miércoles, 6 de agosto de 2014

Ara Malikian

"En música no deben existir fronteras que recorten tu libertad como artista"

El verano tiene estas cosas. Si te dejas llevar, te ofrece la oportunidad de conseguir el estado mental y anímico idóneo para saborear la vida. Y así es, a pesar del aletargamiento en el que el calor nos sume. Nada mejor, pues, que un poco de buena música para combatir los peores males estivales: la molicie prolongada, la indigestión de siestas, la calorina impenitente, los líderes que claman por la mansedumbre de las masas o el opresivo letargo postvacacional de algunos. La verdad es que a menudo tengo que luchar contra cierto sentimiento de culpa que me invade por gozar, por descansar, por sentirme bien en medio de tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta desazón, tanta desesperanza. Pero al adentrarme en la maravillosa personalidad de este violinista libanés de ascendencia armenia, se me va pasando.

Ara Malikian aprendió a tocar este dulce instrumento que es el violín en los sótanos de Beirut cuando arreciaba la guerra de Líbano, acuciado por su padre, muy exigente con él, también armenio y virtuoso violinista. Sus notas disimulaban los estruendos de los morteros, y en aquellas catacumbas, con ocho años, encontró a su primer público, algunos niños como él, gentes atemorizadas para quienes la música era la puerta de evasión del miedo. Desde entonces, su violín, un Montagnana del primer tercio del siglo XVIII que trata como oro en paño, nunca le abandona. Malikian es un nómada enamorado de España, afincado en Madrid (en la actualidad tiene su casa en el barrio de Malasaña), desde hace 15 años, después de vivir en Alemania e Inglaterra. Aunque había solicitado formalmente la nacionalidad española, el Gobierno se la denegó en emayo de 2013.


Esta noche vamos a deleitarnos con un hombre singular, con un virtuoso, un humorista, con el músico de los niños, un pedagodo, un ser carismático, vital y vitalista que te cautiva con solo escucharlo hablar. Para empezar a hacer boca, esta maravillosa interpretación de "Piruetas" con el pianista gaditano Manolo Carrasco


Este magnífico violinista, tiene una carrera tan salvaje como su melena. Entre sus actividades como músico, Malikian ha sido concertino de la Orquesta Sinfónica de Madrid, titular del foso del Teatro Real (entre 1999 y 2007), y actualmente lidera varios proyectos relacionados con la difusión de la música clásica en espacios como el Teatro Español o los Teatros del Canal. También presenta un programa de música clásica para niños en TVE, titulado Pizzicato. Pocas veces un violinista cuelga el atril de un gran coliseo para abrazar al público en «shows» de humor e infantiles.


Le apasiona el flamenco y defiende con vehemencia la influencia de los gitanos en la música clásica. "El flamenco es la música más cosmopolita que existe, no conozco ninguna otra que tenga tantas mezclas y conserve una personalidad tan fuerte; "Todos los violinistas tenemos una deuda con los gitanos".


Su inagotable inquietud musical y humana le han llevado  a profundizar, además, en sus propias raíces armenias y asimilar la música de otras culturas del Medio Oriente (árabe y judía), Centro Europa (gitana y kletzmer), Argentina (tango) 


"Odio el elitismo de la música clásica"

Malikian es una figura conocida en los escenarios musicales, pero quien se lo figure con frac, a dos palmos del suelo, se equivoca. "Siempre me ha molestado que la música clásica sea algo tan intelectual, tan para entendidos. Lo de música culta me horroriza. No se trata de hacerla accesible, porque lo es, sino de desnudarla de etiquetas. Hay millones de maneras de interpretar; todo lo demás es arrogancia", "La música es algo muy bello, ¿por qué no va a llegar a todo el mundo? Lo que hay que hacer es divulgarla". "A los músicos sinfónicos se les pone cara de funeral cuando tocan" 
Semejante declaración de principios es la motivación de la relación de espectáculos de todo tipo en que participa: para niños, para familias, recitales en teatros y cafés, espectáculos en la calle, incursiones en el circo, en escaparates o en el escenario de una cárcel.

Ara Malikian no tiene reparo en reconocer que la música clásica tiene dificultades para llegar al gran público por culpa de los propios intérpretes. "Nos sentimos un poco por encima del resto de los músicos", admitió ayer, aunque él debería excluirse. Preocupado por acercar la música clásica a los niños, "el público del futuro", ha adaptado para ellos Las cuatro estaciones de Vivaldi. El resultado es "Mis primeras cuatro estaciones" un concierto en el que antes de cada movimiento se explican y dramatizan los acordes del compositor italiano.


"El día que vi que era capaz de moverme y de tocar el violín al mismo tiempo fue una liberación que me cambió la vida"

Malikian se debate entre la diversión, sanísima, y la parodia de sí mismo. La carcajada le sale del corazón, con la autoridad que le da el que el violonchelista Rostropóvich le reconociese poco antes de morir como el mejor violinista del mundo de su generación. Los dedos priorizan seguramente el virtuosismo a la finura, pero es innegable que le asiste el carisma escénico: hechiza por lo que hace (la velocidad), por cómo la hace (los saltos enloquecidos) y hasta por lo que dice.


Malikian ha unido también su talento al del guitarrista argentino Fernando Egozcue para crear una joya musical llamada "Con los ojos cerrados" Un espacio infinito y eterno, donde la luz es siete veces colorida. En ese espacio todo juega y se divierte, nada importa y se es libre, se es por fin con el todo. Toma mi mano y cierra los ojos, confía; pues así verás más lejos, más grande y más allá. Verás que allí son posibles todos los sonidos, todos los besos, todos los lugares del gigante mundo. Ven, no temas, todo es más fácil con los ojos cerrados. (El texto pertenece a Marisol Rozo, prolífica actriz y bailarina que ha realizado la dramaturgia y dirección de los espectáculos escénicos de Ara Malikian así como los textos que se incluyen en las grabaciones de los discos "Manantial Vivaldi" (Mis primeras cuatro estaciones), "24 caprichos de Paganini" y  "Sarasate", (Warner Music) todos ellos teniendo como solista al violinista)


Su camino se cruzó con el de Kepa Junkera,  compositor, productor y músico que arrancando de la música tradicional, ha creado un estilo propio y un camino que le ha convertido en uno de los músicos más internacionales de Euskadi. Aunque sus trabajos están hondamente enraizados en la tradición, Junkera ha creado una música sin fronteras, mezclada con los aromas, ritmos y colores de otros lugares y otras culturas. Ambos, se subieron al escenario para fusionan literalmente la musica: La trikitixa de Kepa Junkera junto a los ritmos armenios de Ara Malikian.


Su último trabajo, From Bach to Radiohead es un viaje cronológico desde el siglo XVII a la actualidad, en el que hemos seleccionado obras de distintos géneros de músicos que nos gustan, desde lo clásico al flamenco pasando por el jazz, el pop o el rock. Así aparecen obras de Bach, LeClair, Tom Waits, Radiohead, Björk o de Paco de Lucía...”


“La propuesta es algo alocada, porque interpretamos música clásica y actual con instrumentos nada propios de esta última, como un violín, una guitarra clásica, un laúd o una viola de gamba. Es cuando menos algo curioso”

Por el momento, sus planes son seguir trabajando en distintos proyectos con varias orquestas. "Voy a seguir viviendo como lo he hecho durante los últimos 45 años: feliz y con una sonrisa".

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