La música y el
activismo bucólico.
Ligera nostalgia nocturna. En Radio 3, acompañada por
el motor de mi diésel, escucho a Peter, Paul and Mary,
uno de los grupos más famosos de folk de los años 60. Yo prácticamente acababa
de nacer; pero tan sólo 10 años después cantaría sus canciones en un
chapurreado e ininteligible idioma con acento inglés (continúo sin saberlo), acompañada de
mi guitarra.
No sabíamos qué decían exactamente sus letras pero nos emocionábamos igual, (como me emociono ahora hasta las lágrimas) con aquella música tan simple, tres voces tan claras como el agua de un torrente. Tres voces que, sin embargo, entre muchas otras, le pusieron ritmo a la protesta de una juventud opuesta a la guerra y a la discriminación. La juventud siempre ha querido la paz
El joven cantante y profesor universitario de Derecho, Peter Yarrow, Noel “Paul” Stookey, un músico de jazz y comediante y Mary Travers, la hija de un periodista de Louisville, concienciada desde muy joven con la música y la política de izquierdas, se conocieron en 1960 en el Greenwich Village, un popular centro neoyorquino, crisol en esa época de creatividad y de descubrimientos, de donde emergieron connotados músicos como Joan Baez, Simon & Garfunkel, James Taylor, los Velvet Underground y Jimi Hendrix. Un lugar en el que los artistas llegaban con su guitarra y unas cuántas melodías (a veces propias y a veces no) y en la primera esquina se ponían a interpretar. Sus voces eran armoniosas, sus letras hablaban de reivindicaciones sociales y derechos civiles. Himnos, del movimiento protesta en una época llena de esperanza.
Bajo la dirección de Albert Grossman, los
tres jóvenes se alinearon y, luego de que Stookey cambiara su nombre,
decidieron llamarse Peter, Paul & Mary. Como tal, Grossman los empezó a
presentar en el popular circuito artístico de esa área de Manhattan. El trío fue
un revulsivo vital para resucitar en los sesenta el viejo folk americano de Woody Guthrie y
especialmente de The
Weavers, una formación de gran éxito durante los primeros años cincuenta en
el que militaba Pete Seeger y en cuya cantante, Ronnie Gilbert, Mary
Travers encontró su espejo artístico.
Un año después de su formación
oficial, en 1962, lanzaron su primer disco. Fue autotitulado e incluyó temas
como 500 Miles de Hedy West y su melancolía
por la distancia del hogar de los soldados enviados a Vietnam, Lemon Tree de Will Holt y uno de Pete Seeger y Lee Hays, titulado If I Had a Hammer que
catapultó al trío de inmediato al número uno. Lo pegadizo de su melodía, los trepidantes coros y su subliminal
fondo político, vino al pelo en una América bastante convulsionada en
aquellos años por una izquierda muy activa y unos problemas bien latentes: la
lucha por los derechos civiles, la tensión de la Guerra Fría, el racismo… Trini López la
popularizó en España sin que el franquismo se diera cuenta de su fondo de
denuncia. No sería la primera vez que se le colara un gol así.
De allí en adelante, lanzarían
discos a razón de uno al año. Del segundo, titulado Moving (The Peter, Paul
& Mary álbum), obtendrían el mayor éxito de su carrera: Puff, The Magic
Dragon, escrita por Yarrow y su ex-compañero de clase Leonard Lipton.
Pero, sería, sin embargo, una
versión de Bob Dylan la
que definitivamente les encumbraría, colocándole a la cabeza de los nuevos
grupos y cantantes de folk. Durante la marcha de agosto del 63 a Washington,
con el reverendo Martin Luther King, el trío hizo una inolvidable versión de Blowin' in the Wind que dejó perplejo al
mismo Bob Dylan. PP&M, como también se les conoció por sus siglas, fueron
muy claros en su posición en contra de la guerra de Vietnam.
Y él, claro está, agradecidísimo:
el trío le empujaba al estrellato cuando todavía era un modesto y casi anónimo
cantante de folk. A cambio, correspondió cediéndole al trío una canción
inédita, When The Ship Comes In y
hasta componiéndole una exclusiva, Too Much Of Nothing, además de rendirle
admiración y amistad.
En 1969, Peter Yarrow fue uno de
los organizadores de la Marcha sobre Washington. El grupo cantó entonces
ante 500.000 personas opuestas a la guerra de Vietnam. Interpretaron El
desertor de Boris Vian.
En 1970, el grupo se separó. Cada
uno de sus miembros siguió una carrera solista. Sin embargo, en 1978, Peter, que participaba en una
manifestación anti-nuclear, pidió a sus compañeros de acompañarlo en escena. La cosa funcionó tan bien que los
tres decidieron volver a trabajar juntos sin dejar de lado su carrera personal. En 1985, dos temas calientes los
convocaron de nuevo. Por un lado, la situación en América central, Salvador,
y por el otro, el proceso de paz en Medio Oriente, Light one candle.
Un año más tarde, No
easy walk to freedom atrajo la atención sobre la lucha contra
el apartheid en África del Sud.
Mary Travers declaró un día: “La canción te dice: Si vas a cantarme,
deberás vivirme”. Peter, por su lado, afirmo: “La gente puede sobrepasar sus diferencias, y entonces, unidos,
dirigirse hacia un mundo más igual y más justo”.
Una de las piezas que más me
gustaba en mi juventud era el lamento antibelicista Where
Have All the Flowers Gone, (¿Dónde han ido todas las flores?) Una canción que yo cantaba en catalán en 1973
Què se n'ha fet d'aquelles flors,
fa tants dies?
Què se n'ha fet d'aquelles flors,
fa tant de temps?
Què se n'ha fet d'aquelles flors,
les noies en van fer un pom.
Qui sap si tornaran. Qui sap si mai tornaran.
De les noies que s'ha fet?
Fa tants dies...
...Van marxar a buscar els nois
D'aquells nois que se n'ha fet?
Fa tants dies...
Van marxar a ser soldats
Dels soldats que se n'ha fet?
Fa tants dies...
A la guerra els han portat.
A la guerra els han portat
Fa tants dies...
Les tombes els han cobert.
Ells ja mai més tornaran
Sobre les tombes hi ha flors
fa tants dies...
Les noies les han deixat.
Amics meus, quan n'aprendrem?
Hasta 2004, en que Mary enfermó de
leucemia, el trío actuó regularmente. En septiembre 2009, Mary Travers
falleció a la edad de 72 años. En España, su desaparición pasó injustamente
casi desapercibida.
Queda su música. Las bellas
melodías, aunque para algunos algo acarameladas, las armonías vocales, los
sutiles arreglos, la ausencia prácticamente de electricidad, el compromiso
político y la misma belleza rubia de su cantante fueron armas decisivas para
conquistar el éxito no solo en Estados Unidos sino fuera, y, a la vez, poner el
movimiento folk en primer plano. Ese folk urbano aparentemente tan liso que,
aunque no haya logrado cambiar el mundo donde persisten aún la guerra y la
intolerancia, despertó y puede despertar aún muchas conciencias a valores de Paz y de Justicia.
Este video de la Marcha por la
Paz de 1971, dice mucho más de ellos que sus propios temas. Un sencillo
homenaje a aquella época y a su memoria.
Hermoso como siempre, Victoria muy felices fiestas y un año 2016 venturoso, aunque es bisiesto.
ResponderEliminarEn fin, abrazos de oso...
Gracias por este aporte tan hermoso y tan necesario, la música es un bien preciado y precioso deñl ser humano.
Gracias, Sonsoles. Han sido una fiestas entrañables, muy familiares.
EliminarEspero que este año algo cambie por fin. Aunque sea un poco.
Un abrazo largo y fuerte.