“Siempre he estado fascinado con la idea de la
música y la manera cómo llega a existir”
Hace treinta y ocho años, un
jovencísimo guitarrista, que llevaba en el mundo del jazz desde los 15 años, grababa su primer disco personal junto a otros dos
músicos principiantes.
Era 1975, y un larga duración de la entonces y aún ahora idolatrada ECM presentaba
a Pat Metheny un joven
guitarrista de Misuri, 21 años a la sazón. Una vez más el olfato de Manfred
Eicher, alma máter de la discográfica alemana, volvió a mostrarse inapelable: El LP “Bright
Size Life” no fue un gran éxito de ventas pero puso sobre la palestra a dos
nombres que se convertirían de inmendiato en pilares incuestionables del jazz
contemporáneo: Pat Metheny en su primer disco personal (días antes había
grabado como “sideman” de Gary Burton) y un joven y también
desconocido Jaco
Pastorius en su primer trabajo serio. Les acompañaba el batería Bob Moses; el trío tenía dos
años de vida y dispuso de tan solo seis horas para grabar su disco.
Decir que es el mejor
guitarrista de jazz, tener una larga lista de éxitos musicales
en el número uno haciendo historia o tener más Grammys que Michael Jackson no son palabras suficientes
para entender la importancia de Pat
Metheny en la música.
En efecto, hablamos de uno de los
compositores más importantes de la historia de la música moderna; además de
lograr reinventar el jazz a través del tiempo, evitando dejarlo en el pasado
como un recuerdo agradable de la música, Metheny ha sido compositor de piezas musicales de jazz, rock clásico y
moderno para grandes orquestas y pequeños conjuntos que hoy en día
intentan mezclar instrumentos acústicos y electrónicos y que lo han hecho merecedor de 17 premios Gammys. Su
experiencia y curiosidad por la música lo han llevado a tocar con personalidades como Ornette
Coleman, Michael Brecker, David Bowie y Herbie
Hancock, solo por mencionar algunos; y como si fuera poco, ha
sido pieza clave en el desarrollo de nuevos instrumentos musicales, tales como
la guitarra “Pikasso” de 42 cuerdas, la acústica soprano, y la Ibanez PM-100. Into The Dream (En el
sueño) va a ser la primera joya de esta fresca noche de mayo.
Su capacidad de improvisación y su creatividad sin límites, unida a una grandísima capacidad de innovar a través de la tecnología, le hacen casi único; además, un ejemplo clarísimo de lo que representa la energía de vital de un músico: ideas geniales, mente libre, gran capacidad técnica para transmitir esas ideas, y aportación al grupo como lema principal. Qué mejor que las propias palabras de Metheny sobre su propia experiencia en una entrevista que le hizo el diario El País en el año 2000.
"La música es como un tema
infinito, que tiene tantos ángulos distintos, tantas perspectivas desde las que
abordar las cosas, que hasta en la idea de la improvisación del jazz hay muchas
maneras de hacerlo. Creo que a lo largo de una carrera es importante imponerte
a ti mismo desafíos, y a la vez ser capaces de mantener un sello personal.
Cuando veo hacia atrás mi carrera, es cierto que hay muchos tipos de música,
pero creo que sigue manteniéndose al fondo un desafío básico, una relación con
la música que es consistente".
Cuando Pat Metheny imrpovisa lo hace de una forma totalmente melódica. Llega a un punto en que sus solos pueden ser silbados
o cantados cual melodía. Esa característica le dota de una musicalidad y expresividad
muy elevadas que conectan directamente con el público. Sus conciertos se asemejan a los de un artista Pop, en que los
asistentes cantan sus canciones. Cuando Pat Metheny toca, se deja llevar
libremente como quien va de paseo, como si la guitarra fuera la que toma las
riendas.
"Improvisar en música se parece mucho a hablar",
explica. "Es un lenguaje, y mucha gente que se acostumbra a improvisar lo
hace por la costumbre que tiene de hablar o comunicarse con otra gente. Es
difícil que alguien planifique exactamente lo que va a decir. La mayoría tiene
una idea general y es capaz de dejar que la propia mecánica del idioma dé
forma, en algún lugar de su mente, a aquello que quiere decir. Nadie piensa en
términos de sustantivos, verbos y adjetivos. Improvisan lo que dicen, y eso es
lo que hago cuando toco. Es muy normal para mí sentirme confiado en mis
habilidades de improvisación lingüística. Cuando trabajas con formas musicales
muy sofisticadas, no es algo que simplemente te pones a hacer. Tienes que saber
mucho del tema. Es igual que si tienes que dar una conferencia de física
nuclear. Pero si dominas la materia no te resultará difícil. Los grandes
improvisadores tienen una reserva tremenda de experiencias que es la que te da
la libertad para expresarte". Creo que en esta pieza, Medley, queda reflajada esa capacidad y esa libertad.
Pero Pat Metheny, más allá de ser un músico exitoso, es un contador de historias que en medio de opciones infinitas ha escogido el jazz como su poética favorita para expresar de uno u otro modo el mundo en el que está; aquel mundo que ha olvidado sentir, un mundo que ha caído en clichés y en cientificismos quitándole la mística al lenguaje para convertirlo en obviedad. Ha grabado con muchos músicos, y en tantos diferentes contextos musicales, que es una tarea muy difícil para mí elegir los ejemplos de su trabajo. Compone sin ningún tipo de prejuicio ni barrera. Se deja influenciar por todo tipo de estilos y géneros musicales, se rodea de músicos de los que él mismo dice que no deja de aprender, experimenta constantemente, y siempre quiere ir más allá para aportar algo al mundo de la música. En el tema Antonia, se fusiona con lo que parece un tango.
Interesantísimo tema interpretado junto a Charlie Haden Our spanish love song (Nuestra canción de amor española) que demuestra cómo es capaz de impregnarse de estilos y culturas.
"No hay que encerrar la música en ninguna celda", dijo en otra entrevista al mismo diario en 2005 "Una cosa son las músicas y otra, los músicos. Para mí, no existen los estilos ni las categorías: se trata de establecer una relación entre personas que se conducen de una manera natural y honesta. En la sintaxis musical no tenemos un material tan tangible como en la pintura. Nosotros contamos con otros materiales que muchas veces no tienen paralelo en el mundo físico. Para mí, la música es un mundo completo en sí mismo. Es un lenguaje afectivo que sólo existe en términos musicales. Lo que desarrollas al componer música para películas es captar una perspectiva de lo que ese lenguaje puede expresar y hacerlo coincidir con lo que ese otro creador quiere expresar. Se trata de encontrar algo con la suficiente resonancia y significado. Y ésa sí que es una habilidad humana, distinta a la capacidad musical de componer".
He aquí su homenaje a Ennio Morricone,
interpretando la banda sonora de Cinema Paradiso en un
concierto del año 2003. Le acompañan el contrabajo de Chris McBride y la batería
de Antonio Sánchez.
En sus actuaciones, Metheny saca de paseo guitarrillas del tamaño de un perrito pequinés y guitarrones que hubieran puesto en fuga a un tigre de Bengala, guitarras de esbeltez clásica y feas guitarras con muñones llenos de mandos. Con todas despliega su virtuosismo infalible en forma de raudos automatismos que le bastan para garantizar el éxtasis colectivo. Letter from home (Carta de Inicio)
En la búsqueda de nuevos sonidos y teniendo una guitarra hecha a medida para explorar, Pat experimenta con dos de las propiedades de una cuerda: la afinación y el tipo de cuerda. Para expresar la canción con las armonías deseadas y sin estirar los dedos de forma amorfa, Pat "reinventó" una afinación (alterada) que mejor le quedaba a sus canciones y a sus exigencias armónicas. The sound of silence es una sublime versión del famoso tema de Simon and Garfunkel.
La máxima expresión de su música es el Pat Metheny Group, creado en 1976 junto a Lyle Mays (junto a él ha escrito grandes composiciones a dúo) y Steve Rodby. El grupo se compone por ellos tres más una serie de músicos multi-instrumentistas que han ido variando a lo largo de los años en función del proyecto. Lo que destaca del Pat Metheny Group es la gran calidad de sus composiciones, la introducción de melodías cantadas, el uso de sintetizadores conectados a su guitarra, la mezcla de estilos y géneros siempre dentro del marco del jazz, y un espectacular sonido en directo: Last Train Home (El último tren) la interpreta con la guitarra barítona, con cuerdas de bajo y guitarra.
El Proyecto Orchestrion, su última aventura, fue un salto a un nuevo territorio. Este proyecto representa una dirección conceptual que implica la fusión de las ideas de a partir de finales del XIX y principios del XX con las tecnologías de hoy en día para crear una plataforma abierta para la invención y ejecución musical.
"Orchestrionics" es el
término que utiliza para describir un nuevo método el rendimiento, para
presentar música por sí sola en el escenario usando instrumentos musicales
acústicos y acústico-eléctricos que son controlados mecánicamente usando el
poder de la tecnología moderna. Ha experimentado mecanizando todos los
instrumentos de una banda y controlándolos con su guitarra. Esto lo convierte
casi definitivamente en un prototipo de músico del nuevo paradigma, casi del
futuro. En sus propias palabras, “no sé si he mecanizado al músico o
humanizado a la máquina“. Lo que sí ha conseguido es naturalizar el
sonido de algo programado, y aunque se echa de menos el “feeling” de su grupo,
suena bien.
Podría seguir compartiendo un tema y otro y otro hasta el
agotamiento, pero ya es hora de dar por finalizado este post no sin antes
preguntarme ¿Cuál será su próxima meta?
No me ha sido fácil elegir los temas de esta entrada que consiguieran evocar, sugerir y provocar un jazz anochecido. Ese ha sido el
objetivo de este post: compartir un músico que al volverlo a escuchar, despertó en mí recuerdos de instantes
idos, ecos de sonidos que me transportaron lejos en el tiempo o a sonreír
llevada por nombres familiares. Espero haber conseguido, una vez más, el espíritu
de la vigilia del sueño, en las "after hours" de nuestro trajín cotidiano.
17 de mayo de 2013
17 de mayo de 2013
Xavier Perarnau, un inteligentísimo y sensible amigo facebookero nos hace esta propuesta. "¿Quién no se ha sentido
profundamente conmovido y atraído por la frescura, vitalidad y sensualidad de
su música?", dice.
Gracias por tu aportación, Xavier.