su familia en Somalia, Sudán o Siria o huyendo de la guerra y la esclavitud. Lo vemos
cuando los que tienen la capacidad de abandonar una ciudad devastada se quedan por el bien de aquellos que no pueden irse. En la película, el
personaje de Espartaco sueña con anhelo un Dios para los oprimidos: un
"Dios para los esclavos", y reza para que su hijo un día nazca libre.
Al final de la película, eso es lo que significa la música: que su sacrificio
no ha sido en vano.
La música que
me impacta, a menudo es bastante melancólica. Esta melodía de amor agridulce
es tan conmovedora que ha inspirado a muchos intérpretes, se ha adaptado e
incluso se ha convertido en parte del repertorio de jazz. Con muchas versiones conocidas,
es gratificante ver que cada una es única y, lo más importante, es profunda
por sí misma. Un buen tema para unos grandes músicos. Abrid, pues, vuestros
oídos y vuestra alma a la belleza del Love
Theme From Spartacus.
Comencemos con la hermosa versión de Yusef Lateef en “Eastern Melodies” (como se muestra en la mezcla de Lexis Snow Jazz mix). Transmite la emoción que todos sentimos cuando estamos expuestos a esta canción. Está bellamente construida; el marco principal está sostenido por su oboe a la manera de los encantadores de serpientes y un acompañamiento que ahorra espacio para acunarnos mejor. Cerrad los ojos y dejaos cautivar.
Comencemos con la hermosa versión de Yusef Lateef en “Eastern Melodies” (como se muestra en la mezcla de Lexis Snow Jazz mix). Transmite la emoción que todos sentimos cuando estamos expuestos a esta canción. Está bellamente construida; el marco principal está sostenido por su oboe a la manera de los encantadores de serpientes y un acompañamiento que ahorra espacio para acunarnos mejor. Cerrad los ojos y dejaos cautivar.
Seguimos con
la versión de “El Profeta”, uno de los muchos apodos de Ahmad Jamal. Este genio
del teclado nos interpreta una magnífica pieza, el equilibrio perfecto entre la
habilidad en solitario y el respaldo adecuado del jazz. ¡Verdaderamente hermosa
e impecable!
Una nueva mirada, esta vez
interpretada con la guitarra, nos la ofrece Gabor Szabo,
quien lleva el tema a su salsa poniendo algunos colores de su país y su
universo musical tan especial.
Siguiendo con
la guitarra, podemos escuchar es otra versión incluida en el disco de Carlos Santana "The Swing of Delight", el último de los
tres discos en solitario (los otros son “Illuminations”
en 1974 y la “Oneness” en
1979) que se publicó bajo su nombre temporal en sánscrito, Devadip
Carlos Santana, nombre dado por Sri Chinmoy, su maestro
espiritual.
Otra maravilla es la versión de Herbie Hancock, que
tiene la costumbre de agregar a sus sonidos de jazz unos pocos riffs aquí y
allá.
El grupo de jazz italiano Quartetto
Moderno, nos ofrece una versión más ligera de la canción en la que podemos
destacar el sonido de su flauta.
Una de las
versiones más desconocidas es la de Quasar, un músico que forma parte del
linaje de DJ japoneses inspirados en gran medida en Nujabes. Un pequeño viaje
que mezcla ruidos de ambientes, sonido de jazz y un excelente ritmo para hacer
que muevas la cabeza.
Sin dejar de rendirme a lo que acabamos de escuchar, para mí la
versión que más profundiza en el tema es la realizada por Bill Evans, un
genio torturado que vivió una vida aislada de la que escapó a través de las
drogas y la música. En sus “Conversations
with Myself”, Evans extendió la melodía de North y la interpretó en la
medida en que lo permitían los estándares de jazz. La versión primera de las
dos que os propongo (tiene más) la interpreta con su trío y el flautista de
jazz Jeremy Steig que
le brinda unos los aireados riffs. Sin embargo, la que más me emociona es otra
versión para piano solista apodada Nardis
de la excelente recopilación en solitario de “Solo Sessions”.
Esta versión deja transpirar todo el peso emocional de manera absolutamente
maravillosa.
Pero quizás la
versión que más me gusta de todas las que he escuchado es la de Gary Peacock, de su álbum
“Tangents”, un LP en el que reina la serenidad (quizás por ello me gusta tanto).
Desde sus orígenes, Peacock estableció
un nuevo rol para el bajo como una voz melódica independiente que en Spartacus encuentra un buen vehículo para la
improvisación.
No sé si
coincidiréis conmigo en que Spartacus
Love Theme es una canción donde la desesperación y la alegría coexisten.
Cuando aceptemos que la vida se acabará, seguramente nos encontraremos en este
estado gozoso donde se cantará en nuestro interior una bella melodía, música profundamente
poderosa e intrínsecamente bella que nos liberará de nosotros mismos. Para mí
es de lo que se trata esta música.
Buenas
noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇.
Boas noites. 晚安 Bonne nuit グッドナイト
Buonanotte. לילה טוב. Oíche mhaith. Wengi alus. Bones
nueches. اچھا شام Noson dda. Good night. Спокойной ночи. Guten Abend.
Impresionante entrada Victoria. Millones de gracias. Me has hecho escuchar Spàrtacus de otra forma y sobre todo degustar diferentes enfoques musicales.
ResponderEliminarQue maravilla.
Un abrazo querida compañera.
Salud.
Perdona Sonsoles que no te haya respondido antes. La vida es más complicada de lo que parece.
EliminarEso mismo me pasó a mí cuando escuché por primera vez la versión de Gary Peacock. Me descubrió un tema de amor diferente...
Gracias por tu fidelidad... :)
Un artículo fantástico.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Gracias a ti por tu interés.
EliminarUn abrazo.
una música que me ha acompañado durante años en muchos momentos de mi vida. Melodía de tres notas sencilla al máximo, intensa como pocas.
ResponderEliminarUn placer compartir contigo este interés, Jose A. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarUn abrazo.
Gran y potente recuento de una obra tan magnánima. Además, muy bella lírica. Me alegró encontrarlo y disfrute muchísimo tu artículo. Saludos desde Colombia. Posdata: También soy maestro. un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, compañero. La verdad es que me gusta la música y me gusta escribir. :) Gracias por tu interés y por tomarte el tiempo para comentar.
EliminarUn abrazo desde España.