miércoles, 9 de marzo de 2011

Historias de Misterio e Imaginación

Un día de otoño triste, oscuro y silencioso, cuando las nubes colgaban bajas y pesadas en el cielo, crucé solo a caballo una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse la sombra de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher...


Esta noche voy a teletransportarme a mi pasado en un viaje musical. El tema, Tales of Mystery and Imagination (Historias de Misterio e Imaginación), el primer trabajo del Alan Parsons Project, uno de los vinilos que me han acompañado desde… casi siempre.

Allan Parsons es uno de los mitos vivientes de la música. Muchos le recordaréis por su participación como ingeniero de sonido en el disco de Pink Floyd The Dark Side of the Moon, que marcó un antes y un después en las técnicas de grabación y producción.

Algo que resulta muy curioso es que el “proyecto” Alan Parsons Project, en realidad, nunca fuera un grupo. Más bien se trató de un experimento intelectual:
Alan Parson, ingeniero de sonido metido a músico, hacía la música y Eric Woolfson, su colaborador, escribía las letras. Entre los dos seleccionaban a los músicos y cantantes más adecuados que les acompañaban de forma ocasional para dar forma a cada uno de sus trabajos y conseguir, así, el sonido que deseaban lograr en cada álbum.
En sus 12 años de existencia, editaron 11 discos de los que se publicaron 27 singles.

La carrera de The Alan Parson Project forma parte ya de la historia de la música y más concretamente de la historia del rock sinfónico y progresivo, un género nacido a mediados de la década de los 70 y que en buena medida Alan Parsons contribuyó a definir de manera definitiva junto a Pink Floyd.

Para este buen disco usaron como inspiración los cuentos del que para mí es junto a H. P. Lovecraft uno de los mejores narradores de cuentos de terror y misterio: el genial romántico Edgar Allan Poe 


Buscando en el baúl de los recuerdos que es youtube he encontrado este video del tema 6 del álbum, La caída de la casa User, con la voz del mismísimo Orson Welles, voz que sólo se encuentra en la reedición de 1987, no en el original de 1976, porque el cineasta no llegó a tiempo para la grabación. Esto es lo que dice:


"Sombras de sombras que pasan. Estamos en 1831 y como siempre, estoy absorto con un pensamiento delicado. Sobre cómo la poesía tiene sensaciones indefinidas, para cuyo fin la música es esencial. Como el entendimiento del dulce sonido es nuestro concepto más indefinido, La música, cuando se combina con una idea placentera, es poesía. La música sin una idea, es solamente música. Sin la música, o una idea seductora, el color se palidece, el hombre se vuelve en cadáver, el hogar en catacumba y los muertos están casi siempre inmóviles".


El tema es una suite instrumental de casi dieciséis minutos de duración que abarca cinco canciones más. Las cinco instrumentales son independientes pero de tal modo que, uniéndolas recrean el cuento de Allan Poe con el mismo nombre que el titulo de la canción. En ese cuento, se explica como el protagonista va a casa de su amigo Usher que se está muriendo y como, después de una serie de acontecimientos (los paseos de la hermana de Usher a pesar de que estaba muerta, su entierro estando viva, etc…), el protagonista huye de la casa que se derrumba a sus espaldas.

Las imágenes, estremecedoras. Unas imágenes que viéndolas mientras se escucha la música te meten en el relato. El fragmento musical de la tempestad, que empieza en el minuto 7, me fascina.


No sé cómo fue, pero, a la primera mirada que eché al edificio, un sentimiento de insoportable tristeza invadió mi espíritu. Digo insoportable, porque no lo aliviaba ninguno de esos sentimientos semiagradables, por ser poéticos, con los que recibe el espíritu incluso las más adustas imágenes naturales de lo desolado o lo terrible.

Contemplé el escenario que tenía ante mí la casa, el simple paisaje del dominio, los muros descarnados, las ventanas como ojos vacíos, unas junqueras fétidas y los pocos troncos de árboles agostados con una fuerte depresión de ánimo, que sólo puedo comparar, como sensación terrena, al despertar del fumador de opio, a la amarga caída en el deambular cotidiano, al horrible descorrerse del velo. Era una frialdad, un decaimiento, un malestar del corazón, una irremediable tristeza mental que ningún acicate de la imaginación podía desviar hacia ninguna forma de lo sublime. ¿Qué era me detuve a pensar, qué era lo que me desalentaba tanto al contemplar la Casa Usher?

¿Os apetece leerlo entero? Clicar aqui y accederéis a una versión para imprimir.

8 comentarios:

  1. jaja, me encanta Alan Parsons, cuanto tiempo hacia que no lo escuchaba y eso que era uno de mis grupos de cabecera en mi juventud. Mola ;)

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  2. Recuerdos.....que fácil nos parecia todo.Y muchas más energias jaja.Precioso.Gracias

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  3. ¡Son tantas las músicas de juventud, Ovi! ¡Y de tantos estilos! Ojalá mi memoria selectiva (la que elige lo bueno) lo sea también para esto. Me apenaría perder algo en el camino... al Alzheimer ;))

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  4. Qué fácil podría haber sido, Fuen, si la coherenicia y la lealtad a la ideología de la izquierda no hubiera desaparacido de nuestro horizonte.
    En fin; disfrutemos de lo que tenemos... música.
    Un besote!

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  5. Hoy está todo tan perlado como gris. Ni el agua bendecidora que cae aclara el color de las cosas.
    Pero lluvia buena al fin.
    Me encandilo pasando raticos en este blog...
    Como siempre, desde 'mi autocare'...
    A gozar de la música y la literatura

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  6. La lluvia consigue en mí un efecto balsámico mientras me empuja a la introspección y el intimismo.
    Su sonido al caer o al tamborilear en los cristales es otra forma de música.
    Un beso, Pili.

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  7. Victoria, felicidades por tu blog. Sólo quería hacer una aclaración. Alan Parson, siempre ha tenido el nombre, es un excelente productor, pero el verdadero creador, el compositor, tanto de la música como de la letra fue únicamente Eric Woolfson. La prueba es que desde que se separaran, Alan Parson no volvió a hacer un disco decente, aunque Eric Woolfson, sin la producción exquisita de Alan Parson, tampoco (Eric murió el año pasado). A César lo que es del César, y a Eric lo que es de Eric, grandísimo compositor, a la sombra de un nombre.

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  8. Entiendo que tienes una muy buena parte de razón, José; que quien siempre fue la sombra de Alan Parsons, Eric Woolfson, de un talento sinigual, fue el eterno "segundón". Ese tipo de personas siempre me atrayeron, porque casi siempre en la vida, los laureles se los quedan otros, pero detrás de ellos están quienes suelen ser el motor de todo éxito, siempre en el anonimato, siempre en la humildad.
    Pero tambien creo en este caso que cada uno aportaba su granito de arena al grupo: Alan Parsons como productor, ingeniero y compositor; Eric Woolfson como productor ejecutivo, compositor y vocalista; y Andrew Powell como orquestador y arreglista. Además se rodearon de una serie de músicos que no los podemos obviar: Ian Bairnson, David Paton o Stuart Elliot . Sin dejar de nombrar a Lenny Zakatek, John Miles, Chris Rainbow o Colin Blunstone.
    Entendiendo lo que quieres decir, mi modesta opinión de lega es que aquí no hay ningún "Cesar" definido.
    Eric Woolfson abandonó el grupo para dedicarse a componer musicales de teatro. Y luego volvieron a reunirse momentáneamente con el breve proyecto Freudiana. Pero Alan Parsons soguió creando nuevos temas pero firmando con su nombre (sin el Project), debido a problemas con la parte de los derechos que mantenía Woolfson sobre el nombre del grupo

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