He tenido la suerte de aprender a disfrutar de la lírica desde muy pequeña, un género musical que normalmente no gusta a la gente menuda pero que gracias a mi familia aprendí a amar. La música lírica transmite algo que va más allá de lo explicable, de las palabras, de las notas.
Siempre he admirado la capacidad de sentir que tiene este género, de proyectar emociones, independientemente del idioma.
Caruso, el tema de hoy, compuesto por Lucio Dalla, un italiano consagrado al pop con acento tradicional napolitano, y popularizado por Pavarotti, habla de un amor que Enrico Caruso para algunos el más grande tenor de todos los tiempos, sentía por una muchacha en la última etapa de su enfermedad terminal.
La historia de esta canción es preciosa. A Lucio Dalla se le estropeó el barco y en Sorrento sólo había disponible el lujoso apartamento en el Grand Hotel Excelsior Vittoria, donde Caruso vivió los dos últimos meses de su vida y donde se conservaban intactos sus libros, sus fotografías y su piano.
Angelo, que tenía un bar en el puerto, le contó esta historia: Caruso estaba enfermo de cáncer en la garganta y sabía que tenía los días contados. Triste, con la mirada perdida en el Golfo de Sorrento, contemplaba el horizonte persuadido de que las manecillas del reloj de su vida se iban desvaneciendo. Pero eso no le impedía dar lecciones de canto a una joven de la cual estaba enamorado.
Una noche de verano decidió cantar para ella, por lo que hizo llevar un piano a la terraza que daba al puerto. Empezó a cantarle declarándole su amor y sufrimiento, y a pesar del gran dolor que sentía en la garganta siguió con voz potente hasta el final. Los pescadores, oyéndole, regresaron al puerto y se quedaron anclados bajo la terraza. Las luces de las barcas eran tantas que parecían estrellas o quizás las luces de los rascacielos de Nueva York. Caruso no perdió las fuerzas y siguió cantando sumergiéndose en los ojos de la muchacha apoyada al piano. Alejado de su esposa e hija por unas semanas, Caruso se aferró al último suspiro de su vida con un amor imposible, platónico. Esa noche su estado empeoró. Dos días más tarde, el 2 de agosto de 1921, moría en Nápoles.
Sesenta y cuatro años después la muerte de Caruso, Lucio Dalla componía esta canción, una de esas que pasan a la historia del pentagrama y que nos acompañan siempre, con un texto que expresa con sensibilidad y admiración un pasaje anecdótico de la vida del tenor.
He creído interesante traducir la letra de la canción y compartirla con vosotros, para poder percibir la fuerza del sentimiento.
El estribillo no es en italiano, sino en el dialecto napolitano, por eso parece difícil de entender.
Qui dove il mare luccica e tira forte il vento
Su una vecchia terrazza davanti al golfo di Surriento
Un uomo abbraccia una ragazza dopo che aveva pianto
Poi si schiarisce la voce e ricomincia il canto.
Aquí donde el mar brilla y sopla fuerte el viento
en una vieja terraza mirando al golfo de Sorrento
un hombre abraza a una muchacha luego de haber llorado
luego se aclara la voz y da comienzo al canto.
Te voglio bene assaie ma tanto bene sai
É una catena ormai che scioglie il sangue dint'e vene sai.
Te quiero tanto, sabes; pero tanto, sabes.
Es una cadena que hace correr la sangre dentro de las venas, sabes.
Vide le luci in mezzo al mare pensó alle notti lá in America
Ma erano solo le lampare e la bianca scia di un'elica
Sentí il dolore nella musica si alzó dal pianoforte
Ma quando vide la luna uscire da un nuvola
Gli sembró piú dolce anche la morte
Vio las luces en medio del mar, pensó en las noches allá en América
pero eran sólo faroles y la blanca estela de una hélice.
Sintió el dolor en esa música que arranca del piano
pero cuando vio la luna salir tras una nube
le pareció más dulce también la muerte.
Guardó negli occhi la ragazza quegli occhi verdi come il mare.
Poi all'improvviso uscí una lacrima e lui credette di affogare.
Miró a los ojos a la muchacha esos ojos tan verdes como el mar
luego de improviso salió una lágrima y él creyó ahogarse.
Te voglio bene assaie ma tanto tanto bene sai.
É una catena ormai che scioglie il sangue dint'e vene sai.
Te quiero tanto, sabes; pero tanto, sabes.
Es una cadena que hace correr la sangre dentro de las venas, sabes.
Potenza della lirica dove ogni dramma é un falso.
Che con un pó di trucco e con la mimica puoi diventare un altro.
Ma due occhi che ti guardano cosí vicini e veri.
Ti fan scordare le parole confondono i pensieri.
La fuerza de la lírica donde cada drama es falso
que con un poco de maquillaje y con la mímica podés convertirte en otro
pero dos ojos que te miran tan cerca y tan auténticos
te hacen olvidar las palabras, confunden los pensamientos.
Cosí diventa tutto piccolo anche le notte lá in America
Ti volti e vedi la tua vita come lá scia di un'elica
Ma si é la vita che finisce ma lui non ci pensó poi tanto
Anzi si sentiva giá felice e ricominció il suo canto.
Así todo parece tan pequeño, hasta las noches allá en América,
mirás atrás y ves tu vida como la estela de una hélice.
Pero si es la vida que se acaba no quizo ni pensarlo;
así se sentía ya feliz y retomó su canto.
Te voglio bene assaie ma tanto tanto bene sai
É una catena ormai che scioglie il sangue dint'e vene sai.
Te quiero tanto, sabes; pero tanto, sabes.
Es una cadena que hace correr la sangre dentro de las venas, sabes.
Te voglio bene assaie ma tanto tanto bene sai
É una catena ormai che scioglie il sangue dint'e vene sai.
Te quiero tanto, sabes; pero tanto, sabes.
Es una cadena que hace correr la sangre dentro de las venas, sabes.
Curiosamente o más bien en una suerte de digno tributo, Dalla puso su timbre rasgado en función del desaparecido Luciano Pavarotti para convertir a Caruso en una estremecedora pieza de amor y ternura.
Curiosamente o más bien en una suerte de digno tributo, Dalla puso su timbre rasgado en función del desaparecido Luciano Pavarotti para convertir a Caruso en una estremecedora pieza de amor y ternura.
Es cierto que el tema fue popularizado por el gran Pavarotti escrito en mayúsculas y con letras especiales , pero la francesa Mirelle Mathieu, el italiano Andrea Bocelli entre otros (muchos otros) se sumaron al "club Caruso".
Ana Belén fue una de las últimas en experimentar con el romance alrededor del Golfo de Sorrento y con gran profesionalidad interpretó la letra en español al lado de Lucio Dalla en el CD Mírame.
Espero que las tres versiones os gusten tanto como a mí.
Una bella canción, un compositor inspirador y unos cantantes excepcionales...
ResponderEliminarMe quedo con Pavarotti. Supongo que su muerte se convierte en un aliciente más.
Qué buena que eres con tus comentarios!!!
Pues antes te gustaba más la de Lucio Dalla... ;)
ResponderEliminarSimplemente maravilloso.Gracias Victoria..cada uno tiene lo suyo.
ResponderEliminarYo te iba a poner que me gusta, pero no te puedo mentir, te darias cuenta jaja
ResponderEliminarTienes razón, Fuen. Cada versión tiene su encanto. Un besazo!!!
ResponderEliminarPues me ha sorprendido que no te gustara, socio. Creí que iba a ser que sí. :)
ResponderEliminarNo sé qué pasa, que intento poner comentario y no responde...
ResponderEliminarDecía que, con permiso (y por la crucecica del niño jesús....), Ana Belén, no.
Pavarotti, algo más que espléndido: El alto riesgo interpretativo parecía reclamarlo a él.
Impresionante la pedagogía musical con que nos ilustras, Victoria.
Un abrazo
Eso me pasa a mí cuando quiero "subir" a tu autocar, Pilar. El sábado tuve el placer de oír la toccata a Ravel Le Tombeau de Couperin. Me impresionó la interpretación, la energía, el alma que salía a traves de los dedos del pienista... Pero cada vez que intentaba comentarlo no me lo permitía.
ResponderEliminarDespués he intentado entrar a través de Google Reader y me dice que no existe esa entrada. "No se encuentra la página.
Lo sentimos, la página que estabas buscando en el blog Autocare de Miramare no existe" Ir a la página principal del blog: Y me lleva directamente a la de The River...
Debemos tener los hados en contra.
Por cierto: ¡¡La versión de Ana Belén tiene más de un detractor!! Ni siquiera la curiosidad de la traducción os ha convencido. :))