Hoy me he levantado con la noticia de que Leonard Cohen, el cantautor en el que la música y la poesía se funden en una fórmula que acaba conmoviendo a quien le escucha, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, desbancando a su compatriota Alice Munro y al británico Ian McEwan. Seguramente, es un reconocimiento inesperado pero no inmerecido. Este premio dotado con 50.000 € y una escultura de Joan Miró valora su trabajo literario mucho más allá de esas decenas de libros, como “Flores para Hitler”, “Los hermosos vencidos”, con las letras de sus canciones de diferentes etapas traducidas al castellano, que hemos encontrado en diversos formatos en las librerías desde la más tierna infancia de toda una generación. O “El juego favorito”, una novela de 1963 que recientemente ha sido reeditada en castellano.
Creo poder afirmar que no es conocido por demasiados de sus incondiconales que la carrera literaria de este cantautor canadiense de orígen judio, nacido en 1934, que enseñó a amar y a soñar a más de una generación - y que en la actualidad ya contamos unos años - porque soñaba versos, creando en nosotros un imaginario sentimental, fundiendo poesía y musica en un valor inalterable, mientras con sus canciones exploraba con profundidad y belleza el ser humano, es anterior a su dilatada y prestigiosa carrera musical. Su primer álbum, el gran “Songs of Leonard Cohen”, que se abría con su clásico Suzanne, data de 1967 mientras que su primera obra literaria, “Déjanos comparar mitologías”, escrita en la isla griega de Hydra donde se instaló , una colección de poemas inspirados en Federico García Lorca, la publicó en 1956 seguido de “La caja de las especias de la tierra” en 1961. Influenciado por Henry Miller y devoto de Federico, tanto que llamó a su hija Lorca, los considera sus principales influencias. Es cierto que luego se dedicaría principalmente a su carrera discográfica pero nunca dejaría su faceta de escritor. Sus maravillosas letras son una mezcla de amor y fascinación por lo divino, sin obviar un retrato de la miserable sociedad en la que vivimos o algún toque político. Poesía cantada, como dice hoy la noticia del diario El País
Creo poder afirmar que no es conocido por demasiados de sus incondiconales que la carrera literaria de este cantautor canadiense de orígen judio, nacido en 1934, que enseñó a amar y a soñar a más de una generación - y que en la actualidad ya contamos unos años - porque soñaba versos, creando en nosotros un imaginario sentimental, fundiendo poesía y musica en un valor inalterable, mientras con sus canciones exploraba con profundidad y belleza el ser humano, es anterior a su dilatada y prestigiosa carrera musical. Su primer álbum, el gran “Songs of Leonard Cohen”, que se abría con su clásico Suzanne, data de 1967 mientras que su primera obra literaria, “Déjanos comparar mitologías”, escrita en la isla griega de Hydra donde se instaló , una colección de poemas inspirados en Federico García Lorca, la publicó en 1956 seguido de “La caja de las especias de la tierra” en 1961. Influenciado por Henry Miller y devoto de Federico, tanto que llamó a su hija Lorca, los considera sus principales influencias. Es cierto que luego se dedicaría principalmente a su carrera discográfica pero nunca dejaría su faceta de escritor. Sus maravillosas letras son una mezcla de amor y fascinación por lo divino, sin obviar un retrato de la miserable sociedad en la que vivimos o algún toque político. Poesía cantada, como dice hoy la noticia del diario El País
Esta canción, Dance Me to the End Of Love una canción realmente triste pero hermosa a la vez, es buena prueba de ello. Lo que puede parecer una canción de amor bellísimamente escrita, que lo es, tiene un origen tan trágico como los hornos crematorios de los campos de exterminio nazis. Fue compuesta ante el hecho de que en algunos de estos campos, antes de la cremación, un cuarteto de cuerda era obligado a tocar música clásica mientras sus compañeros prisioneros estaban siendo asesinados y quemados.
Si conocemos el origen judío de Cohen, comprenderemos aún más su sentir.
El siguiente tema Hallelujah hermosísima canción entre la plegaria y el amor. Pocos como Cohen hubieran sido capaces de instalar tanta duda en un rezo, tanta relatividad moral incrustada en el rígido marco de la salmodia religiosa
He oído que existe un acorde secreto
que David solía tocar, y que agradaba
al Señor.
Pero tú realmente no le das mucha
importancia a la música, ¿verdad?
Era algo así como la cuarta, la quinta
cae la menor y sube la mayor.
El rey, confundido, componiendo un aleluya.
Aleluya…
Tu fé era fuerte, pero necesitabas una prueba.
La viste bañarse en el tejado.
Su belleja, y el brillo de la luna, te superaron.
Te ató a la silla de su cocina.
Rompió tu trono, y cortó tu pelo.
Y de tus labios arrancó un aleluya.
Aleluya…
Dices que tomé su nombre en vano.
No conozco siquiera su nombre.
Pero si lo hice, bueno, realmente, ¿qué significa para tí?
Hay un resplandor de luz
en cada palabra.
No importa la que hayas oído.
La sagrada o la rota. Aleluya.
Aleluya…
Hice lo mejor posible, no fue mucho.
No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no te tomé el pelo.
Y aún así
todo salió mal.
Permaneceré ante la oración del Señor,
sin nada en mi lengua más que el aleluya.
En Pequeño Vals Vienés de Federico García Lorca, Cohen une su hechizo al embrujo de Federico y al de la propia Luna, y nos hace bailar, casi flotar, por paisajes de amor, de muerte, y de profunda belleza…
Os invito a bailar conmigo por este salón vienés con la música de Cohen, con cada palabra de Lorca. A vuestros pies, un eco de tristeza se deslizará hasta el mar, y volverá luego renovado, y os arrastrará con él. Dejaos llevar por este vals, que hace bailar el alma...
No podía cerrar este post sin hablar Suzzane. Contó el cantautor en una entrevista que “Suzzane Verdal era la esposa de un amigo mío, Armand Waillancourt, que era una gran escultor de Montreal, y que aún sigue siendo amigo mío. Suzanne me invitó a su casa cerca del río y me sirvió té Constant Comentary, que estaba lleno de pedacitos de naranja. Esos elementos me dieron el rocío para soñar la verdadera velada de canción, pero sólo fueron el rocío. Y aunque parezca mentira, aún miro a las chicas, no veo a ninguna, sólo hay paz interior y armonía”.
Os dejo con ella interpretada por un jovencísimo Leonard. Buenas noches.
Que a Cohen le hayan dado el Príncipe de Asturias, me produce sentimientos encontrados. Por un lado, creo que los prestigiosos premios ponen en el mapa un artista de largo recorrido que ha sido referencia para muchos de nosotros. Pero por otro, tengo la sensación de que me lo roban, que lo mancillan. Es parte de mi bagaje personal que me molesta compartir con algunos de los que lo jalearán ahora.
ResponderEliminarSé que estoy siendo elitista, egoísta y raro pero lo quería para los que de verdad "creemos" no para el sistema que ahora le reconoce.
Tú post, buenísimo. Estás construyendo una pequeña enciclopedia.
Tiene razón Jesús en las dos cosas....La música y el texto precioso como siempre.Gracias
ResponderEliminarGenial Victoria.
ResponderEliminarUn excelente viaje por la vida de Leonard Cohen y por las nuestras. Él y sus temas, marcaron nuestra generación. Ha sido un placer recordarlo y pasear por momentos vividos. Gracias Victoria por traernos estas maravillas. Un abrazo.
Es difícil ser reconocido y valorado internacionalmente y no perder parte de tu autenticidad. Es difícil conseguir que la fama no mancille la honestidad y la pureza de los artistas. Sin embargo, considero que Cohen está llegando al final de su carrera consiguiéndolo y, encima, no ser juguete roto.
ResponderEliminarMe gusta que te guste mi blog, Jesús :) Y sé que no te ciega el amor...
Soy adicta a la escritura, Fuen. Cada vez más! jajajaja. Un besazo y gracias a ti por tu fidelidad.
ResponderEliminarEl poeta que enseñó a soñar y amar a toda una generación, dicen de él, Mari-bel. Un besazo y gracias a ti por estar al otro lado.
ResponderEliminarcada dia me siento mas pequeño al lado de tu facilidad para explicar las cosas. Q buena eres joder !!! besos !!!
ResponderEliminarLo que es fácil no tiene mérito, querido Ovi. Lo que tiene mérito es conseguir aquello surgido del esfuerzo. Lo que yo hago es puro placer. Gracias de todos modos. Un beso.
ResponderEliminarLa Wikipedia quedará obsoleta delante de este gran Blog mi querida Victoria... Abrazos
ResponderEliminarGracias, Carmen. Me hace muy feliz leerte por aquí. Besos fuertes
EliminarQuerida Victoria: Cuando ayer me levanté y me enteré de la muerte de Leonard Cohen, inmediatamente pensé en ti y me puse a esperar la nueva entrada de tu blog, sobre Cohen que esperaba ser de otra manera.
EliminarComo dicen tus amig@s que grande eres, que bien escribes y como transmites, se ve que la docencia y la pedagogía la llevas en la sangre y empatizar con los demás, transmitir, comunicar, te fluye de forma natural.
Nada puedo decir sobre Leonard Cohen, ya lo has dicho tu y como lo has dicho. Me ha gustado siempre y Suzanne, es una de mis míticas canciones, ligadas a recuerdos agridulces.
Solo agradecerte tu generosidad y tu fraternidad al compartir tus sentimientos y tus conocimientos musicales y poder formar parte de tu mundo, aunque sea solo un pedacito y desde lejos.
Te quiero camarada.
Gratos saludos para Jesús y Ovidi. Para ti, un abrazo de oso de los nuestros y una sonrisa enorme desde el corazón.
Salud.
"y me puse a esperar la nueva entrada de tu blog, sobre Cohen que esperaba ser de otra manera"
ResponderEliminarHe querido decir ....que esperaba, como no podía ser de otra manera.
Besos.