Presiento un amigo, que no conocí
porque mi principio, fue después del fin.
Diciendo canciones su cuerpo abracé,
leyendo sus versos su grito escuché.
El vive aquí y vive en mí.
Con él he pintado las tierras de luz
las casas de blanco y el cielo de azul.
Y estando en Granada entre su gente me instalé.
Yerma, El Camborio, La Argentinita, Isabel.
El vive allí, y vive en mí.
Y con su guitarra el pueblo cantó
los cuatro muleros, como canto yo.
Su sangre, su obra su corta vida recordaré.
Yo sé que mi amigo todos los días
vuelve a nacer.
El vive aquí, y vive en mí.
Federico García
Lorca, nuestro poeta. Poeta maldito. Poeta venerado. Poeta ensalzado, poeta
vilipendiado. Poeta asesinado, poeta
nunca muerto. Poeta y dramaturgo, músico y pintor. El Federico de mi abuelo.
El poeta de mi abuela. Mi poeta. Mi Federico.
La música late en la obra de
Federico. El poeta quiso ser músico antes que literato, estudió piano y fue
alumno de Manuel
de Falla. Su obra está plagada de referencias musicales y sus versos llevan
una música callada escondida. La obra de Lorca tiene muy presente en su
estructura una rítmica muy acentuada que se acerca mucho en su construcción de
los versos a la rítmica musical.
Lorca era una persona que lo absorbía
todo. Fue uno de los primeros que trajo el son cubano a la Península;
en Nueva York se interesó por el jazz
y lo llevó a su piano; conoció a Carlos Gardel en
Argentina.
Allá donde Federico fue bebió de las músicas que fue conociendo, igual que
hizo en sus viajes por España. Todas esas experiencias configuraron su
personalidad, tan importante como la literaria. Por ello fue uno de los
primeros en entender que la cultura debía acercarse a lo popular y, así, él se
acercó al flamenco.
Incluso en su última
carta dice que se considera “flamenco". Su afán porque no se perdieran
las tradiciones populares, entre ellas la tradición del cante
jondo gitano, le llevó a convocar junto a Manuel de Falla el I
Concurso de Cante Jondo, celebrado en Granada, en junio de 1922.
5 de mayo de 1929. Junto a Federico, Margarita Xirgu seguida de Falla. Detras de Federico, el segundo de la izquierda, mi abuelo Antonio. |
Los poemas de García Lorca han
dado mucho juego a este respecto sobre todo porque cuenta con textos que
resultan muy fáciles de musicar (el ejemplo más claro serían los libros Canciones y el Romancero gitano). La musicalidad tradicional de sus piezas, unidas
a su profundo e intenso lirismo, las convierten en una mina para las versiones
musicales. Entre esas canciones tradicionales se encontraban las tonadillas, bulerías, jaleos, seguidillas…
como lo que el propio Lorca grabó en 1931 acompañando con el piano a La Argentinita.
Son muchos, muchísimos los
cantaores flamencos que han tratado de recrear la fuerza, la pasión y la
tragedia de sus versos escogiendo sus poemas para cantarlos. Uno de los
primeros fue el desaparecido Enrique Morente en el
disco "En la Casa Museo de Federico García Lorca de Fuentevaqueros".
Pero su particular homenaje al
poeta, Morente lo hizo en el centenario de su nacimiento con un álbum que
incluía cinco canciones de la obra Yerma,
así como piezas de obras como Doña Rosita la
soltera, Así que
pasen cinco años, o Diván del Tamarit. En 1996 grabó con
el grupo de rock alternativo Lagartija Nick el álbum
“Omega”,
que contenía arreglos musicales de gran parte de los poemas de Lorca de Poeta en Nueva York,
entre ellos Ciudad sin sueño. En
la web de Flamenco World se ofrece
información detallada de la relación entre
Morente y Lorca.
En 1965, un jovencísimo Paco de Lucía ofreció con su guitarra su propia versión de las canciones populares que apasionaban a Lorca en "Doce Canciones de García Lorca para guitarra".
Manolo Sanlúcar,
uno de los grandes renovadores del toque flamenco en el siglo XX, también rindió
un sentido homenaje a García Lorca en el disco "Locura
de brisa y trino", procedente de los Sonetos
del amor oscuro, acompañando a la flamenca voz de Carmen Linares. Toda
una muestra de flamenco puro, tanto en la guitarra como en el cante.
Manuel y Alba Molina interpretan
maravillosamente el Romance de la
Pena Negra, del Romancero
Gitano, en el que la "pena" característica del folclore andaluz
aparece personificada en una mujer, Soledad
Montoya. En ese poema se concentra la pena de todo el pueblo gitano.
"Cuando canto a Lorca tengo
la impresión de haberle conocido, reconozco a un amigo en lo que escribe" dijo
Miguel Poveda en una
entrevista a Europa
Press en la presentación de su disco “Sonetos y Poemas para la Libertad”.
"Veo y siento a
Federico en su sentir, es como si un amigo te cuenta algo que le pasa y que le
duele, y le duele a él a la vez que a ti". “El romance de la dulce queja” es
uno de los poemas que más hondo le llegan. Helo aquí musicado por Fito Paez
Pero para mí no hay obra flamenca
más grande que ensalce mejor a Federico que
“La
Leyenda del Tiempo”, de Camarón de la isla.
La
Leyenda del Tiempo es el
nombre con el que se conoce un poema con el que Lorca comienza el tercer acto
de Así que pasen cinco años, obra
de teatro vanguardista próxima al Surrealismo, que escribió
en 1931 después de su viaje a Nueva York en 1930.
Se trata de una poesía en la que una atmósfera onírica, un lenguaje
enigmático y un ritmo que eleva el poema a rito nos hacen intuir entre sus
versos la revelación de un misterio ancestral y mítico. Una revelación que
esconde una verdad demoledora para el ser humano: La descripción que hace de
la lucha cuerpo a cuerpo entre la vida, con sus sueños y deseos, y que el paso
del tiempo que acaba con ellos es una verdad que deja en nosotros una inquietud y
el escalofrío a flor de piel.
Este texto, junto a otros cuatro del autor, es tomado como base literaria
para cinco de las canciones de uno de los mejores discos de flamenco de todos
los tiempos “La
leyenda del Tiempo” y
que a pesar de las tremendas críticas que sufrió en su momento de publicación
en 1979 por los puristas del flamenco, hoy es considerado una de las obras más
importantes en la historia del flamenco y,
creedme, no es una exageración, supone una auténtica revolución al incluir
sonoridades propias del mundo del jazz y el rock.
En él hay varias adaptaciones de poemas de Federico con música de Alameda,
que fueron coproductores del álbum, además de Ricardo Pachón, Kiko Veneno y
los hermanos Rafael y Raimundo
Amador.
Pinchando sobre el título podréis ver el interesante documental que se
hizo en conmemoración del 30º aniversario de la grabación del disco y ganó el
primer premio en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles.
Y, finalmente, un homenaje
colectivo, "Los gitanos cantan a Federico García Lorca": Manzanita, Diego Carrasco,
Camarón, Pata Negra, Lole y Manuel. Esperanza
Fernández, Enrique Morente, la Barbería del Sur
y Remedios Amaya, cantan
a Lorca en un homenaje que combina el flamenco puro con el mestizaje musical un
total de 20 canciones de sus poemas . No faltan el Romance del Amargo ni el célebre Romance sonámbulo y su Verde,
que te quiero verde de Manzanita y Ketama.
Ya lo veis. Igual que la música
domina la vida y la obra de Lorca, su vida y su obra han estado
presentes en la música durante todas las décadas posteriores a su muerte.
Pero esta presencia no se ha limitado al mundo del flamenco. Si bien es cierto
que en particular han sido los artistas de este arte quienes han encontrado mayor inspiración en sus textos poéticos, el abanico de cantantes que ha
versionado a Lorca es mucho más amplio. Dejaremos, pues, para otra noche más “Música para Federico (II))
Buenas noches. Bona nit.
Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. Boas noites.
Querida amiga, un gran homenaje, muy emocionante para mi, por que me toca muy de cerca. Muchas gracias, y un beso enorme.
ResponderEliminarY a mi, Edurne. Y a mí. Gracias por tus palabras. Espero saber más de ti. Un fuerte abrazo,
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