La noticia leída en El País sobre el asesinato en Guatemala del cantante, compositor, escritor y dibujante argentino Facundo Cabral es de ésas que me dejan consternada, por atroz, por vil, por inesperada, por el mensaje que lleva implícito. Algunos dicen que fue un atentado programado. Otros, que estaba en el lugar equivocado. Yo estoy más cerca de creer lo que dice su amiga Rigoberta Menchú: la izquierda latinoamericana está siendo avisada de nuevo. El caso es que le alcanzó una bala, o más, porque las informaciones aún son confusas.
“Que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimentan a la vida”, dijo. Sin embargo, día tras día siento con más fuerza que la bestia se despereza y sale de su letargo.
Facundo fue un trovador de nuestros días que dejaba fluir espontáneamente sus pensamientos y sentimientos, que nos hablaba al oído de los sueños y del amor. Sus actuaciones eran noches de poesía y filosofía revestidas de música, anécdotas e historias. Esta es su vida según sus propias palabras a modo de monólogo:
“Facundo Cabral nació en un puerto argentino en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás. Cuando se fue de su casa, niño aún, su madre lo acompañó a la estación y, cuando se subió al tren, le dijo: éste es el segundo y último regalo que puedo hacerte; el primero fue darte la vida, el segundo libertad para vivirla. Y Facundo cuidó de esa libertad como nadie, por eso es uno de los pocos hombres independientes que anda por este planeta, un lobo estepario que pasa por las ciudades para excitar a la gente. Con los años, y casi todo el mundo recorrido, su fuego ganó en calidad porque antes quemaba y ahora ilumina, tanto, que muchos dejan las drogas o la idea del suicidio después de escucharlo. Nunca se detuvo en ningún lugar, ni en la fama que, dice, "es asunto de los demás, no mío, porque yo vivo, no vivo ni con ella ni por ella; la fama es un bullicio que sucede fuera de mí”
Tenía un sentido del humor excepcional. He capturado este monólogo de Youtube pero podría haber compartido muchos otros.
Facundo forjó una carrera musical que navegó entre la canción protesta, el compromiso social y la reflexión espiritual, con decenas de éxitos que le llevaron a recorrer los escenarios del mundo.
En 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a Cabral "Mensajero Mundial de la Paz" por su constante llamamiento a la paz y al amor.
Su gran amigo el cantante y poeta Alberto Cortez con el que grabó “No soy de aquí, ni soy de allá” ha declarado con tristeza y desolación: “Lo recuerdo como un buen amigo, que de pronto se volvió místico. Ese misticismo lo transmitía a la gente, y la gente lo aceptaba con muchísimo gusto”
Facundo Cabral, el último trovador argentino, el escritor de buena fe, había hecho las maletas y estaba en el coche camino del aeropuerto. Tenía previstas varias actuaciones en Nicaragua para después volver a casa, a Buenos Aires. Llegará pero será tarde y estará muerto víctima a los 74 años de aquello que siempre rechazó: Ambición, odio y violencia.
"Nacemos para vivir, por eso, el capital más importante que tenemos es el tiempo. Es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos"
“En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad”.
Jesús Quintero, El Loco de la Colina, le entrevistó hace unos años.
“Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas” No es fácil, querido Facundo. No lo es.
Escalofriante y triste noticia el asesinato de Facundo Cabral, y un excelente homenaje. Hoy mas que disfrutar, he recordado a este gran cantante y mejor persona. Gracias Victoria. Una abraçada.
ResponderEliminarCon un poco más de serenidad he pensado que si iba escoltado por guardaespaldas y policiá civil algun peligro acechaba, ¿no crees?
ResponderEliminarY la triste tristura aún se agrava más cuando en el grueso de la sociedad no aprecias apenas un comentario sobre Facundo.
ResponderEliminarMal asunto es, debe ser, no ser de ninguna parte...
A otra parte (del grueso) de la sociedad nos marcó con sus canciones universales.