Un estado de emoción constante
Uno de los experimentos más extremos de la era digital lo puso en marcha
Paul Miller, un redactor de tecnología del blog The
Verge, conectado permanentemente y cuyo trabajo consistía
en probar todo tipo de juguetes tecnológicos. Su misión: No conectarse
a Internet durante todo un año. Su experiencia es muy interesante. La
conclusión, más interesante todavía: Un
año sin internet y te quedas más solo que la una. Porque, digan lo que
digan, Internet está donde está la gente.
En casa hemos estado casi una semana
sin conexión. Dejando de lado la sensación de ser un David contra el Goliat que suponen las poderosas compañías telefónicas que te torean, te mienten, te desprecian y luego te
pasan el recibo, la falta de Internet ha provocado la lejanía muchos de mis contactos
cotidianos, a los que he echado mucho de menos, serios problemas de mi hija
para hacer sus trabajos universitarios (todo en la Universidad está en “la
nube”) y la imposibilidad de publicar mi periódica entrada en este blog. Pero
no hay mal que cien años dure, así que aquí estoy de nuevo.
Estos días de descanso, no sé por
qué motivo ha venido a mi memoria el recuerdo de una inolvidable tarde que pasé
en el Teatro Victoria de
Barcelona. Sería mayo o junio de 1990. Yo estaba embarazada de Izan, mi primer
hijo, cuando fuimos a ver la adaptación musical de la obra del dramaturgo catalán Angel Guimerà,
"Mar i Cel"
(1888).
“Mar i Cel” es una bella historia
de amor trágica (como todas las de esa época literaria) de una joven cristiana
(Blanca) que se enamora de un corsario morisco (Saïd). La lucha entre dos
mundos llenos de incomprensión, dos culturas irreconciliables. Intransigencia e
incomprensión que cuenta con muchos paralelismos con la intolerancia rancia del
mundo en el que nos ha tocado vivir y que somos incapaces de cambiar. Quizá no
deja de ser una versión de "Romeo y Julieta",
pero el caso es que es de las mejores y más espectaculares.
Recuerdo como si fuera ayer cómo en un momento dado de la obra, Blanca
se entera de la historia de Saïd, de cómo los
echaron de sus tierras, cómo mataron a su madre y fue expulsado del
país. Al descubrir una
historia tan dramática no puede contener el llanto, aunque fuera por alguien que
hasta entonces consideraba su enemigo.
- BLANCA: Siempre he mirado al infinito
Siempre
he buscado la última estrella.
Siempre
he pensado, siempre me han dicho
Que
el mundo es una maravilla.
Yo
que en las noches de sueño ardiente
En
blancos sábanas y paredes blancas,
Veía
pasar feliz a la gente,
Con
la mirada clara y franca.
- SAÏD: Siempre
he tratado
- BLANCA: Yo siempre he visto florecer la suerte.
- SAÏD: Siempre
he luchado por sobrevivir.
- BLANCA: Yo
a mi alrededor he visto sonreír.
- SAÏD: Siempre
he querido morir matando.
- BLANCA: Toda
la vida he estado jugando.
- SAÏD: Siempre
me he ido jugando la vida.
- BLANCA: Y
no me he hecho ninguna herida.
- SAÏD: ¿Por
qué ha llorado? ¿Por qué ha llorado?
Como nunca había visto llorar.
- BLANCA: ¿Qué
me ha pasado,
¿Qué me ha pasado?
- BLANCA Y
SAÏD: ¿Por qué he / ha llorado?, ¿Por qué he ha llorado?
Como
nunca había visto llorar? / Como nunca
había visto llorar (bis)
- BLANCA:
Ahora me despierto en el
fondo de un pozo
Veo que en el mundo la gente se odia
Y en la oscuridad todo se remueve
Como si no fuera la luz del día
Para ellos la guerra es importante
Y todo es lucha y embestida
De hombres feroces e inhumanos
Que no quieren ni la vida.
- SAÏD: Pero en este mundo cruel y sordo...
- BLANCA: Pero en medio del odio y del horror...
- SAÏD: hay quien no quiere arrastrarse;
- BLANCA: hay quien no se cree esta farsa
- SAÏD: hay alguien que lleva un mundo tan
nuevo ...
- BLANCA: veo una luz al fondo del pozo...
- SAÏD: que me hace volver empezar a vivir.
- BLANCA: hay alguien que lucha por ser libre.
- SAÏD: ¿Por qué ha llorado? ¿Por qué ha
llorado?
- BLANCA: ¿Qué me ha pasado? ¿Qué me ha pasado?
- BLANCA Y SAÏD:
¿Por qué he / ha llorado, por qué he / ha llorado?
¿Por
quién no debía llorar? / como nunca había visto llorar (bis)
Me hace sonreír recordar que tampoco yo pude
contener el llanto aquella tarde en el Teatro Victoria. Mi sollozo, abrazada a
Jesús, al acabar el tema resonó en toda la sala.
“Mar i Cel”,
se convirtió en el musical más mítico de la compañía Dagoll Dagom . Se estrenó por
primera vez en 1988 y marcó un hito en la historia del género musical hecho en
nuestro país. Puede considerarse la primera producción autóctona de un
espectáculo musical en catalán de gran formato. Marcó un antes y un después en
la historia de los musicales entre nuestras fronteras gracias al éxito de
público y crítica. Superó todas las previsiones y conquistó a toda España.
Contando tanto la producción original como la reposición del 2004, (llevada a
cabo para celebrar los 30 años de la compañía y los 16 del estreno) el musical
ha sido visto por más de un millón de espectadores y ha logrado diversos
galardones. Xavier
Bru de Sala y Albert
Guinovart, en la adaptación de texto y la adaptación musical
respectivamente, hicieron posible un éxito sin precedentes.
La
tragedia transcurre a bordo de un gigantesco barco pirata, que magnifica la obra
por su gallardía ocupando el centro del escenario, surcando las imaginarias
aguas del teatro Victoria, la guinda de un gran espectáculo.
Ya sé que es lunes y que la semana se nos ha echado
encima. Sin embargo, os aconsejo que cuando necesitéis parar el mundo porque
queréis bajaros os sentéis delante de la pantalla del ordenador, y os deleitéis
con esta maravilla completa tal y como yo la vi en 1990.
Y si se os apetece este Making off, completaréis vuestra emoción de esta noche.