domingo, 10 de agosto de 2025

Dianne Reeves: Good night and good luck

 Los medios de comunicación engendraron el macartismo. Ahora la historia se repite.

El mal está siendo premiado socialmente en lugar de ser rechazado. La risa de Donald Trump cuando fue elegido supuso una carcajada ruin, el primer aviso de las decisiones espeluznantes que iba a tomar, una advertencia despiadada al mundo. Preparaos la que os va a caer. El señor que gobierna el país más poderoso del mundo gracias a la democracia que quiere destruir, lo consigue precisamente por eso, por la ostentación del mal como propaganda. Su regreso a la Casa Blanca ha sumido al mundo en la agitación y la ansiedad, y a Washington en el miedo, lo que ha dado lugar a la exigencia de pruebas de lealtad y a la purga de empleados públicos. Hace una semana Trump despidió a la encargada de elaborar las cifras de desempleo tras los malos datos a quien acusó de manipular la estadística por "motivos políticos". No eran las que a él  le convenían. Y así todo.

Imagen de IMDb

Este clima de miedo evoca la paranoia anticomunista de la década de 1950 y su punto de inflexión crucial hace exactamente 75 años, cuando un famoso discurso, basado en una mentira, catapultó a la fama a un político poco conocido y añadió una nueva palabra al léxico estadounidense: macartismo.

El escalofrío que me produce el show inquietante que vivimos y que alimenta esta pesadilla universal, me es difícil de explicar. Pero como la mente es poderosa y la imagen aún más, he acabado transitando por “Good Night and Good Luck”, un film brillante y la segunda vez que George Clooney se puso detrás de las cámaras a dirigir, mostrándose buen heredero del mejor Steven Soderbergh, el de Erin Brockovich, TrafficSolaris, pero con un sello personal. 

Aquella también fue una época de crisis para el periodismo, a menudo demasiado tolerante con el poder. La película aborda con maestría y brillantez de síntesis (1 hora y 20 min.) la épica lucha del legendario presentador de televisión Edward R. Murrow. Su reportaje para la CBS, mostrando en imagen qué decía y qué hacía Joseph McCarthy, utilizando declaraciones completas del senador para subrayar, con crudeza y tono de denuncia, sus incoherencias y mentiras, supuso un hito que marcó un antes y un después. Se emitió el 9 de marzo de 1954, y fue un cambio radical para la televisión. Murrow desmontó uno a uno todos los infundios de un político cuyo asesor principal era Roy Cohn, un siniestro abogado que años después sería el mentor de Donald Trump. De Cohn aprendió tres grandes consignas: “Atacar, atacar, atacar”; “nunca reconocer errores” y que “hasta la mala publicidad es siempre buena publicidad”. Al acabar, Murrow pronunció un editorial punzante:

La banda sonora es fundamental en la película. Si estáis interesados en las formas más tradicionales del jazz de las décadas de 1940 y 1950 apreciaréis a la leyenda del jazz Dianne Reeves. El grupo que la acompaña, con dos excelentes instrumentistas, el saxofonista Matt Catingub y el pianista Peter Martin nació para tocar en los clubes de jazz llenos de humo. La voz de Reeves y la banda se complementan a la perfección. Todas las canciones fueron seleccionadas por George Clooney, quien sabiamente incluyó muchos clásicos del jazz de primer nivel como Straighten Up And Fly Right de Nat King Cole, Solitude de Duke Ellington y One For The Road de Frank Sinatra

Ese momento de lucha por la dignidad de un periodista, que ha llegado hasta hoy como mito, es el que retrata la película, estrenada, por cierto, en abril como obra de teatro en Broadway también por George Clooney. En la actualidad, Donald Trump se ha convertido en una figura clave de un movimiento político global contra el periodismo que ha contribuido al reciente declive de la libertad de prensa en todo el mundo. Antes esta realidad inapelable, la adaptación de la película al teatro lanza un mensaje a la sociedad actual de cómo defender las libertades frente a la indiferencia ciudadana y el temor en los medios.

Representacion en el Winter Garden de Broadway (elDiario)

A pesar de su compromiso y activismo, Clooney afirma que  "Good night and good luck" no es un film político ni propagandístico, sino una cinta de ficción narrativa, un thriller político que se apoya de una manera clara y concisa en una serie de documentos gráficos reales que reinterpreta. Para ello mezcla el material de archivo con la imagen rodada, confundiéndose y jugando con el espectador, que duda si la ficción es imagen documental y la no ficción imagen filmada. La banda sonora se grabó casi toda en directo. La película contiene numerosas escenas en las que la cantante y su cuarteto interpretan en pantalla, pausadamente, canciones lentas y elegantes como How High the Moon

Larry Tye, historiador y biógrafo de McCarthy, ve una conexión clara entre la manera de actuar del senador de Wisconsin y el actual presidente. “En lugar de soluciones, demagogos como Trump y McCarthy señalan con el dedo. Atacados, lanzan una bola de demolición a sus críticos. Cuando se descubre que la carga contra un enemigo fabricado es hueca, lanzan una nueva bomba. Si las noticias son malas, culpan a los periodistas”

El jazz simboliza la resistencia y la libertad en la cultura americana. Diane Reeves representa la voz de la autenticidad y la resistencia En momentos clave de la película, las letras tienen con una clara carga política. Reeves es música, ella es jazz, ella es la feminidad negra estadounidense. Suya es la voz en off, la irónica voz conocida desde fuera de la acción que no está limitada por lo que un personaje de la película debe decir o por las convenciones sociales de la década de 1950 sobre quién debería hablar. Es libre.

 

En contraste con el ritmo latino de ambos temas, el único instrumental: When I Fall in Love.

El Murrow que perfiló tanto a Ellington como a Louis Armstrong en su programa pionero See it Now, amaba el jazz, por lo que es apropiado que la base de la música en la defensa de la libertad de expresión contrarreste los horrores de los abusos de McCarthy que mataban la libertad. La música de Reeves subraya esta crítica política y la lucha por los derechos civiles.

Una prensa libre es un baluarte contra el autoritarismo. Trump lo sabe. "Estoy en guerra con los medios comunicación, son el enemigo del pueblo" dijo Trump en su primer mandato. Su ataque constante contra los medios ha funcionado. En los actos públicos es frecuente que el actual presidente de EE.UU. señale a la prensa “enemiga” presente y anime al público a agredirlos, aunque sólo sea verbalmente. En un evento realizado el pasado 14 de marzo afirmó: “Creo que [las cadenas] CNN y MSDNC, que escriben, literalmente, un 97,6% de cosas malas sobre mí, son brazos políticos del Partido Demócrata. En mi opinión, son ilegales y realmente corruptas. Lo que hacen es ilegal”

 Ilustración de Fede Yankelevich

En los años 50, Williams Hearst limitó, tal vez prohibió, todo lo negativo de McCarthy en sus medios de comunicación. En la actualidad, Trump exigen constantemente lealtad a la Fox News que no solo es el canal de noticias más visto, sino también el único medio de comunicación en el que confían los votantes republicanos. Su modelo de “programas de noticias” y “programas de opinión” es una estratagema empresarial para permitir que los segundos, en horario de máxima audiencia, puedan difundir sin complejos una agenda ultraconservadora. Los “premios” son constantes: uno de sus presentadores está mando del ejército estadounidense. El sábado, fue nombrada la portavoz del Departamento de Estado y ex presentadora de Fox News, Tammy Bruce, para ser la representante adjunta de EE.UU. ante la ONU.

Es un buen momento para escuchar la impecable y vibrante interpretación del éxito de Dinah Washington TV is the Thing This Year. En toda la película Reeves domina cada una de estas canciones para darles una apariencia única. Con una presentación íntima, proyecta una intensa emoción, exprimiendo cada gramo de pasión, manteniendo su propia integridad artística al evitar imitar a los cantantes de la época.

En una alarmante reedición de la era McCarthy, el gobierno de Trump persigue a organizaciones sociales y de izquierda, exigiendo el cese de protestas y la entrega de información. Pero la realidad actual es mucho peor que la de la caza de brujas. Las universidades están sufriendo un ataque sin precedentes, con recortes millonarios, investigaciones por supuestas violaciones de normas federales, retirada de visados a estudiantes internacionales y presiones ideológicas que amenazan la autonomía institucional. Cuando el presidente decía que las universidades de EE. UU. “están dominadas por marxistas y lunáticos” no estaba haciendo una reflexión, estaba anunciando una purga. Como dijo el historiador presidencial Jon MeachamNBC News en mayo de 2018 , el senador Joe McCarthy "nunca fue presidente" ni una figura tan poderosa como Trump. A las pruebas me remito.

La Vanguardia

Desgraciadamente, el poder del macartismo y el trumpismo es tal que sobrevivirá a los propios hombres. Es al menos tan probable que los seguidores de Trump sigan centrados en él como los tuvo McCarthy. Es más que probable que el Partido Republicano después de Trump se parezca más a éste que al anterior. 

En términos de narrativa, Reeves canta en tiempos de peligro. Pero ella se muestra en todo momento sin miedo y a gusto consigo misma, en un entorno donde la inseguridad es la norma. Es casi como si cantara con la conciencia tranquila. Por eso creo que sus canciones son un acierto que aporta placer para los oídos durante todo el relato, que si las escuchas seguidas en la lista de Spotify, terminan por atraparte. El mejor sabor clásico del cine negro, con el mejor jazz, en un film de mensaje universal.

Prime Video

Esta noche no puedo más que acabar con las propias palabras de Murrow. “La culpa, querido Brutus, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos". Buenas noches y buena suerte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario