domingo, 22 de enero de 2012

Nina Simone : Feeling Good

Es verdad. Hoy me siento bien.

       Hay grandes temas en la historia de la música, sobre todo en aquella era dorada de los cincuenta y los sesenta, que multitud de artistas se han dedicado a versionar con más o menos éxito y fidelidad al original. Hay canciones que son eternas y voces que son inimitables. Cuando ambas se unen se produce el milagro. Una de estas canciones que han pasado de mano en mano como la falsa moneda ha sido Feeling Good un tema escrito por Anthony Newley y Leslie Bricusse para el musical de 1965 "The Road of the Greasepaint—the Smell of the Crowd" y que la voz grave de nuestra cantante de esta noche lo convierte en único. Tengo que confesar que esta canción me corta la respiración.


        Como veis, el video que he escogido es una de esas cosas que te dejan estupefacta. Deformación profesional, supongo. Es obra de un niño de 11 años que aprendió por si mismo animación y que tiene un padre que le habla de Nina Simone

ME SIENTO BIEN

Pájaros que vuelan alto,
Saben cómo me siento.
Sol en el cielo,
Sabes cómo me siento.
Brisa moviéndote lentamente,
Sabes cómo me siento.
Es un nuevo amanecer.
Es un nuevo día.
Es una nueva vida
Para mí,
Y me siento bien.
Peces en el mar,
Saben cómo me siento.
Río corriendo libremente,
Sabes cómo me siento.
Flor en el árbol,
Sabes cómo me siento.
Es un nuevo amanecer.
Es un nuevo día.
Es una nueva vida
Para mí,
Y me siento bien.
Libélula bajo el sol,
Sabes lo que quiero decir, no?
Mariposas divirtiéndose,
Saben lo que quiero decir.
Dormir en paz cuando el día termina.
Eso es lo que quiero decir.
Y este viejo mundo es un nuevo mundo
Y un mundo valiente
Para mí.
Estrellas, cuando brillan,
Saben cómo me siento.
Perfume del pino,
Sabes cómo me siento.
Oh, la libertad es mía.
Y sé cómo me siento.
Es un nuevo amanecer.
Es un nuevo día.
Es una nueva vida
Para mí.
Y me siento bien.

      Nina fue una de las mujeres con más temperamento, pasión y carácter del soul, jazz y blues que han existido jamás. Y además de una compositora excepcional fue una luchadora incansable por los derechos civiles de las personas de ascendencia africana en América, en tiempos verdaderamente difíciles. Sus canciones están impregnadas de lucha, amor, espiritualidad, dolor... tanto que después del asesinato de Martin Luther King en 1969 dejó el país hastiada por la segregación racial que vivía EEUU. Tras vivir en diferentes países, se instaló en Francia. 

        Pero no vamos a acabar aquí esta noche, ¿verdad? De la mano de Nina Simone vamos a dejar de pensar en nuestra indignación, en nuestras frustraciones, en nuestra rebeldía, vamos a encarar la semana fijándonos en las cosas pequeñas que hacen que merezca la pena vivir. Vamos a decirle al mundo que estamos bien, que nos sentimos bien, aunque no sea cierto.

     Su biografía, contituye la búsqueda vital de una artista que ansiaba una serenidad que nunca obtuvo. Cuando ya se pensaba que era una vieja gloria, su música rebrotó con la canción.My babe just cares for me un clásico del jazz que data de 1928 compuesto por Gus Kahn y Walter Donaldson.

Imagen de Spotify
    Treinta años más tarde Nina Simone la grabó en su primer álbum "Little girl blue" inmortalizando así la mejor versión. !Un regalo facebookero de mi queridísima Aouatif! Desde su grabación en 1958 permaneció en el olvido hasta que en 1987 fue utilizado en una campaña publicitaria de Channel Nº5 y así saltó a la fama hasta ser, hoy en día, una de las canciones más populares de la historia. No olvidemos que hablamos de una melodía compuesta en 1928.

    Os vuelvo a ofrecer otro maravilloso videoclip en el que Nina aparece convertida en una sensual gatita de plastilina. Este fue uno de los primeros trabajos de Aardman Animations, en la técnica de animación stop-motion. Bajo la dirección de Peter Lord, en 1987 los creadores de Wallace & Gromit, ya demostraban con creces su talento.


        Metida todavía en este ambiente militante del optimismo de la voluntad, no podía dejar de compartir un tema verdaderamente nocturno. He Needs Me (Él me necesita)




ÉL ME NECESITA
Él no lo sabe, pero él me necesita
Y así que no importa a dónde va
A pesar de que no le importa
Él sabe que estoy ahí

Él me necesita
Tendría que dejarlo, pero él me necesita
Sé que no es muy brillante
Sólo a lo largo de la etiqueta
Oh, pero bien o mal
Yo soy su y estoy aquí
Y voy a ser su amigo o su amante

Porque mi única ambición es
Despertarlo y hacerle descubrir
Que me necesita
Tengo que seguir en la que me lleva
O de lo contrario nunca sabrás que lo necesito
Así como él me necesita

        “Moriré a los setenta años, porque después solo hay dolor”, dijo Nina. Y la gran sacerdotisa del soul lo consiguió pues murió a los setenta mientras dormía en Carry-le-Rouet, un pueblo balneario cercano a Marsella. Ahora se ha publicado una biografía sobre ella en español, “La vida a muerte de Nina Simone” de David Brun-Lambert.

        Hoy estoy bien porque es cierto que nos quieren dejar sin nada pero al menos TENGO LA VIDA.


    Las canciones de Nina Simone tienen el componente del perdón, de la reconciliación. O el tranquilizador, el que te ayuda a comprender mejor las cosas en un sentido más amplio, con perspectiva. También el de la madurez. Pero sobre todo son una mano amable que te acaricia cuando más lo necesitas. 

Lunes 23 de enero
Una fantástica sugerencia de Mar Merino Fernández: Dejaos llevar por su calidez.
I put a spell on you"




Martes 24 de enero.
A continuación a propuesta de mi amigo Joan Fonsubirà, Sinnerman (Pecador) electrizante clásico espiritual negro interpretado por Nina. Son diez minutos (ella que tiene tantos temas de menos de tres minutos) de una voz maravillosa, y unos fragmentos a piano sublimes. 
Nina aprendió la letra de esta canción durante su infancia cuando era utilizada por su madre -una ministra metodista- en los encuentros de renovación. Con ella pretendía ayudar a las personas para que confesaran sus pecados. En el inicio de su carrera éste esra el tema con el que acababa sus recitales. 


domingo, 15 de enero de 2012

Gustav Mahler

“Los que me conocen saben quién fui. Los demás no necesitan saberlo”

Este fue el epitafio que hizo poner en su lápida Gustav Mahler el compositor que con su muerte marcó el final de la vida privada de los personajes públicos tal y como muy bien explica este reportaje de El País en el centenario de su muerte el verano pasado: Mahler, el final de la privacidad. Esta noche se la dedico al hombre que con sus diez sinfonías (la última esbozada pero inconclusa) cambió el mundo de la música clásica. Seguramente me motivó la noticia de que hace un par de días, en el Avery Fisher Hall, una de las salas del Lincoln Center de Nueva York mientras transcurría el movimiento final de la su Novena Sinfonía interpretada por la Sinfónica de Nueva York y en medio de la sutil vibración de las dos arpas, los violines, violas y violonchelos, y muy por encima del contrabajo, apareció una marimba. Pero no se trataba de un instrumento de percusión, sino del ringtone característico de iPhone. Vergonzoso.

El universo sinfónico mahleriano es riquísimo y permite siempre descubrir nuevas sensaciones y significados. Su discografía es inmensa, repleta de reediciones y nuevas aportaciones. Mahler hizo de la sinfonía y la grandiosidad una forma de expresión personal única y un vehículo de evolución y desarrollo de la tradición germánica heredada desde Bach hasta Bruckner, pasando por Mozart, Beethoven, Brahms y Wagner, quien le influyó definitivamente durante su época de estudiante y del que se convirtió en uno de los más fieles intérpretes.

Nuestro gran compositor siempre tuvo la sensación de que la vida se le escapaba entre los dedos como el agua al cerrar la mano, sobre todo desde que viera consumirse durante meses entre fiebres reumáticas a su hermano Ernst, un año más joven que él. Al pie de su cama, inventaba todo tipo de cuentos de hadas para entretenerle, llenos de dragones y caballeros. Contarle cuentos a un niño de trece años que va a morir. Una situación paradójica, despiadadamente cruel, que hará mella en su corazón e inspirará el sorprendente tercer movimiento de su Primera Sinfonía 


La “Cuarta Sinfonía” es un buen ejemplo de algo que caracteriza toda su creación: una facilidad extrema para abarcar todos los registros emocionales que puede suscitar la música. Sus melodías pasan repentinamente de reflejar el anhelo de lo sublime y heroico a describir un regodeo sarcástico y grotesco. Una airosa marcha militar victoriosa se transmuta en unos cuantos compases en una lúgubre procesión funeraria. De lo alto a lo bajo y de lo inferior a lo superior. Para Mahler, una sinfonía debía abarcar la totalidad de la experiencia humana.



El adagietto de la Quinta Sinfonía fue inmortalizado en la película Muerte en Venecia. Esta sinfonía acompaña a toda la película y el adagietto corona el trágico y triste final de la misma.
Nadie que haya visto la obra de Visconti olvidará el exquisito cuarto movimiento de "la Quinta" de Mahler. Es una de esas piezas que suspenden el ánimo, como una profunda compresión del drama humano y que por eso son extremadamente difíciles de describir. Para mí, una verdadera canción de amor.

Su “Octava Sinfonía”, dicen los expertos, no es una obra que se pueda solamente escuchar. Hay que verla al mismo tiempo que se está interpretando. Porque su sobrecogedora monumentalidad tiene sus momentos (el Veni Creator o el finale), pero entre ambos extremos fluye un largo discurso en el que coros e instrumentos se dividen en pequeños grupos instrumentales y vocales casi camerísticos que se van moviendo musicalmente por la escena según un juego de timbres perfectamente establecido. Es la única sinfonía de Mahler que fue un éxito el día del estreno. 


Estaréis conmigo que la música de Mahler es como una espiral abierta hacia la exaltación de la tierra, de la vida, en la que la sinfonía actúa como espejo y síntesis del mundo y la voz, la canción, como su expresión mínima, la más íntima. Al término de su existencia, tanto la “Novena Sinfonía” como su famosísima Das Lied von der Erde (La canción de la tierra) estructuralmente llenas de auto-citas, de miradas retrospectivas hacia el camino musical recorrido, están impregnadas de melancolía y nostalgia. Melancolía que brota del amor a todo lo terrenal que, inevitablemente, habrá de abandonarse. Nostalgia de la tierra. Y de ahí el tono melancólico de la despedida, del adiós, que intenta dejar fluir esa voz, la voz de la tierra: "¡La tierra querida por todas partes / Florece en la primavera y reverdece de nuevo! / ¡Por todas partes y siempre la lejanía luce azul! / Siempre… siempre…".



Mahler ha sufrido periodos de ostracismo por culpa en parte a su carácter innovador y en gran medida por la llegada del nazismo a Europa y particularmente a Austria y Alemania, que la tachó de “degenerada”. Su condición de judío, también ayudó a que esto fuera posible Cuando era minusvalorado en vida por críticos y directores, afirmaba: “Mi tiempo llegará”. Y acertó. Sus sinfonías han ido creciendo en valoración, como un universo sonoro que integra felicidad y dolor, alegría y tristeza, y transmite dudas e intensas y complejas emociones. Un buen montón de esa emociones provocadas por la que fue su inspiración y su desasosiego, su mujer Alma Mahler. Pero esa es otra historia.

sábado, 7 de enero de 2012

Dhafer Youssef

Donde se cruzan las estrellas fugaces

Nos hemos vuelto todos locos, apresurados por vivir deprisa, por llevar una actividad frenética a lo largo del día. Huimos de las pausas, del silencio, de perder el tiempo, de pararnos a pensar, de escuchar nuestro interior.
Wikipedia
Pero gracias a los dioses hay quienes queremos poner un freno para poder vivir nuevas experiencias, y la música de Dhafer Youssef es un buen lugar para comenzar. Este cantante tunecino abre su alma y proyecta mil significados de dolor, inspirados por la sabiduría y la espiritualidad de la tradición Sufi, resultando una música de tal belleza que se convierte en eterna, mejor, intemporal, y podemos imaginarlo tocando en cualquier momento de la historia de los últimos mil años. Esta noche quiero compartir con vosotros el sonido de Humanidad (nuestra esencia como seres humanos) que resuena dentro de todos nosotros, una universalidad que remueve algo en nuestro interior, tan profundo que nunca supimos que estaba allí. 

Lejos de todos los tópicos que a menudo afectan al jazz y las llamadas músicas del mundo, lo que hace este vocalista e intérprete de oud (el instrumento árabe a partir del cual nació el laúd europeo) es apoderarse de la potencialidad de la tecnología para teñir un abanico de sonidos tan antiguos de contemporaneidad
de "Música Antígua"

Eso es lo que captará cualquiera de vosotros que se sumerja en su obra: universalidad, haya nacido aquí o en la otra cara del planeta.
A continuación, poesía y profundidad en El ángel ciego, de su disco "Malak"

 
La música de Dhafer Youssef nos invita a viajar; Tunez, Egipto, Iran, Andalucía y tantos otros lugares aun sin nombre que se inventa con el sonido de las cuerdas de su oud. Así ha conseguido fusionar ingredientes árabes y multiculturales con el jazz y sonidos contemporáneos, acoplando un lirismo y una intensidad que es difícil de describir con palabras, a una de las voces más impresionantes surgida en este campo musical.

  Yabay


La fusión de música electrónica con ritmos tradicionales y sonidos folklóricos es un hecho en todos los rincones del mundo; desde Asia hasta Latinoamérica, los Balcanes, Medio Oriente o Europa del Este. Sin embargo, la mayoría de las veces todo se reduce a una fórmula única: hacer correr melodías e instrumentos “étnicos” sobre beats preprogramados de cuestionable valor artístico. Lejos de caer en este reduccionismo, aparece Dhafer Youssef llevando a la música árabe y norafricana por el sendero electrónico manteniendo la espiritualidad y profundidad que caracteriza a la música islámica. 

La Nuit sacree


El título, "Electric Sufi" (2001) es toda una declaración de intenciones. La espiritualidad Sufí ligada al Jazz y a la música India, todo ello con un suave entramado de arreglos y ambientes electrónicos que hacen de este disco algo realmente mágico.

Langue muette



Estaréis conmigo que la música de Dhafer Youssef es pasado, presente y futuro. Estoy segura de que la suavidad extrema con la que toca y esos ecos que provienen directamente de su corazón (puro sentimiento), sus perfectos registros en graves y agudos y sus magníficas escalas os invitarán más de una vez al trance espiritual. 

Domingo 8 de enero
La casualidad también juega en esto de la música. Después del comentario a Núria sobre el tema "Un soupir eternel" (la primera pieza que escuché de este músico y que me cautivó) he buscado de nuevo en el Gran Hermano Google y lo he encontrado en otro servicio. Estoy encantada de poderla compartir porque es una verdadera joya.



Domingo 6 de diciembre de 2015
Otra joya que me ha propuesto Parodi en su comentario a esta entrada: La danza de los Dervices Invisibles.

¡Gracias por vuestras aportaciones!