domingo, 6 de agosto de 2017

Tocaoras

Las desheredadas de Paco de Lucía

“La tierra tiene grietas por donde escapa el dolor, aquel que ha sido enterrado injustamente y que busca una manera de hacerse oír. A veces suena a flamenco, grita las penas por bulerías y sangra por la guitarra. Un grito de guerra, una reivindicación. Si la batalla de los gitanos por dejar de ser un pueblo discriminado lleva siglos librándose, son ahora las mujeres las que aúllan para denunciar la doble dificultad —la de su sexo y la de su etnia— para hacerse un hueco en este arte que ya los romaníes practicaban en las fraguas al son del martillo.” En la lucha de las tocaoras por hacerse un hueco en este arte, Noemí López Trujillo en El Español lo define muy bien: el flamenco sangra.


Tocaora, sustantivo común femenino, una palabra que se halla escasísimas veces empleada en la bibliografía  sobre  flamenco,  si  exceptuamos  su  función  adjetiva,  calificando  términos como dinastía, sensibilidad, personalidad, calidad... Esta ausencia responde a  un  hecho  sorprendente.  Si  en  la  historia  y  actualidad  del  flamenco  encontramos  un  elenco imprescindible  y  esencial  de  mujeres  cantaoras,  bailaoras  o  jaleadoras,  de  insólito  podemos calificar  la  casi  total  ausencia  de  mujeres  dedicadas  al  arte  de  la  guitarra  acompañante  o,  más recientemente,  de  concierto.  ¿Por    qué    falsetas,    rasgueos,    acordes...    han    pertenecido    casi exclusivamente al patrimonio masculino? Basta con teclear en internet "mujer tocaora flamenco" para toparse con un foro en el que se plantea la siguiente cuestión: "¿Cuántas guitarristas flamencas conoces?". "Yo no soy machista, pero la guitarra flamenca no pega en una mujer. Las pocas que he visto son flojas tocando, el flamenco necesita mucha fuerza y sangre caliente, y un sentimiento un tanto agresivo que muchas veces una mujer no puede expresar bien", contesta un usuario en el hilo.

Fuerza y sangre caliente que la mujer no puede expresar bien. La tocaora noruega afincada en España Bettine Flater ha comentado en varias ocasiones que, en una de sus primeras clases en Sevilla, un compañero le dijo: "¿Tú sabes que Paco de Lucía ha dicho que las mujeres no tienen fuerza en la mano para tocar la guitarra, no?". Y es que desde que murió el de Algeciras, hace algo más de tres años, algunos cabales dicen que no tiene sustituto y otros se arriesgan y nombran a Tomatito, Niño Josele o Vicente Amigo. Son sólo algunos de los que se barajan porque en España hay muchos tocaores y muy buenos. También algunas tocaoras, pero casi nadie las cita. Antonia, Marta, Caroline o Noa son nombres que no se escuchan cuando se nombra a los posibles herederos de Paco de Lucía.

Pero eso no ha sido siempre así. Desde el siglo XIX y hasta la Guerra Civil, hubo más tocaoras que hoy; incluso algunas de ellas llegaron a ser reconocidas a nivel internacional aunque fueran muy pocas las mujeres que se dedicaran a esta profesión o que llegaran a obtener tanta fama y popularidad como los hombres. A todas les resultó más complejo “hacerse hueco” en este arte ya que desde los comienzos del flamenco, este ha sido considerado un mundo de hombres. 

Adela Cubas (Revista Nuevo Mundo 8-3-1906)
Adela Cubas es un ejemplo. Sus padres no le permitían actuar pero ella consiguió ser profesional ya en 1900. “El deber de entretener”, como lo llama la profesora Eulalia Pablo Lozano en su libro “Mujeres guitarristas”, daba acceso a las “señoritas” a tocar el arpa, el piano o la guitarra para ejercer de perfectas anfitrionas. No para subirse a un escenario o hacer carrera artística. Una mala racha económica hizo cambiar de idea a los padres de Cubas y así fue como la guitarrista mantuvo a su familia interpretando todo tipo de músicas, también flamenco, por toda España. No sólo tocaba, también dirigía espectáculos y los críticos se referían a ella como la “notabilísima” o “celebérrima” guitarrista. Otras de la misma época, como La Antequerana o Anilla la de Ronda, citada por Federico García Lorca en 1922 en el Concurso de Cante Jondo de Granada, tocaban para acompañar su propio cante y también vivían del flamenco. Pero Cubas tenía un gancho especial con el público, en un tiempo y un entorno que Eulalia Pablo define “de hombres, duro y socialmente desprestigiado”.

Estas y otras tocaoras se vieron obligadas constantemente a luchar para que su trabajo sea reconocido, tratando de evitar el machismo que se ha generado culturalmente a lo largo de la historia por el mero hecho de ser mujer. Noelia Heredia, gitana madrileña de 44 años recuerda que hasta la Guerra Civil, la guitarra era un instrumento mayoritariamente de mujeres. "Las gitanas eran tocaoras y, además, fumaban puros. Hay un retroceso brutal". Sus nombres se perdieron en las brumas del tiempo y, quizás también, se enterraron en los años oscuros de una Dictadura que relegaba a la mujer al papel social de un menor de edad. “El modelo de mujer inspirado en la sección femenina hizo que muchas ni se plantearan el espectáculo, menos el flamenco, como medio de vida”, explica Alicia Cifredo, directora de Tocaoras (ver presentación) un documental que investiga la evolución de la mujer en el mundo de la guitarra flamenca a través de la figura de Eloína, una estudiante de baile flamenco y antropología social que, con ayuda de su amiga Carmen, inicia un estudio sobre las mujeres guitarristas flamencas. Su primera sorpresa aparece al conocer que el título en esta especialidad se expedía en Rotterdam cuando aún no existía en España. A partir de aquí, emprende un curioso viaje en el tiempo para localizar a las tocaoras de los dos siglos anteriores. Eloína se apasiona cada vez más al irse encontrando con las mujeres que ejercen profesionalmente este oficio en la actualidad. Ellas le muestran su arte, su disciplina, sus miedos, sus giras, sus compañeros... todo su mundo.


Mujeres entre las cuerdas. Mujeres que deslizaban sus dedos con presteza y maestría desde la prima al bordón. Mujeres guitarristas flamencas como hoy lo son también Antonia Jiménez, Marta Robles, Caroline Planté, Bettina Flater, Noa Drezner... Mujeres con las que tenemos una deuda pendiente.

La primera vez que escuché a Antonia Jiménez fue este verano en el programa Carne Cruda, junto a Marta Robles, la principal compositora del grupo Las Migas. En clase, entre las decenas de niños que aprendían a rasguear la guitarra, ella era la única niña que lo hacía. Y siguió siendo la especial, la distinta, la minoría en un mundo, el del flamenco, que permite que la mujer cante y baile pero no que toque. “No tuve el apoyo de mi padre, tampoco el de mi madre y todos en mi entorno decían que estaba loca”. Con motivo del Festival de Flamenco de Berlín, la tocaora asegura en una entrevista que "en el flamenco hay una mirada muy masculina". "Hacerte un hueco es bastante difícil. Empecé mi carrera profesional con quince años. He tenido que luchar un montón, como todas. Mi caso no es nada especial porque en todos los aspectos de la vida las mujeres siempre tenemos que luchar más. A mí como guitarrista me criticaban mucho, me miraban con lupa". Antonia toca la guitarra desde hace 30 años y es guitarrista de referencia para varias compañías de primer nivel, como la del bailaor Marcos Flores. Aunque apenas se la conoce fuera del flamenco, es un modelo para las que empiezan. 


Cuando Marta Robles fue alejándose de la guitarra clásica para adentrarse en la flamenca se encontró con la misma soledad. ¿Dónde estaban las mujeres? 


Fernando González-Caballos, periodista especializado en flamenco, las puso en contacto. Que tenían que tocar juntas. Fue hace tres años. Desde entonces, estas dos pioneras de la guitarra flamenca se juntan en el escenario con el espectáculo Dos tocaoras pre el Festival Flamenco Diverso el primero con un enfoque de género y LGTBQI dentro de este mundo. Nunca habían trabajado juntas, explican en el programa de Javier Gallego, pero la complicidad al preparar este trabajo fue instantánea, y su esfuerzo de meses vio la luz a finales de junio en un espectáculo sin precedentes. En “Dos tocaoras” reivindican el lugar de las instrumentistas, absoluta minoría tras 170 años de tradición


Noa Drezner,es una de esas tocaoras (¿os habéis fijado cuantas guitarristas extranjeras estamos nombrando?) que han seguido la estela de Antonia Jiménez. “En cuanto llegué a España vi que tocar aquí iba a ser complicado”. Esta mujer de 34 años tañe desde los siete y le choca que siendo esta la cuna del flamenco le cueste tanto a las mujeres hacerse una carrera tocando.


La canadiense Caroline Planté fue la primera mujer en grabar un disco de toque flamenco. Fue en 2010. “hace años me lo decían en Montreal, mira que si fueras tú la primera mujer guitarrista flamenca que graba disco…” dice en la revista digital deflamenco.com Y así fue. Hoy, la niña que eligió la guitarra siguiendo los pasos de su padre, es una de las más reconocidas por la crítica y dirige el Festival de Flamenco de Montreal. Cuando llegó a España ya llevaba 18 años como profesional pero el aterrizaje fue un shock. “Un maestro de Sevilla me dijo que me enseñaría a tocar para concierto, pero no para acompañar baile ni cante porque eso era para los hombres”.


Buscando videos de la canadiense me he encontrado con este corto, una verdadera joya.

 

“La guitarra clásica para las niñas. La guitarra flamenca para los hombres”. Así le respondió su padre a Laura González a mediados de los noventa cuando siendo adolescente le informó de que prefería empuñar la guitarra que dedicarse al baile, faceta junto al cante en la que las mujeres no encuentran tantos impedimentos. González se enfrentó a su familia y consiguió convertirse en una celebrada concertista y profesora de conservatorio. Escuchad esta Guajira, de su disco "De aquí p'alla" (2008), acompañada por José Rojo (2ª guitarra) y Jorge Cano (percusión).


Davinia Ballesteros, la más joven de todas las tocaoras que aparecen aquí, es la que tienen, quizás, una formación más académica de todas. Nació en Málaga en 1982, lugar donde comienza sus estudios de guitarra a los 6 años de edad. Estudió guitarra clásica en el Conservatorio Superior de Música de Málaga con matrícula de honor, Premio de Honor Fin de Grado y es licenciada guitarra flamenca, recibiendo diferentes premios a la largo de su carrera. En la actualidad además de conciertos, da clases de pedagogía y lenguaje musical. 


Acabaremos con Bettina Flater.  Nació en Noruega, pero cuando toca la guitarra suena a rondeña y tangos. Viajó a Sevilla buscando raíces musicales y descubrió que tenía que encontrarlas sólo por dentro. Dice tener complejo de “guiri” en ciertos ambientes flamencos, pero la suya es la historia de una mujer fuerte y valiente, segura de lo que hace. En 2012 editó su primer disco, “Women en Mi”. Pop anglosajón, folclore noruego y guitarra flamenca son las tres patas de su fusión musical.

        
       Una vez más cada claro que debemos seguir luchando para visibilizar la presencia de las mujeres en cualquier ámbito para lograr una igualdad efectiva de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.  
Buenas noches. Bona nit. Καληνύχτα. مَساءُ الخَير . Gabon. 굿나잇. Boas noites. 晚安 グッドナイト    Buonanotte. לילה טוב

Fuentes
http://www.elespanol.com/reportajes/20151023/73742681_0.html
http://www.sibetrans.com/trans/public/docs/trans_15_07_Lorenzo.pdf
http://dondeestanlastocaoras.blogspot.com.es/
http://luiszaratan.blogspot.com.es/2017/01/la-mujer-en-la-guitarra-flamenca.html
http://www.elespanol.com/cultura/musica/20160222/104239834_0.html