"Que
no se entere la guitarra de que quien le sacaba el alma ha desplegado sus alas.
Pobres nosotros, pobre guitarra. Adiós Paco de Lucía. Adiós a un genio. Adiós a
un maestro". Pablo Carbonell
despedía al maestro Lucía en Twitter como nadie.
He tardado, lo sé, en hacer el rendido homenaje a Paco de Lucía, este genio que llevó su arte y la guitarra española a todo el mundo. Pero no he tenido hasta hoy ni un respiro porque las cuerdas de Esperanza, mi guitarra, no han dejado de llorar desde que la noticia invadió la preparación del Carnaval de mi clase. Mis alumnos, pobres, no comprendían por qué la muerte de ese señor la había dejado tan triste, muda. Una muerte que ha dado la vuelta al mundo, que nos deja sin la emoción que arranca de las seis cuerdas de su guitarra.
Muda estará para siempre la guitarra de Paco. No
sabe ella que las manos del genio no la volverán a tocar. Pero para que no se
agriete, para que las cuerdas no salten, lo mejor es que nadie le diga que el
maestro ha muerto. Su guitarra se ha quedado viuda, tanto como su familia. Que
nadie la toque ahora va a ser un drama, para ella y para el mundo. Por eso no sonó
ni una cuerda de guitarra en su funeral.
“Que la
muerte te pille viviendo”, era uno
de sus lemas. Y así murió, agotando la vida hasta el último suspiro, como no
podía ser de otra forma en un genio. Por ello famosos y anónimos, políticos y reyes, músicos y obreros no han dejado de alzar su lamento y están de luto
profundo.
El hijo de Lucía
Gómez, La Portuguesa, amigo de la infancia de Camarón, publicó en 1976 su larga duración “Almoraima”, del que toca para el público británico esta versión de la primera
pieza del disco, que lleva por título el mismo nombre. Como curiosidad vale la pena destacar que la BBC emitió una actuación del artista que hoy es de las más
recordadas por los amantes de su música y se equivocó en el título de la canción,
al indicar en el rótulo que el tema era Entre dos aguas, la rumba que lo aupó
a lo más alto de las listas de éxitos con la conjura propia de las
casualidades. La composición fue la última en entrar en el repertorio de aquel
disco que acabaría invadiendo centenares de miles de hogares aquellos años en
los que España nos sacudíamos el polvo negro de la dictadura.
“Yo soy un purista dentro de mi aureola de revolucionario, vanguardista o creador. Lo que no tengo es la obediencia que siguen los puristas, pero sí el respeto que merece la esencia, lo antiguo, lo válido. La memoria”, expresó a la agencia AP en el 2004.
Paco de Lucía
era un artista lleno de talento que supo fusionar su música con otros géneros
ajenos al flamenco como el jazz, el rock y otras variantes musicales. Un hecho
que, si bien siempre levantó las suspicacias entre los más ortodoxos, impuso
una visión global de su perspectiva transformadora convirtiéndole en un revolucionario de la guitarra, sin renunciar nunca a la
tradición y raigambre flamenca. Además de cruzar flamenco con jazz, De Lucía
hizo lo propio con el blues, la música hindú, la salsa, la bossa nova o la
música árabe. También contribuyó a difuminar la frontera entre la música culta
y la popular.
Sus colaboraciones
inmortales son infinitas. Intentar resumir, sintetizar, compartir una pequeña
muestra de su maestría es sencillamente imposible. Una de ellas se registró en
el disco Friday Night in San Francisco (1981), junto a los
guitarristas John McLaughlin y Al Di Meola . Una colaboración
que duraría años y años.
“La marcha de Paco deja un agujero enorme en la
vida musical de este mundo que sus amigos que han sido inspirados por él deben
llenar con más creatividad. Paco me inspiró en la construcción de mi propio
mundo musical tanto como Miles Davis, John Coltrane, Bartok y Mozart. Dedicaré
todo mi creación musical de este año de 2014 a Paco y el gran legado de la
música inspirado que nos ha dejado” escribió en su página de Facebook el pianista.
Resulta que el
verano pasado se volvieron a reunir para poner el broche de oro a la 37º
edición del magnífico Festival de
Jazz de Vitoria-Gasteiz. Fue el mejor concierto del año, según la
prestigiosa publicación francesa Jazzmagazine
Jazzman cuya crónica se tituló: “Olé! Paco y Chick de concert à Vitoria”. Fue un
concierto magistral, lleno de improvisaciones (pura jam session), de talento en
estado puro entre dos grandes músicos que se conocían al dedillo. Al acabar el
concierto en el Pabellón de Mendizorroza y ante un público entregado que había
colgado el cartel de ‘No hay entradas’, Paco le dio un sentido abrazo y un beso
en la mejilla al maestro Corea. Seguramente, el último abrazo.
De Lucía vivía
desde hace años en Palma de Mallorca, donde decía haber encontrado la
felicidad, tras su paso por lugares como la Península del Yucatán o Toledo,
donde se dejaba ver (poco), con una mezcla irresistible de bonhomía y
reclusión. Puede parecer curioso (aunque
yo creo que es lógico) pero los que lo trataron en Mallorca lo recuerdan con
una cierta alergia hacia la guitarra, que dejó de tocar durante un tiempo, con
ganas de compartir ratos con gentes sencillas, alejado de los cenáculos
artísticos e intelectuales y dedicado a sus dos hijos de corta edad.
Allí deja un
disco póstumo de copla sin editar, grabado en su estudio de Establiments, y
muchas amistades profundas como la de Tomeu Penya, quien le pagó
"con melones" su colaboración en uno de sus cedés.
Mi parte nostálgica (que es enorme) ha encontrado
esta página con cinco videos de aparaciones en TV que valen mucho la pena. Paco
de Lucía: cinco apariciones imprescindibles en TVE (vídeos)
Podía haber dicho mucho más... o mucho menos... (¿quién soy yo?) sobre este guitarrista de tantísima calidad y destreza, de espectaculares punteos y habilidad para la
pulsación sonora y los arpegios, que creó estructuras melódicas y rítmicas
capaces de conceder un dominio superior en el arte de la guitarra entendida
como un instrumento de concierto, con vida propia. Solo he compartido lo que siento por él. A él le debemos su
popularización, su exportación a un mundo que supo reconocer el virtuosismo y
personal estilo definido en el vigoroso don armónico que poseía. La inspiración
se ha apagado y ha dejado en silencio esa emoción que, a través de su guitarra,
este algecireño forjó un mito imposible de superar.
“Tu herencia es tu música y tu gran labor ha sido convertir al flamenco en
un lenguaje global" (John
McLaughlin, en su funeral)
las cuerdas mudas marcharon a bañarse junto al río donde la luna se baña sus pestañas, juntas hicieron el amor, empapadas de los poetas del alma.
ResponderEliminarlas cuerdas mudas marcharon a bañarse junto al río donde la luna se baña sus pestañas, juntas hicieron el amor, empapadas de los poetas del alma.
ResponderEliminarFederico escucharía el silencio de esas cuerdas y lo convertiría en versos como los tuyos, Carmen.
EliminarPaco de Lucia es de esas personas que como artista sobrepasaba una línea que solo alcanzan unos privilegiados, los que adquieren el rango de genios y pasan a la categoría de irrepetibles. En ese grupo están aquellos que no tiene sentido que sean comparados, pues ellos mismos han marcado una línea que no existía, y será inalcanzable para los demás.
ResponderEliminarSi hablamos de la persona, yo recuerdo una anécdota de los tiempos de la SGAE, el cobro del canon digital, y conciertos de famosillos contra el top-manta. Aunque sabíamos de los “teje manejes” de la citada organización, ésta con el beneplácito de los políticos cobraba un chantaje al que llamaban canon. Algunos artistas, muchos de ellos de dudoso arte se constituyeron en policía política contra el consumidor. En una de estas preguntaron a Paco de Lucía sobre lo que pensaba del top-manta, a lo que él contestó que lo que le preocupaba realmente, era la gente que tenía la nevera vacía. Aquello yo lo vi como un desmarque de la corrupta secta que manejaba la SGAE. Una respuesta propia de buena persona.
Las buenas personas, esas son las que siento que se van una dtrás de otra desde hace un tiempo. Personas cercanas, valiosas para mis ideales y para mi corazón. Personajes públicos como Paco de Lucía: músicos, poetas, escritores.. Referentes morales o emocionales.
EliminarQuizás por eso siento un enorme vacío, un vacío caprichoso porque cuando aún no has asumido la muerte de alguien, viene otra. Es como si no hubieran podido soportar lo que estamos viviendo sin darse cuenta que les necesitábamos para poder soportarlo nosotros.