lunes, 17 de agosto de 2015

Música para Federico (I)

Presiento un amigo, que no conocí
porque mi principio, fue después del fin.
Diciendo canciones su cuerpo abracé,
leyendo sus versos su grito escuché.
El vive aquí y vive en mí.
Con él he pintado las tierras de luz
las casas de blanco y el cielo de azul.
Y estando en Granada entre su gente me instalé.
Yerma, El Camborio, La Argentinita, Isabel.
El vive allí, y vive en mí.
Y con su guitarra el pueblo cantó
los cuatro muleros, como canto yo.
Su sangre, su obra su corta vida recordaré.
Yo sé que mi amigo todos los días
vuelve a nacer.
El vive aquí, y vive en mí.


Federico García Lorca, nuestro poeta. Poeta maldito. Poeta venerado. Poeta ensalzado, poeta vilipendiado. Poeta asesinado, poeta nunca muerto. Poeta y dramaturgo, músico y pintor. El Federico de mi abuelo. El poeta de mi abuela. Mi poeta. Mi Federico.

Federico García Lorca es el poeta del pueblo, de la memoria colectiva, el Lorca de las canciones populares, el Lorca de los gitanos, de los negros de Wall Street, de los homosexuales del East River, de la Guardia Civil y de Doña Rosita, la soltera, de la tragedia rural, del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, del poeta que vaga perdido y solo por Nueva York y se reencuentra consigo mismo en Cuba o en Argentina.

La música late en la obra de Federico. El poeta quiso ser músico antes que literato, estudió piano y fue alumno de Manuel de Falla. Su obra está plagada de referencias musicales y sus versos llevan una música callada escondida. La obra de Lorca tiene muy presente en su estructura una rítmica muy acentuada que se acerca mucho en su construcción de los versos a la rítmica musical.

Lorca era una persona que lo absorbía todo. Fue uno de los primeros que trajo el son cubano a la Península; en Nueva York se interesó por el jazz y lo llevó a su piano; conoció a Carlos Gardel en Argentina.

5 de mayo de 1929.
Junto a Federico, Margarita Xirgu seguida de Falla.
Detras de Federico, el segundo de la izquierda,
mi abuelo Antonio.
Allá donde Federico fue bebió de las músicas que fue conociendo, igual que hizo en sus viajes por España. Todas esas experiencias configuraron su personalidad, tan importante como la literaria. Por ello fue uno de los primeros en entender que la cultura debía acercarse a lo popular y, así, él se acercó al flamenco. Incluso en su última carta dice que se considera “flamenco". Su afán porque no se perdieran las tradiciones populares, entre ellas la tradición del cante jondo gitano, le llevó a convocar junto a Manuel de Falla el I Concurso de Cante Jondo, celebrado en Granada, en junio de 1922.

Los poemas de García Lorca han dado mucho juego a este respecto sobre todo porque cuenta con textos que resultan muy fáciles de musicar (el ejemplo más claro serían los libros Canciones y el Romancero gitano). La musicalidad tradicional de sus piezas, unidas a su profundo e intenso lirismo, las convierten en una mina para las versiones musicales. Entre esas canciones tradicionales se encontraban las tonadillas, bulerías, jaleos, seguidillas… como lo que el propio Lorca grabó en 1931 acompañando con el piano a La Argentinita.


Son muchos, muchísimos los cantaores flamencos que han tratado de recrear la fuerza, la pasión y la tragedia de sus versos escogiendo sus poemas para cantarlos. Uno de los primeros fue el desaparecido Enrique Morente en el disco "En la Casa Museo de Federico García Lorca de Fuentevaqueros".


Pero su particular homenaje al poeta, Morente lo hizo en el centenario de su nacimiento con un álbum que incluía cinco canciones de la obra Yerma, así como piezas de obras como Doña Rosita la soltera, Así que pasen cinco años, o Diván del Tamarit. En 1996 grabó con el grupo de rock alternativo Lagartija Nick el álbum “Omega”, que contenía arreglos musicales de gran parte de los poemas de Lorca de Poeta en Nueva York, entre ellos  Ciudad sin sueño. En la web de Flamenco World se ofrece información detallada de la relación entre  Morente y Lorca.


En 1965, un jovencísimo Paco de Lucía ofreció con su guitarra su propia versión de las canciones populares que apasionaban a Lorca en "Doce Canciones de García Lorca para guitarra".

 
Manolo Sanlúcar, uno de los grandes renovadores del toque flamenco en el siglo XX, también rindió un sentido homenaje a García Lorca en el disco "Locura de brisa y trino", procedente de los Sonetos del amor oscuro, acompañando a la flamenca voz de Carmen Linares. Toda una muestra de flamenco puro, tanto en la guitarra como en el cante.


Manuel y Alba Molina interpretan maravillosamente el Romance de la Pena Negra, del Romancero Gitano, en el que la "pena" característica del folclore andaluz aparece personificada en una mujer, Soledad Montoya. En ese poema se concentra la pena de todo el pueblo gitano.


"Cuando canto a Lorca tengo la impresión de haberle conocido, reconozco a un amigo en lo que escribe" dijo Miguel Poveda en una entrevista a Europa Press en la presentación de su disco “Sonetos y Poemas para la Libertad”. "Veo y siento a Federico en su sentir, es como si un amigo te cuenta algo que le pasa y que le duele, y le duele a él a la vez que a ti". “El romance de la dulce queja” es uno de los poemas que más hondo le llegan. Helo aquí musicado por Fito Paez


Pero para mí no hay obra flamenca más grande que ensalce mejor a Federico que  La Leyenda del Tiempo”, de Camarón de la isla.   La Leyenda del Tiempo es el nombre con el que se conoce un poema con el que Lorca comienza el tercer acto de Así que pasen cinco años, obra de teatro vanguardista próxima al Surrealismo, que escribió en 1931 después de su viaje a Nueva York en 1930.

Se trata de una poesía en la que una atmósfera onírica, un lenguaje enigmático y un ritmo que eleva el poema a rito nos hacen intuir entre sus versos la revelación de un misterio ancestral y mítico. Una revelación que esconde una verdad demoledora para el ser humano: La descripción que hace de la lucha cuerpo a cuerpo entre la vida, con sus sueños y deseos, y que el paso del tiempo que acaba con ellos es una verdad que deja en nosotros una inquietud y el escalofrío a flor de piel.

Este texto, junto a otros cuatro del autor, es tomado como base literaria para cinco de las canciones de uno de los mejores discos de flamenco de todos los tiempos “La leyenda del Tiempo” y que a pesar de las tremendas críticas que sufrió en su momento de publicación en 1979 por los puristas del flamenco, hoy es considerado una de las obras más importantes en la historia del flamenco y, creedme, no es una exageración, supone una auténtica revolución al incluir sonoridades propias del mundo del jazz y el rock. En él hay varias adaptaciones de poemas de Federico con música de Alameda, que fueron coproductores del álbum, además de Ricardo PachónKiko Veneno y los hermanos Rafael y Raimundo Amador.

Pinchando sobre el título podréis ver el interesante documental que se hizo en conmemoración del 30º aniversario de la grabación del disco y ganó el primer premio en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles.


Y, finalmente, un homenaje colectivo, "Los gitanos cantan a Federico García Lorca": Manzanita, Diego Carrasco, Camarón, Pata Negra, Lole y Manuel. Esperanza Fernández, Enrique Morente, la Barbería del Sur y Remedios Amaya, cantan a Lorca en un homenaje que combina el flamenco puro con el mestizaje musical un total de 20 canciones de sus poemas . No faltan el Romance del Amargo ni el célebre Romance sonámbulo y su Verde, que te quiero verde de Manzanita y Ketama.


Ya lo veis. Igual que la música domina la vida y la obra de Lorca, su vida y su obra han estado presentes en la música durante todas las décadas posteriores a su muerte. Pero esta presencia no se ha limitado al mundo del flamenco. Si bien es cierto que en particular han sido los artistas de este arte quienes han encontrado mayor inspiración en sus textos poéticos, el abanico de cantantes que ha versionado a Lorca es mucho más amplio. Dejaremos, pues, para otra noche más “Música para Federico (II))

Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. Boas noites.



2 comentarios:

  1. Querida amiga, un gran homenaje, muy emocionante para mi, por que me toca muy de cerca. Muchas gracias, y un beso enorme.

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    1. Y a mi, Edurne. Y a mí. Gracias por tus palabras. Espero saber más de ti. Un fuerte abrazo,

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