Siempre he pensado que los
adagios son música nocturna, que invitan a la introspección, a la relajación,
al aislamiento. El corazón de la música. Pero este mediodía Jesús me ha sorprendido rebozando
coliflor con el Adagio Para Cuerdas de Samuel Barber de fondo. Si he de ser
sincera no conocía (mejor dicho, solo la relacionaba con alguna banda sonora) esta, por otra
parte, famosa obra. Como casi todos los adagios, y sabiendo qué escuchaba, me ha encantado.
La canción más triste del mundo.
Buscando información he sabido
que, originalmente, la pieza formaba parte del Cuarteto para cuerdas No. 1, Op.
11 del compositor neoyorquino. Sin embargo, muy pronto Barber percibió el
profundo carácter dramático del Adagio y decidió arreglarlo como una obra
independiente. La adaptó para un coro de ocho voces, aunque con un cambio de
nombre, Agnus Dei, convirtiéndola en una canción de culto, denominada por
muchos la canción más triste del mundo.
Quizás por eso la BBC Orchestra grabó el Adagio for Strings cuatro días después del atentado del 11 de septiembre de 2001 siendo, así,
la primera obra en rendir tributo a los fallecidos. Pero ha sido el cine quien
la ha popularizado formando parte de la banda sonora de El hombre Elefante y
Platoon, entre otras. A pesar de haberla escuchado de
día, me ha parecido sublime.
Albinoni : Adagio
en Sol menor
Esta es una de mis piezas
clásicas más preciadas. Si cerráis los ojos sentiréis como yo que la melodía se adhiere
a la vida como una banda sonora y, entonces, los rostros de cuantos veo pasar
por mi memoria se llenan de una tristeza emocionante e inexplicable. Es una
tristeza de dimensiones épicas que la música va hilvanando lentamente con la
grandeza de la vida. Albinoni en este adagio descompone la rutina
que nos arrastra junto a la gente que sobrevive, en un libro de historias sin
palabras.
En los tiempos que vivimos cada
vida humana es la vida de un héroe. Pienso en la vida del propio Albinoni, en
la Venecia del siglo XVIII, tan gris como cualquiera de las que pasan a mi
lado, como la mía, como la de tantos seres vulgares que creemos tener la llave
de la felicidad, que luchamos por no desfallecer, levantarnos cuando nos
caemos. Y seguir, seguir...
Su nombre ha sobrevivido gracias
a este adagio inigualable. Los violines, el contrabajo, ese órgano de
ultratumba y esa sensación de ensueño que te envuelve se escuchan como el
mensaje que un náufrago lanzara al océano de los tiempos que todo devora y
escupe. Con el Adagio en sol menor Albinoni describió la sensación de tristeza más
profunda, aquélla que te hace plantearte si merece la pena continuar en la
brecha cuando el dolor más profundo te arranca el corazón a jirones.
3 de mayo de 2014
Anoche mi buena amiga Noemi, “mi músico
de cabecera”, me hizo reflexionar sobre la autoría de esta maravillosa pieza,
sobre el Adagio de Albinoni. Ella, prudente siempre, no ha osado enmendarme la
plana públicamente pero yo sí lo haré. Así, a la luz del día, una vez superados
los sentimientos y sensaciones que la noche me provocan me he puesto manos a la
obra.
Resulta que la pieza tiene su
leyenda. Empezando porque no se trata de una obra nacida de la pluma del
compositor barroco veneciano de los siglos XVII-XVIII sino de un musicólogo
italiano llamado Remo Giazotto, compuesta en el año 1945. Giazotto es
especialmente conocido por su clasificación y catalogación de las obras de
Albinoni. Cuando la Bilioteca Nacional de Dresde fue destruida durante la
Segunda Guerra Mundial, gran parte de la obra de Albinoni se perdió. Fue
entonces cuando Giazotto dijo haber encontrado un fragmento manuscrito de 6
compases del compositor barroco, en el que se había basado para reconstruir
este Adagio en sol menor. La realidad es que el citado manuscrito nunca
existió, todo salió de la mente de Giazotto, tanto la leyenda del manuscrito
como la composición musical obra totalmente suya.
Lo curioso es que, a bote pronto,
no se entiende muy bien el proceder del musicólogo italiano que tan
generosamente cedió sus derechos de autor a un maestro del barroco veneciano
que llevaba más de 200 años muerto, a no ser que lo que pretendiera fuera
inmortalizar su única composición musical endosándosela a un compositor
pretérito consagrado. Quizás Giazotto era consciente de que una obra así no
tenía cabida en el repertorio “culto” contemporáneo y pretendía darla a conocer
como barroca. En cualquier caso, el resultado de su estratagema es cuando menos
paradójico: a Albinoni se le conoce más por una obra que jamás compuso y
escrita por alguien del siglo XX, que por su propia obra, que es abundante y de
bastante calidad.
De todas maneras, reflexionando
un poco más, cualquiera que conozca un poco la estructura de la música barroca, le es posible darse cuenta de que no nos encontramos ante una composición barroca.
A veces nos dejamos llevar por las sensaciones sin reflexionar sobre lo que
escuchamos.
Pero, estaréis conmigo que,
contemporáneo o barroco, este magnífico Adagio ha pasado a formar parte de la
cultura popular. Aunque sepa mal se ha utilizado en
numerosos en anuncios, programas y actuaciones de todo tipo. Se ha transcrito
para otros instrumentos solistas, agrupaciones instrumentales o corales. Se han
realizado adaptaciones a otros estilos musicales. The Doors, por ejemplo,
utiliza el Adagio como fondo en su tema Feast of Friends, mientras Jim Morrison
recita un poema, Yngwie J. Malmsteen se inspiró en él para componer su Icarus
Dream Suite Op.4, Sarah Brightman le ha puesto incluso letra. Ha pasado, en
definitiva, a formar parte de nuestra cultura y nuestra sensibilidad común, por
encima de otras obras supuestamente más “contemporáneas”, que sin embargo, tan
poco nos conmueven y tan poco nos representan.
A mí, el "original" me sigue erizando la piel cada vez que lo escucho, poniendo un nudo en la garganta, evocándome tantos y tantos momentos llenos de tristeza que me es imposible sustraerme de la melancolía.
Estimado: el de la foto que dice "Remo Giazotto", no es tal, sino el gran director de orquesta alemán Herbert von Karajan.
ResponderEliminarGracias Gustavo por pasarte por aquí, pero lamento contradecirte. Es Remo Giazotto. Te invito a darte un paseo por las imágenes de Google.
EliminarGracias de todas maneras. Un abrazo.
Desde que la oí por primera vez, ese Adagio es tristeza de un dolor desconocido.
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